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Pedro el Grande, zar de Rusia

Pedro el Grande, zar de Rusia

Pedro Alexéievich, también conocido como Pedro I el Grande, nació en Moscú en 1672. Miembro de la dinastía Romanov, que gobernó Rusia desde 1613 hasta la “Revolución de Febrero” de 1917, fue el hijo menor del zar Alejo Mijáilovic y de su segunda esposa, Natalia. En 1682, tras la muerte del zar Teodoro III, su medio hermano mayor, que gobernaba el país desde la muerte del zar Alejo, la familia Naryshkin, con el consentimiento de la Duma, proclamó sucesor a Pedro, y a su madre como regente.

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Tipos de relaciones y salidas al conflicto

Ser social en el conflicto

Difícilmente una persona puede vivir aislada y solitaria; es más, la naturaleza obliga a hombres y mujeres a encontrarse para preservar la especie en una convivencia en donde se combinan las necesidades comunes con las diferencias individuales. En la medida en que los grupos humanos han crecido y se ha dado una división cada vez más sofisticada de tareas, la convivencia se ha hecho más complicada y los conflictos han alcanzado magnitudes nacionales y hasta internacionales, como sucedió con la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

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Guía: Filosofía. Libertad

Guia de Filosofía: No hay libertad de los modernos sin libertad de los antiguos.

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El Bajo Imperio: Crisis del Imperio romano y su división

Una larga crisis

Muerto el 17 de marzo del año 180 el emperador Marco Aurelio, víctima de la peste que azotó la totalidad del imperio, le sucedió su hijo Cómodo un joven de 19 años. Con Cómodo se inicia la crisis del Imperio Romano.

Caida de Roma
Caída de Roma.

En el bajo Imperio, entre el año 193 y el 284 d.C., entre los gobiernos de Septimio Severo y Diocleciano, se produce la crisis del siglo III. Desde el siglo III el Imperio romano vivió una grave crisis militar, política y económica. Las guerras civiles derivadas del asesinato político, la anarquía militar, las invasiones de pueblos extranjeros, los problemas económicos y los cambios religiosos como la aparición del cristianismo fueron sus causas más importantes.

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El Bajo Imperio: El mundo romano en vísperas del cristianismo

La expansión de Roma por el Mediterráneo y la conquista de nuevos territorios producto de su política imperial de dominio durante los siglos I a.C., y I d.C., constituyen dos elementos básicos para comprender por qué en Roma llegaron a convivir ideas y prácticas religiosas tanto politeístas como monoteístas. El contacto permanente, que se deriva de la conquista y el sometimiento practicados por los pueblos dominantes, termina por mezclar ideas, costumbres, y demás elementos culturales de uno y otro pueblo.

En las entrañas del Imperio Romano surgió y se desarrolló el cristianismo, una religión de carácter universal.

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El Bajo Imperio: Difusión y organización del cristianismo primitivo

Después de la muerte de Jesús, sus discípulos se agruparon en torno a Pedro, uno de los doce apóstoles (palabra que significa "enviado" y designa a aquellos discípulos que Jesús, antes de morir, había enviado por toda Galilea a predicar en su nombre). Los apóstoles o seguidores predicaron la buena nueva en las diversas comunidades judías establecidas fuera de Palestina. Los apóstoles se dirigieron a diversos lugares a predicar el mensaje de Cristo como él se los había solicitado; Pedro se estableció en la capital del Imperio, Roma, donde fundó una comunidad. Santiago llegó hasta España, Tomás viajó a la India.

Estatua de San Pedro en la plaza de la Ciudad del Vaticano
Estatua de San Pedro en la plaza de la Ciudad del Vaticano.

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El Bajo Imperio: Cristianismo y poder imperial en Roma

Tres períodos podemos distinguir en las relaciones entre Roma y los cristianos, a saber: tolerancia, persecución, y el cristianismo como religión oficial.

El triunfo del cristianismo
«El triunfo del cristianismo», del pintor Tommaso Laureti, fresco de 1585, Sala di Constantino, Palacio del Vaticano.

En sus inicios la religión cristiana no fue perseguida como peligrosa para la estabilidad de Roma; el poder no diferenciaba entre esta religión y la fe judía; la ley no impedía, ni prohibía las religiones de los pueblos dominados, de ahí que existiera una actitud de tolerancia frente a la misma. Tal es el caso de las administraciones de Trajano y Adriano, en las que por unos 30 años el cristianismo fue tolerado.

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