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Roma monárquica: Los etruscos

Bailarines y músicos etruscos. Tumba de los leopardos, necrópolis de Monterozzi, Italia.

Etruria fue una región que comprendía los territorios limitados por el río Arno, por el norte, y el Tíber por el este y el sur, una amplia zona que actualmente ocupan las regiones de la Toscana, la Umbría occidental y el Lacio septentrional. Pues bien, los pueblos que habitaban en esta región fueron conocidos como etruscos. Ya desde la Antigüedad se planteó la cuestión del origen de los etruscos. Según algunos pensadores (como Diógenes de Halicarnaso) se trataba de una población autóctona, y no procedente de Asia Menor como sostenía el historiador Heródoto. En el período de su máxima expansión (siglos VII-VI a.C.) extendieron su dominio hacia el sur, hasta la Campania, y hacia el norte, más allá de los montes Apeninos.

Mapa de la expansión etrusca entre el 750 y el 500 a.C.
Mapa de la expansión etrusca entre el 750 y el 500 a.C., las ciudades de la Liga etrusca y otras notables fundadas por los etruscos.

Poco a poco, tras perder la influencia sobre Roma con la expulsión del último rey etrusco, Tarquinio el Soberbio (finales del siglo VI a.C.), y después de ser derrotados por Grecia en la batalla de Cumas (474-473 a.C.), la influencia y el poder de los etruscos fueron decreciendo, hasta acabar sometidos tras la batalla de Sentino (295 a.C.) a la nueva potencia emergente, Roma, ya en pleno proceso de expansión.

La organización política de las ciudades-estado etruscas era de tipo monárquico, y “lucumon” era el término empleado para referirse al rey etrusco. En época arcaica el soberano era escogido de forma vitalicia: entre sus competencias se hallaban el poder judicial y el mando del ejército, y estaba asesorado por un consejo de ancianos integrado por miembros de la aristocracia. A principios del siglo VI a.C. el “lucumón” fue sustituido por magistrados elegidos anualmente, y la monarquía dejó paso a una suerte de república de tipo aristocrático.

Plaza de la ciudad de Tarquinia
Plaza de la ciudad de Tarquinia. Municipio de 16,000 habitantes aprox. (2025) en la región del Lacio, Italia; a unos 45 km de Roma. Tarquinia era la ciudad principal de Etruria y aparece en la temprana historia de Roma como el hogar de dos de sus reyes, Tarquinio Prisco y Tarquinio el Soberbio.

En el ámbito religioso, los etruscos más importantes eran los arúspices, los adivinos, ya que la religión etrusca otorgaba una gran importancia a la adivinación. Así, para interpretar las señales de la voluntad divina analizaban el hígado de los animales sacrificados, porque este órgano era considerado la sede de la vida. La religión etrusca giraba alrededor del dios Tinia, cuyo poder se hacía efectivo con el trueno y el rayo; sin embargo, Tinia no gobernaba de forma directa sobre los hombres, pues esta labor se la concedía a un grupo de doce dioses.

Parece ser que en la sociedad etrusca la condición de la mujer estaba mucho más avanzada que en otras culturas vecinas. Las féminas gozaban de gran libertad y, a diferencia de las mujeres romanas (o latinas), condenadas a la ignorancia, estas tenían acceso al conocimiento y a la cultura. De hecho, Tanaquil, una aristócrata etrusca del siglo VI a.C. (y esposa del rey Tarquinio Prisco), alcanzó grandes conocimientos en matemáticas y medicina.

Tumba de los relieves en la necrópolis de Cerveteri
Tumba de los relieves en la necrópolis de Cerveteri. La necrópolis de Cerveteri, en la provincia de Roma, posee algunas de las mejores tumbas etruscas conservadas.

La lengua etrusca

La civilización etrusca alcanzó altas cuotas de desarrollo artístico, económico y cultural, que dejaron como herencia a la posteridad el misterio de su lengua, un idioma mediterráneo que probablemente se creó a partir de la fusión entre elementos autóctonos y asiáticos. La escritura etrusca, que se servía de un alfabeto que derivaba del griego arcaico de los eubeos (lo que ha permitido relacionar ciertas letras con su pronunciación), fue descifrada en gran parte ya a finales del siglo XVIII, gracias a las más de 10.000 inscripciones en las que se ha encontrado documentada.

Mojón de los Estados etruscos
Mojón (señal permanente que se pone para fijar linderos o fronteras) de los Estados etruscos. Museo de la Academia Etrusca de Cortona.

Sin embargo, al tratarse sobre todo de inscripciones funerarias (breves y muy repetitivas), la mayor parte de los términos se refieren a nombres de personas, divinidades, términos relativos a la familia, a la sepultura, a cargos públicos o rituales. Por ello, hay muy pocas palabras de las que se sepa con toda certeza su significado, pero la continua aparición de algunas de ellas en las inscripciones fúnebres ha permitido descifrar términos propios de la jerarquía familiar como ati (“madre”), clan (“hijo”), sec (“hija”), o puia (“esposa”), o de la organización social como avtn (“familia”), spur (“ciudad”), o rasna (“Etruria”). También se ha podido establecer, aunque el consenso entre los especialistas no es total (hasta este punto llega la dificultad de estudiar la lengua etrusca), el nombre de los números del 1 al 6: thu, zal, ci, sa, mach, huth, respectivamente.

Muestras de escritura etrusca, del Liber linteus.
Muestras de escritura etrusca, del Liber linteus.

El texto etrusco más largo que se ha conservado es el “Liber Linteus” (o Libro de Agram), que solo tiene unas 1.300 palabras y se encontró impreso en unos rollos de lino que se utilizaron posteriormente para embalsamar a una momia en Egipto (actualmente se exhibe en el Museo Nacional de Zagreb). El hecho de que por aquel entonces se considerara más valioso el rollo de lino que no lo escrito en él, permite conocer algunos de los secretos de la lengua etrusca. Tras este texto, le siguen en extensión una tablilla de arcilla de 250 palabras, que se encontró cerca de Capua, y una losa de piedra grabada bellamente por ambas caras que se halló en Perugia (con unas 125 palabras).

Otra de las peculiaridades de la lengua etrusca es su sentido de escritura de derecha a izquierda, y también la utilización, a partir del siglo VI a.C., aproximadamente, de un sistema de puntos para marcar la separación entre palabras (hasta entonces la escritura etrusca carecía de puntuación y se escribía todo seguido, sin separar las palabras). Según las representaciones gráficas halladas, el etrusco solo cuenta con cuatro timbres vocálicos, los diptongos tienden a reducirse y no existe género gramatical. Algunos de los vestigios de esta lengua se encuentran aún presentes en la toponimia de la antigua Etruria, y también en determinadas características fonéticas del habla propia de la Toscana.

Vista actual del Arco Etrusco de Perugia
Vista actual del Arco Etrusco de Perugia. Los arcos etruscos, como el de Perugia, son importantes vestigios de la arquitectura de este antiguo pueblo, que influyó en el desarrollo arquitectónico de la región, especialmente en la adopción del arco y la bóveda por parte de los romanos.
Referencia:
Emse Edapp, S.L. (2016). Roma I. Monarquía y República. Bonalletra Alcompás.

Edad Antigua