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Mayas: Períodos históricos

Mientras Teotihuacan florecía en Mé­xico central, se desarrollaba otra importante civilización a 950 kilómetros al este, en las tierras bajas de Guatemala y Yucatán. Los antiguos mayas han sido considerados como la civilización precolombina más enigmática, desde que en la déca­da de 1840 surgieron descripciones de sus ruinas en las selvas húmedas de Mesoamérica. Los mayas fue­ron la única civilización verdaderamente alfabetiza­da del continente americano, pero por muchos años sus inscripciones en jeroglíficos no pudieron ser des­cifradas, sólo se podían leer los números y las fechas. Sin embargo, desde fines de la década de los 50, fecha en que se realizaron avances importantes en el des­ciframiento de los jeroglíficos, se ha revolucionado nuestro entendimiento sobre la cultura e historia maya.


Situada entre la región de Chenes y Puuc, Edzná constituyó un centro ceremonial de gran impor­tancia. Allí se agrupaban varias edificaciones, entre las que se destacan dos tem­plos piramidales. El mayor de ellos, de planta cuadrangular, tiene cinco pisos escalonados coronados por una terraza superior en la que se hallaba el templo principal. En su conjunto, el edificio alcanza 31 m de altura.

PERÍODOS HISTÓRICOS

La civilización maya se desarrolló en dos grandes etapas que se conocen como el Imperio Antiguo y el Nuevo Imperio. El Imperio Antiguo corresponde a los períodos Formativo y Clásico, y se dio entre el 300 a. de C. y el 950 d. de C., y el Nuevo Imperio, al Posclásico, entre el 950 y el 1536 d. de C. Al Igual que las demás culturas de Mesoamérica, tuvo un período Formativo, en el cual los mayas se limitaron a la faja costera de El Salvador, Honduras y Chiapas.

El desarrollo de la civilización maya conoce tres períodos históricos sucesivos y definidos: el Preclásico, el Clásico y el Posclásico. El primero de ellos se desarro­lló entre el 2.000 a.de C. y el 250-300, periodo en el que surgen algunas de las más importantes ciudades.

Período Preclásico

La civilización maya remite sus orígenes a más de 3.000 años, y recibió en sus primeros pasos la notoria influencia de otras culturas, como la olmeca. Durante el Preclásico comienzan a aparecer las primeras grandes ciudades, como Edzná y Dzibilchaltún, ambas con importantes centros ceremoniales. También es el período de establecimiento y expansión de la producción agrícola, el comercio y las manifestaciones artísticas en cerámica y terracota.

Hacia el año 1000 a.C. la población fue extendiéndose por la zona central, posi­blemente empujada por un progresivo au­mento de la demografía, iniciándose a la vez un proceso de organización políti­ca más desarrollada que incluía, por primera vez entre ellos, una mayor jerarquización social, en cuya cima se hallaban los nobles y los sacerdotes. También de esta época datan los primeros registros urbanos y una mayor diversificación la­boral, la que alcanzaba a la caza, pesca, recolección de frutos del bosque, alfare­ría, textilería y un comercio cada vez más asiduo con las poblaciones vecinas.

No obstante esta diversidad, las activi­dades agrícolas se destacaban como las más importantes, en especial las relacionadas con el cultivo de maíz, frijol, cacao y calabaza. No es de extrañar que se co­nozca a este período como "agrícola".

Corresponde al Período Preclásico el establecimiento de numerosos grupos hu­manos agrícolas y una incipiente producción ceramista, sobre todo en Santa Mar­ta, Chiapas; Xtampak, Campeche; Yaxuná y Acanceh, Yucatán; El Trapiche, Las Vic­torias y Bolinas, Chalchuapa; y finalmente en Kaminaljuyú, en el sur del territo­rio guatemalteco.


El Período Preclásico de la civilización maya coincide con el esplendor de la cultura olmeca, de la que será tributaria. De esta época data la cerámica y terracota con figuras de dirigentes políticos, militares y religiosos, destacándose por su moldeado de gran realismo y preocupación por los detalles. Dignatario de pie, museo de Young.

