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Egipto: El Reino Medio

Mentuhotep II, el primer faraón del Reino Medio, representado como el dios Osiris.

A finales del Reino Antiguo, Egipto se hallaba en un estado desolador. La crisis social y económica y los ataques de los pueblos nómadas habían debilitado al faraón y el reino se había fragmentado. Hubo que esperar hasta el Primer Período Intermedio para que los soberanos de Tebas consiguieran restablecer la unidad de Egipto bajo la XI Dinastía. Así comenzó el período conocido como Reino Medio. Bajo la XII Dinastía, el país volvió a vivir una época de prosperidad, y las fronteras del reino llegaron hasta Nubia.

En esta etapa se llevaron a cabo imponentes obras hidráulicas y públicas, se saneó el balance estatal y se dio un ulterior empuje al desarrollo cultural. Pero en la última fase del Reino Medio, bajo las dinastías XIII y XIV, volvió a producirse un progresivo debilitamiento del poder central, que favorecería la invasión de los hicsos, un pueblo de origen semita que gobernó una buena parte de Egipto durante 120 años.

Extensión territorial del Reino Medio en el Antiguo Egipto

Extensión territorial del Reino Medio en el Antiguo Egipto

Inicio del Reino Medio: Dinastías XI y XII

A finales del Primer Período Intermedio, y tras la pugna con las dinastías de Heracleópolis, Mentuhotep II, soberano de la XI Dinastía, consiguió restablecer la unidad de Egipto y la autoridad real, por lo que se le considera el fundador del Reino Medio.

Mentuhotep II, que gobernó entre los años 2061 y 2010 a.C., acabó con el carácter hereditario de los nomarcas y reactivó con éxito la política exterior, con expediciones a Nubia y el inicio de actividades comerciales con Oriente y el mar Rojo. Gracias a su política consiguió mejorar la situación económica, sobre todo en el Alto Egipto, y reactivó el desarrollo de las ciencias y del arte.

Restos del templo funerario de Mentuhotep II

Restos del templo funerario de Mentuhotep II construido en Deir el-Bahari.

El soberano, que tras su muerte fue adorado durante décadas como un dios en Tebas, su ciudad de origen, hizo construir su monumento funerario allí, a los pies de una escarpada montaña cercana a Deir-el-Bahari. De este mausoleo solo se han conservado unos pocos restos, y en la actualidad aún no existe una reconstrucción de su aspecto original en la que los egiptólogos se hayan puesto de acuerdo.

Su descendiente, Mentuhotep IV, el último rey de la XI Dinastía, fue aparentemente destronado por un visir, Amenemhat, el primer soberano de la XII Dinastía. Su hijo, Sesostris I, aseguró las fronteras, promovió el desarrollo cultural y llevó a cabo numerosas obras públicas. En particular, durante su reinado se inició el primer proyecto para conectar el mar Rojo con el Nilo y el Mediterráneo, aunque su ejecución no llegó a realizarse jamás.

Estatua del faraón Sesostris I. Obelisco en Heliópolis.

Estatua del faraón Sesostris I. Obelisco en Heliópolis construido para conmemorar su 30º aniversario de reinado.

Con Sesostris II, que reinó durante una década, se dio un notable impulso a los trabajos de saneamiento y acondicionamiento del área del oasis de El-Fayum, con la construcción de una presa en Bahr-Yussuf y, sobre todo, con la de El Lahun, donde erigió su monumento funerario. A su muerte, en el año 1878 a.C., el trono pasó a manos de su hijo Sesostris III, seguramente el faraón más famoso del Reino Medio. Su reinado es de los pocos que pueden datarse con exactitud, gracias a la correspondencia con el orto helíaco de la estrella Sirio.

Sesostris III, siguiendo la política de expansión de su padre y su abuelo, ocupó el sur de Nubia y sometió a las tribus rebeldes de Palestina. Pero su principal contribución tuvo lugar en el campo de la política interior del reino, ya que impulsó un atrevido proceso centralizador seguido de una profunda reforma administrativa a través de la cual se suprimían los distritos provinciales (nomos). Quiso así evitar las inercias centrífugas de los gobernadores provinciales, que habían sido una de las causas principales de la crisis del Reino Antiguo.

Estatua de Sesostris III. Estela fronteriza en Semna.

Estatua de Sesostris III. Estela fronteriza en Semna (fortaleza militar egipcia en Nubia) donde se lee en uno de sus fragmentos: “Yo establecí mi frontera remontando el río más arriba que mi padre. Soy un rey que no solo habla, sino que actúa; Me llevé como botín de guerra a las mujeres nubias. Bebí sus aguas. Maté sus toros. Arranqué y quemé sus cereales...”.

Egipto pasó a estar dividido en tres distritos: Norte, Sur y Elefantina-Baja Nubia, cada uno administrado por un superintendente nombrado por el faraón.

Referencia:
Emse Edapp, S.L. (2016). El Antiguo Egipto y las Primeras Civilizaciones. Bonalletra Alcompás.

Edad Antigua