
Trayectoria de la política en la década de 1920: Estados Unidos
La década de los veinte y el nuevo estilo de vida
La etapa de prosperidad
La Primera Guerra Mundial no significó para los estadounidenses la dolorosa experiencia que vivieron los países europeos. En corto tiempo, salieron de una guerra lejana que no llegaron a comprender del todo y que, por una parte, no les dejó secuela de ruinas materiales y, por otra, les abrió los mercados que habían monopolizado Francia e Inglaterra. El fin de la Primera Guerra Mundial introdujo a los estadounidenses en una época de notable e inmediata prosperidad, no sólo por el hecho de que su país se hubiera convertido en la primera potencia económica mundial tras el desplome de las economías europeas, dependientes ahora de Estados Unidos a causa de las deudas contraídas con este país, sino por los numerosos inventos que habían surgido en coincidencia con la guerra. El enorme avance tecnológico favoreció un gran crecimiento de la industria de transformación, dedicada a producir una enorme cantidad de novedosos artículos de consumo duradero: aparatos electrodomésticos, receptores de radio, automóviles, y muchos otros que fueron configurando una sociedad de consumo. El nuevo estilo de vida típicamente estadounidense (American way of life), transforma de manera considerable las áreas urbanas sujetas al influjo del automóvil, sin que en las zonas rurales pudiera observarse en ese tiempo una situación similar de progreso y, desafortunadamente, sin que se tomaran en cuenta los riesgos que llevaba ocultos aquella aparente prosperidad.
Trayectoria de la política en la década de 1920: Gran Bretaña
La secuela de la guerra
Las pérdidas humanas de Inglaterra a causa de la guerra fueron muy inferiores a las de Francia, y el territorio británico no experimentó los destrozos materiales que sufriera ese país. La población civil no padeció las grandes privaciones de sus aliados continentales, pues aunque en Gran Bretaña hubo cierta escasez de víveres y prendas de vestir, no había desempleo y aumentaron en gran medida las instituciones de servicio social. Los más beneficiados fueron los obreros no calificados; la guerra redujo permanentemente la brecha entre sus tasas de salario y las de la fuerza de trabajo especializadas. Las pérdidas materiales también fueron pocas, y lo más grave fue el hundimiento de un 40% de la flota mercante, pero ésta se recuperó en poco tiempo. En el aspecto económico, el efecto más negativo se dio en la producción debido a la suspensión de muchas actividades y a que la industria se concentró en promover la fabricación de artículos demandados por la situación de guerra, en detrimento de los que serían necesarios en el futuro.

Trayectoria de la política en la década de 1920: Francia
La recuperación
Las batallas más cruentas de la guerra de 1914 se habían efectuado sobre territorio francés y, en consecuencia, sus habitantes afrontaron la reconstrucción con heridas más profundas. Debido a la pérdida de alrededor de tres millones de vidas humanas, la población de Francia se redujo considerablemente a pesar de la incorporación de Alsacia y Lorena; el impacto demográfico fue todavía más grave si se toma en cuenta que las pérdidas humanas afectaron primordialmente a la población joven. Por otra parte, los efectos morales sobre la sociedad francesa eran muy intensos, y los antiguos combatientes, al enfrentar las dificultades de su reingreso en la vida civil, procuraron mantener las relaciones de amistad creadas durante el tiempo que pasaron en las trincheras, lo cual condujo a la formación de asociaciones de ex combatientes que, resentidos por la guerra, tendieron a considerar que la patria se encontraba en deuda con ellos.

Periodo Entreguerras: Los Tratados de Locarno
El "Espíritu de Locarno" y la distensión internacional
En 1925, continuaban en pie las tensiones provocadas por los tratados de paz firmados tras la guerra.