Período Clásico

Se prolonga aproximadamente entre los siglos III-IV y X, cuando la cultura maya alcanzó su mayor esplendor. A lo largo de este extenso período se erigieron grandes ciudades y otras tantas alcanzaron su más elevado desarrollo, sea ya urbano como religioso y cere­monial. Entre las más destacadas se hallan la de Palenque, Copán y Tikal. Se admite que durante esta época la cultura maya estaba relacionada con la de Teotihuacan, y que la declinación de ésta última aparejó la de aquella. Otras teorías señalan como causas de la decadencia maya una explosión demográfica que planteó irresolubles problemas de subsistencia de la comunidad.

La suposición inicial de que la casta sa­cerdotal era la que se hallaba al frente de la sociedad contribuyó a definir esta eta­pa, en un primer momento, como Período Teocrático. En verdad, la casta sacerdotal tuvo un papel decisivo en la estructuración del go­bierno, pero no llegó a concentrar en sus manos la totalidad del poder político. Du­rante todo este periodo, la actividad eco­nómica predominante fue la agricultura, practicada por una mayoría poblacional dedicada a la producción cerealera.


Tikal: Situado en la región de Peten, Guatemala, es el más importante centro cultural maya del Período Clásico. Se desarrolló entre los años 200 y 850, estimándose una población de entre 100 y 150 mil habitantes en su máximo esplendor. De sus numerosas edificaciones destacan seis templos piramidales y el palacio real, ade­más de otras pirámides y palacios de dimensiones menores.

Los principales centros urbanos de la zona de El Petén fueron Uaxactún y Tikal, separados entre sí por no más de 30 kilómetros. El primero alberga al templo maya más antiguo del que se tenga conocimiento en la zona. El segundo, enclava­do en el corazón mismo de la selva, llegó a concentrar en su momento de mayor esplendor a unos 100.000 habitantes. Tikal es una ciudad sagrada que cuenta con seis templos ceremo­niales considerados los más altos santuarios de la región. Tiene monumentos que sobrepasan los 60 m de altura. Su progreso se manifiesta en los avances técnicos. Sus habitantes almacenaban el agua en pozos artificiales y tenían una estructura social defi­nida. Las aldeas estaban alrededor de los centros y los pobladores pagaban con mano de obra los tributos a la clase política. Tikal fue la más grande entre las ciudades de los mayas de este período.

Otra de las ciudades importantes fue Copán, en Honduras, cuyos mejores ful­gores relucieron hacia el año 736, cuan­do se convirtió virtualmente en el cen­tro científico maya. Copán también se halla escondida entre las selvas del occidente de Honduras. Es considerada como uno de los centros de la sabiduría, cuyo testimonio de grandeza lo presentan las ruinas encontradas. Una de sus más imponentes realizaciones la consti­tuye la escalinata del Templo de los Jeroglíficos, donde cada una de las piedras utilizadas estaba esculpida en jeroglíficos y con­tiene la mayor inscripción encontrada en el área maya. En esta región, se destacan numerosos altares y estelas.


Escalinata del Templo de los Jeroglíficos, Copán

Además de las citadas, la civilización maya conoció otros centros destacados como Palenque, que, enclavado en la selva de Chiapas, llegó a su mayor desarrollo entre los años 695 y 799. Palenque es el segundo gran centro ceremonial. Durante muchos siglos fue una ciudad oculta y misteriosa; Hernán Cortés, conquistador español, pasó cerca a ella y no la descubrió, ya que se hallaba cubierta por la exuberante vegetación. Sólo hasta 1773 se conoció a través de un sacerdote español. Es uno de los centros religiosos más bellos de la arquitectura maya, ya que sus monumentos, pirámides, templos y palacios, se identifican con el paisaje. Una de las obras que sobresale es el Templo de las Inscripciones, pirámide escalonada que parece sirvió de monumento funerario a un alto dignatario. Además, se destacan las pirámides de la Cruz Foliada y la del Sol.


Palenque: Ubicada en el actual estado mexicano de Chiapas, durante la conquista española fue descubierta completamente abandonada. Constituyó uno de los principales centros maya entre los siglo V y XI, periodo en el que se alió con la ciudad de Tikal para contener la invasión de otros pueblos guerreros. Alberga grandes palacios, templos y pirámides escalonadas.

