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Egipto: El Complejo de Karnak

Vista aérea del Templo de Amón en el complejo de Karnak

A poco más de 2 kilómetros de Luxor se ubica Karnak, un pequeño pueblo en la orilla derecha del Nilo donde se levanta una auténtica ciudad consagrada al culto de Amón-Ra. Se trata de un enorme complejo de templos, cuya construcción se inició con la XVIII Dinastía y continuó con sucesivos añadidos hasta la época ptolemaica. Cuenta con tres recintos sagrados, pero el principal, el gran templo dedicado a Amón, se encuentra en el centro del complejo.

La fama que ha adquirido este centro se debe a que fue la sede del principal templo de Amón y al hecho de ser, hoy en día, el enclave arqueológico más amplio y rico de todo el Antiguo Egipto. La joya principal del recinto es el Templo de Amón, que, si bien en su origen (XII Dinastía) era un templo de dimensiones modestas, con los sucesivos añadidos realizados por los emperadores del Reino Nuevo alcanzó dimensiones gigantescas.

Esfinges con cabeza de carnero

Los senderos que unen los recintos sagrados en Karnak están flanqueados por esfinges con cabeza de carnero que cumplen la función de guardianes protectores.

Las obras del templo se iniciaron hace más de cuatro mil años. Su artífice fue Intef II, que quería dotar a Tebas de un gran templo dedicado al culto de su dios principal, Amón. Durante los siguientes dos mil años, decenas de faraones fueron creando y remodelando este lugar sagrado, mientras Amón se alzaba con el título de dios principal del panteón egipcio. La imagen de Amón se guardaba en el sanctasanctórum, y cuando salía de él para participar en procesiones lo hacía en su barca, llamada Userhat.

Userhat, la “poderosa de proa”

La Userhat, la “poderosa de proa”, era una barca de grandes dimensiones. Estaba construida en madera de cedro importado del Líbano y decorada con oro y plata, en su interior albergaba un altar de oro.

La mayor contribución a la configuración definitiva del templo se produjo bajo el gobierno de Ramsés II, quien hizo decorar la gran sala hipóstila, iniciada por su padre, Seti I. El magnífico bosque de 134 columnas con forma de brote de papiro es obra suya. Las columnas centrales que levantan el techo hasta los 23 metros y que abren sus cálices de papiro hasta alcanzar una circunferencia de más de 15 metros permiten la entrada de la luz, que es filtrada a través de las ventanas de los costados. Las columnas laterales, de menor altura, pero también papiroformes, mantienen sus capiteles “cerrados” a diferencia de las centrales para recordar que, sin luz, los cálices de la planta no se abren. La sala se convirtió en el lugar de coronación de los reyes en Tebas.

Columnas de la sala hipóstila del Templo de Amón en Karnak

Columnas de la sala hipóstila del Templo de Amón en Karnak

Desde la sala hipóstila se va ascendiendo por el templo a través de rampas y escalones. En el santuario se encuentran la barca del dios Amón, mientras que en el corazón del templo se halla la capilla que guardaba la imagen de Amón, el lugar más sagrado de Karnak, al que tan solo podían acceder el sacerdote supremo y el faraón.

Las monumentales proporciones del templo son la expresión de la potencia de la divinidad y de su clero, así como del esplendor de los faraones del Reino Nuevo, que deseaban ofrecer al dios una residencia acorde con el poder de su imperio.

Maqueta del Templo de Amón en Karnak

Maqueta del Templo de Amón en Karnak

Referencia:
Emse Edapp, S.L. (2016). El Antiguo Egipto y las Primeras Civilizaciones. Bonalletra Alcompás.

Edad Antigua