En febrero de 1925, el canciller G. Stresemann (1878-1929) anunció la disposición de Alemania a firmar un tratado en el que se garantizara el respeto a las fronteras establecidas en Versalles. Esta iniciativa constituía un giro radical en la posición alemana, que hasta ese momento había mantenido un abierto rechazo hacia los acuerdos establecidos por las potencias vencedoras. La reunión respectiva se realizó en Locarno, Suiza, entre los días 5 y 16 de octubre de 1925 con la participación de los ministros de Inglaterra, Francia, Alemania e Italia, además de los representantes de Bélgica, Polonia y Checoslovaquia.
La Sociedad de Naciones
La paz impuesta escindió a Europa entre los Estados partidarios de conservar los principios de Versalles y los que, con Alemania a la cabeza, deseaban revisarlos a su favor. Ante la inestabilidad que hacía prever la nueva situación, e inspirada en la filosofía del presidente Wilson, se creó en París una nueva organización internacional, la Sociedad de Naciones.
Este organismo nació en 1919 con la misión de garantizar la paz y la seguridad internacionales y desarrollar la cooperación entre las naciones para favorecer el progreso cultural y social. Debía coordinar la política internacional, estableciendo garantías mutuas de independencia política e integridad territorial para los países miembros. Así, los conflictos futuros debían tratarse pacíficamente, según el derecho internacional, mediante sanciones económicas o militares.

Periodo entreguerras: El problema de las reparaciones y el desarme alemán
En 1921, la comisión encargada de evaluar la deuda alemana por concepto de reparaciones de guerra fijó un total de 132.000 millones de marcos oro, equivalentes a 35.000 millones de dólares. Ésta era una enorme suma de dinero que Alemania no estaba en condiciones de pagar, en opinión del economista John Maynard Keynes quien participó como representante británico en la comisión. Además, Alemania debía entregar a los Aliados toda su flota mercante, todos los ferrocarriles, y parte de su producción de carbón y hierro. Esas exigencias eran exorbitantes, sobre todo en las circunstancias por las que atravesaba Alemania que, devastada por la guerra, era reducidas sus zonas industriales y disminuida su población como resultado de la cesión de territorios a que fue obligada por los acuerdos internacionales de paz.

Periodo entreguerras: Ajustes territoriales y nuevos Estados europeos
Los acuerdos internacionales de paz permitieron la creación de nuevas naciones y el restablecimiento de otras que habían estado bajo el dominio de los imperios vencidos en la Primera Guerra Mundial; además establecieron severas sanciones contra los países derrotados, particularmente contra Alemania. El panorama geopolítico de Europa surgido de esos acuerdos presentaba importantes transformaciones.

Copérnico y el heliocentrismo
El astrónomo polaco Nicolás Copérnico (1473-1543) fue el primero en exponer la teoría heliocéntrica en la época moderna. Al quedar huérfano con tan solo diez años, Copérnico quedó al cargo de su tío, canónigo de la catedral de Frauenburg y luego obispo de Warmia. Tras estudiar en la Universidad de Cracovia, en 1496 viajó a Bolonia, Italia, donde completó su formación cursando derecho canónico, medicina, griego y filosofía. Durante esta época recibió una gran influencia del humanismo italiano y del estudio de los clásicos, que serían decisivos en el desarrollo de su obra astronómica.
Enrique VIII y el Cisma anglicano
Aunque en otros países la ruptura con el catolicismo se dio por razones teológicas o dogmáticas, en Inglaterra se produjo porque su rey, Enrique VIII (1491-1547), no conseguía la autorización del papa Clemente VII para divorciarse de su esposa, Catalina de Aragón, ya que quería casarse con Ana Bolena. El problema estaba sobre todo en que Carlos V, emperador del Sacro Imperio y sobrino de Catalina, presionaba al papa Clemente (que al principio estaba a favor de la separación) para que no la autorizara. Tras la negativa del papa, Enrique VIII se autoproclamó Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra, con lo que se inició el cisma respecto a la Iglesia de Roma: nacía así la Iglesia anglicana.
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