La Contrarreforma y el Concilio de Trento
Ante la irrupción de la Reforma y las doctrinas protestantes, los exponentes de la Iglesia católica vieron peligrar el catolicismo en Europa, y entendieron el riesgo que comportaba para la estabilidad política. Por ello, solicitaron un concilio que lo renovase y afianzase. En 1545, el papa Pablo III convocó en Trento, Italia, el decimonoveno concilio ecuménico de la Iglesia católica con el objetivo de reafirmar los principios del catolicismo y sanar la herida que se había creado en el seno de la cristiandad. Este proceso es conocido como la Contrarreforma.
El Concilio de Trento se desarrolló durante veinticinco sesiones en períodos discontinuos hasta 1563. Esta discontinuidad, precisamente, permitió dividirlo en tres etapas. Durante la primera (1545-1547), se discutieron los temas doctrinales planteados en la Reforma. Se reafirmaron las verdades de fe negadas por los protestantes, como la interpretación de las Escrituras, la salvación por la fe y las obras, o el libre albedrío del ser humano (en contraposición a la doctrina calvinista de la predestinación).
La segunda etapa (1551-1552), bajo el pontificado de Julio III, se caracterizó por la presencia de numerosos prelados alemanes y se centró en el reconocimiento de los sacramentos y de la misa. También se reconoció la jerarquía eclesiástica (rechazada por los seguidores de Lutero) y se fortaleció la figura del papa. Por último, durante la tercera etapa (1561-1563), marcada por la ausencia de protestantes, se establecieron las cuestiones disciplinarias y educativas, como la obligación de residencia en la diócesis para los obispos (lo que evitaba la acumulación de cargos), la institución de seminarios para la formación del clero y la exigencia del celibato clerical.
En 1564, el papa Pío IV decretó el fin del concilio, y publicó la “Profesión de la Fe tridentina”, una obra donde quedaron fijados los modelos de fe y las prácticas que la Iglesia católica ha seguido hasta la actualidad. En paralelo, en el seno del catolicismo romano surgieron movimientos religiosos que contribuyeron a la labor de renovación y reforma interna. Uno de los más importantes fue el de los jesuitas (la Compañía de Jesús), fundado por Ignacio de Loyola.
También nacieron las órdenes de los barnabitas, fundada por Antonio María Zaccaria, y la de los teatinos, de Cayetano de Thiene. Entre el monacato femenino nacieron asimismo órdenes nuevas con el objetivo de formar a jóvenes cristianas, como la Compañía de María, de santa Juana de Lestonnac, o la Orden de la Visitación de san Francisco de Sales (las salesas).
A pesar de sus pretensiones ecuménicas, el Concilio de Trento, con su condena férrea al protestantismo y la concesión de una mayor autoridad a los altos cargos de la Iglesia, no hizo sino revitalizar y unificar a la Iglesia católica, al tiempo que consagró la división de la cristiandad occidental.
Últimos Articulos
- Mapa de Italia en 1796
- Mapa de Italia año 1000
- Mapa de Italia en 1600
- Mapa de Italia: Expansión romana
- Mapa de Italia en 1494
- El Siglo de Oro español
- La revolución científica del siglo XVII
- La Inglaterra republicana de Cromwell
- Las revueltas en Nápoles y Sicilia
- Argentina: La Junta Militar
- La Independencia de Portugal
- La administración de las colonias en América
- Regiones geográficas de Colombia
- 26 de febrero de 1993: Explosión en el World Trade Center de Nueva York
- 21 de febrero de 1916: Batalla de Verdún
Notas de interés
- Mapa de Italia en 1796
- Mapa de Italia año 1000
- Mapa de Italia en 1600
- Mapa de Italia: Expansión romana
- Mapa de Italia en 1494
- El Siglo de Oro español
- La revolución científica del siglo XVII
- La Inglaterra republicana de Cromwell
- Las revueltas en Nápoles y Sicilia
- Argentina: La Junta Militar
- La Independencia de Portugal
- La administración de las colonias en América
- Regiones geográficas de Colombia
- 26 de febrero de 1993: Explosión en el World Trade Center de Nueva York
- 21 de febrero de 1916: Batalla de Verdún
- Los métodos filosóficos
- Estados Unidos: Estados orientales
- Estados Unidos: Estados centrales
- Estados Unidos: Estados occidentales
- Estados Unidos de América
Edad Moderna
- La Ilustración
- Los viajes de Cristóbal Colón
- La era de los motores y máquinas
- El Siglo de Oro español
- La revolución científica del siglo XVII
- La Inglaterra republicana de Cromwell
- Las revueltas en Nápoles y Sicilia
- La Independencia de Portugal
- La administración de las colonias en América
- La Guerra de los Treinta Años
- La India: Imperio mogol y colonialismo
- Enrique VIII y el Cisma anglicano
- La fronda
- La Francia de Richelieu
- La Inglaterra Isabelina
- La lucha de los Países Bajos por su independencia
- La amenaza otomana
- El Imperio de Felipe II
- Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús
- Las guerras de los hugonotes
- La Paz de Augsburgo
- El Santo Oficio de Roma
- Expedición de Napoleón a Egipto
- La Contrarreforma y el Concilio de Trento
- El calvinismo
- La Reforma protestante de Lutero
- Revolución Francesa: Desarrollo
- Europa siglo XVIII: Victoria de la Casa Borbón
- La historia negra de la colonización
- Ingleses y franceses en América
- La conquista de las civilizaciones americanas
- La era de los descubrimientos marítimos
- Copérnico y el heliocentrismo
- Europa siglo XVIII: La regencia francesa
- Europa siglo XVIII: Diplomacia secreta y espionaje
- Europa siglo XVIII: Crecimiento demográfico y económico
- Carlos V y las guerras italianas
- Italia y el Renacimiento
- Europa siglo XVIII: Levantamientos Jacobitas
- James Cook llega a Australia
- Guerra de sucesión austríaca
- Instituciones de Indias
- Revolución Francesa: Antiguo Régimen
- Revolución Francesa: Causas
- Revolución Francesa: Inicios
- Revolución Francesa: La República Jacobina y el Período del Terror
- Revolución Francesa: Fase final
- Revolución Industrial: Orígenes
- Revolución Industrial: Causas
- Revolución Industrial: Primera fase
- Revolución Industrial: Segunda fase
- Revolución Industrial: Consecuencias
- Utilización del vapor en las máquinas