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Roma monárquica: La guerra contra los sabinos

“El rapto de las sabinas”. Nicolas Poussin. 1637-1638. Museo del Louvre.

Tras la fundación de Roma la historia y el mito siguen entrecruzándose para contar diferentes capítulos sobre su evolución y consolidación, historias que, de un modo u otro, configuran el universo mítico sobre el que se sostiene la cultura de la antigua Roma. Uno de los capítulos más trascendentes tras la fundación de la ciudad narra el conflicto con la tribu vecina de los sabinos. Según la leyenda, para poblar su recién creada ciudad, Rómulo atrajo primero a los jóvenes pastores de la zona, y después a las gentes errantes (bandidos, proscritos y marginados) de la región del Lacio.

Roma y sus alrededores. Se muestra la ubicación de latinos, sabinos y etruscos, respecto a la ciudad de Roma.
Roma y sus alrededores. Se muestra la ubicación de latinos, sabinos y etruscos, respecto a la ciudad de Roma.

Sin embargo, muy pronto Rómulo se dio cuenta de que su grupo sufría una preocupante carencia de mujeres, y que debía prestarle atención a ello, porque si no, Roma no duraría más allá de una generación. Por tanto, para asegurar el porvenir de la ciudad Rómulo preparó una argucia, que consistió en invitar a los sabinos, un pequeño grupo de pueblos que vivían próximos al monte Quirinal, a unos juegos magníficos que él mismo organizaría.

Los sabinos picaron el anzuelo, y aceptaron la invitación de Rómulo. Una vez allí, en pleno espectáculo, Rómulo hizo una señal pactada a sus hombres, que rápidamente se abalanzaron sobre los sabinos y, en medio de la confusión y la algarabía, raptaron a sus mujeres y se las llevaron después a sus casas. Esta afrenta supuso el inicio de una guerra entre ambos pueblos. que de forma simbólica enfrentaba a los padres de las muchachas con sus raptores.

“Rapto de una sabina” de Giambologna, escultura expuesta en la Loggia dei Lanzi de Florencia.
“Rapto de una sabina” de Giambologna, escultura expuesta en la Loggia dei Lanzi de Florencia.

En un primer momento, Rómulo creyó poder detener el avance sabino en el monte Capitolino, pero la traición de Tarpeia, hija del comandante romano al frente de la avanzada, permitió a los sabinos tomar la colina. En recuerdo de su traición, la ladera del monte Capitolino que da al foro romano recibió el nombre de roca Tarpeia, y pasó a ser un lugar de ejecuciones.

Tras esta derrota, Rómulo organizó otro ejército para detener de nuevo el avance de los sabinos, y ambos pueblos se enfrentaron esta vez en las marismas situadas entre el monte Capitolino y el Palatino. Los sabinos consiguieron las primeras victorias, pero justo cuando Rómulo había terminado de reagrupar a sus hombres para atacar de nuevo, las sabinas, que se sentían muy bien tratadas por sus maridos, se precipitaron entre los combatientes e imploraron que cesara la lucha. Conmovidos por el valor de las mujeres, el pueblo romano y el sabino abandonaron la contienda y firmaron la paz. Y no solo eso, sino que también decidieron unirse. Así fue como un gran número de sabinos decidió instalarse en la ciudad, lo que significó la primera expansión de la ciudad, que desde el monte Palatino creció hasta el Quirinal.

“La intervención de las sabinas”, 1799. Jacques-Louis David.
“La intervención de las sabinas”, 1799. Jacques-Louis David.
Referencia:
Emse Edapp, S.L. (2016). Roma I. Monarquía y República. Bonalletra Alcompás.

Edad Antigua