Durante todo este período se destaca una íntima e intensa relación entre el de­sarrollo maya y la influencia recibida de la cultura de Teotihuacán, muy especial­mente entre los siglos V y VII. En efec­to, Teotihuacán influyó sobre las ciuda­des mayas a través de la guerra, el intercambio comercial, el dominio polí­tico y la cultura, dejando una profunda huella en la civilización de aquéllos.

Dentro del campo de las especulacio­nes, durante un tiempo se asimiló que la cultura maya absorbió a la teotihuacana, incorporando algunas de sus singula­ridades. No obstante, el descubrimiento de algunas estelas en Tikal, por ejemplo, en las que se señalaba algún tipo de conflictividad bélica entre mayas y teotihuacanos, dejó establecido que los primeros tuvieron sobre los segundos una inciden­cia mayor, más directa y traumática.

La relación estrecha entre las civiliza­ciones y culturas mayas y teotihuacanas permite sostener que la desintegración de algunos centros ceremoniales de los pri­meros, especialmente entre los años 750 y 900, está relacionada con la caída en des­gracia de los segundos. De hecho, se sabe que la ciudad de Teotihuacán fue re­ducida a escombros entre principios y mediados del siglo VIII, tras ser saqueada por fuerzas aún no cla­ramente identificadas. Esta si­tuación derivó con el fin de la influencia de Teotihuacán en toda el área maya.


Pirámides de Teotihuacan

De esta manera, la prosperidad econó­mica y cultural alcanzada comenzó pau­latinamente a declinar y dio lugar a la aparición de la cultura de Xochicalco, y más tarde de los toltecas, en el dominio del Valle de México. No es casual que un siglo más tarde de la desaparición de Teotihuacán, la crisis de los centros mayas se reve­le como irresoluble. Entonces serán ellos los que verán despoblarse sus ciudades.

Además de la decadencia de Teotihuacán como decisiva en la de los mayas, otros factores pudieron haberse unido para pro­vocar el colapso de las ciudades mayas. Una posible explicación anida en el ago­tamiento de la producción agrícola por la progresiva destrucción de la selva y otros territorios adecuados para el cultivo, des­trucción supuestamente provocada por los sistemas agrícolas que los mayas em­pleaban. Otra teoría, en cambio, señala que la crisis se asentó en un desmedido crecimiento demográfico y, por lo tanto, en un requerimiento de producción que no llegó a satisfacerse.

Estos factores seguramente existieron y contribuyeron a gestar una crisis que, por otra parte, contó con un factor potenciador y desencadenante: las propias con­tradicciones y luchas internas dentro de la sociedad maya.

Período Posclásico

La última etapa del desarrollo maya se ex­tiende entre los años 1000 y 1697. En esta fase decaen los anteriores centros sagrados de la zona del Petén y se desarrollan las ciudades de Kabah, Sayil, Chichén-Itzá, Mayapán y Uxmal, en la península de Yucatán, región de clima seco donde floreció el Imperio Nuevo. En esta etapa, las ciudades dejan de ser centros ceremoniales y se convier­ten en núcleos residenciales. Fue un esplendoroso período que duró 200 años.

Abandonados los centros ceremoniales mayas surgidos durante el período clásico, va a destacar una corriente migratoria identificada étnicamente con los mayas arraigados en la región: se trata de los putún o maya-chontal, quienes habitaban en el sur de Tabasco. Serán ellos quienes, des­pués de la caída de los sacerdotes y diri­gentes mayas del período Clásico, van a es­tablecer un dominio sobre la región.

Los putunes provenían del delta de los ríos Usumacinta y Grijalva, desde donde dominaron las rutas marítimas alrededor de la península de Yucatán, establecidos al sur del río de la Pasión, bautizaron a tierra Acalán, nombre que significa en len­gua original "lugar de canoas".


Los dos primeros dibujos muestran balsas de guerra maya utilizados en la conquista de maya-chontal de la península de Yucatán. El dibujo inferior es de una tumba en Tikal y muestra un remero dirigiendo un gobernante fallecido en el otro mundo acuatico maya o cielo maya.

Los putunes fundaron dos ciudades principales, ambas a los lados de sendos ríos: Potonchan, junto al Champotón, e Itzamkanac, a un lado de Candelaria. La primera concentraba la mayor parte de la población y centralizaba las labores pro­ductivas y las actividades comerciales con los zoques y chiapanecos. Itzamkanac, en cambio, oficiaba como capital de Acalán, canalizando su comercio a través de la ciudad de Xicalango. Además, establecieron numerosos puertos, como Cozumel y Xel-Há, contro­lados por los itzáes, una rama de los putunes. Posteriormente los itzaes se lanzaron a una campaña por la con­quista de Chichén, lo que lograron en el 918, razón por la cual se los comen­zó a conocer como Chichén-Itzá, la más grande de las ciudades mayas. Fue fundada tres veces. Se destacó por sus imponentes construcciones de templos-pirámides, juegos de pelota, palacios, columnas esculpi­das y por los famosos cenotes sagrados. Hacia el año 950, habían puesto bajo su dominio la región oriental hasta Bakhalal y Chactemal, desde donde comenzaron a establecer relaciones con sus vecinos de Campeche. Según la mitología ma­ya, serán los itzaes quienes reciban a Quetzalcóatl, a quien rebautizaron con el nombre de Kukulkán. De esta época datan las influencias toltecas en el arte y la ar­quitectura mayas.

Hacia el año 1000, Chichén-Itzá formó una alianza con los cocomes de Mayapán y los xiu de Uxmal, conformándose de esta manera la lla­mada Confederación Mayapán, que se fracturaría en el 1194 con una guerra que concluirá con la derrota de los itzaes y xiu. El auge de Chichén-Itzá y de sus gobernantes maya-toltecas terminará ha­cia fines del siglo XIII. Los itzaes aban­donarán su ciudad y migraran hacia las selvas del Petén, donde a la vera del la­go Petén-Itzá, levantarán una nueva población en la isla de Tayasal.


Chichén-Itzá. Pirámide de Kukulcán: También conocida como El Castillo, esta pirámide estaba consagrada al importante personaje maya que le dio nombre, y que los pueblos náhualt asociaban a Quetzalcóatl y los quiche, a Gucumatz. La pirámide mide 55 metros por cada uno de sus lados, por 24 metros de altura, y está conformada por nueve pisos, todos ellos atravesados en su parte central por una escalera de 91petdaños que, sumados a la plataforma sobre la que se asienta el tem­plo superior, suman 365, como los días de su calendario.

La supremacía de Mayapán, ciudad fortificada que en su momento de ma­yor esplendor llegó a albergar una po­blación de poco más de diez mil almas. Pero hacia 1441 afrontará su fin, cuando el líder xiu de Uxmal. Ah Xupan Xiu, la destruyó por completo. En el este de la península, los putunes conservaron bajo du dominio la región de Bakhalal y Chetumal durante el pe­ríodo 1200-1480, además de regir los des­tinos del sur de Tabasco.

Tras la caída de Mayapán, la penín­sula de Yucatán se partió en 16 pequeños estados, cada uno de los cuales mantenía una cierta independencia y autonomía a través de sus propio gobernantes. Estas autonomías alimentaron, a su vez, rivalidades regionales que desencadenaron enfrentamientos militares.

En medio de esa situación fue cuando aparecieron en su horizonte los pioneros conquistadores españoles. La división conllevaba, una debilidad estructural que poco pudo hacer frente a las armas y decisión de los recién llegados. La conquista progresó en toda la región, y las últimas ciudades mayas en caer bajo la espada y la cruz española fue­ron Tayasal, de los Itzáes (el 13 de marzo de 1697); Zacpetén, de los Kowoj, y Queixil, de los Yalnain.

 Conquista española

Referencias:
GIMENO, D. (2008). Grandes Civilizaciones de la Historia. Mayas. Editorial Sol 90.
MONTENEGRO GONZÁLES, A. (1994). Civilización 6. Editorial Norma S.A.
RODRÍGUEZ, H.(1989). Historia Universal. Casa Editorial El Tiempo.

Edad Antigua