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Revolución Industrial: Consecuencias

Revolución Industrial: Consecuencias

La Revolución Industrial no sólo fue un proceso de carácter económico, sino que también fue una revolución de tipo social. Cambió el pensamiento, la cultura, las formas de organización social y la vida cotidiana. En su conjunto, las dos etapas de industrialización dieron lugar a las siguientes consecuencias:

El crecimiento demográfico

En menos de 50 años la población de la mayor parte de Europa se duplicó, lo que en buena medida se debió al incremento de la economía. Esta, a su vez, estimuló la producción porque cada vez había más trabajadores y más consumidores de productos. También es importante considerar que durante el siglo XIX bajaron las tasas de mortalidad y el promedio de vida de la gente se elevó a 60 años.

La máquina y el tiempo

La invención de la máquina de vapor sustituyó la fuerza del hombre, y su aplicación en diversos sectores favoreció la elaboración de más productos de consumo. A partir de entonces se consideró que la felicidad estaba en la adquisición de los nuevos objetos que iban apareciendo. La vida de las personas se hizo más apresurada y se instituyó el dicho "El tiempo es oro", lo que significaba que la vida estaba en función del trabajo. Los adelantos técnicos crearon una gran confianza en el progreso, lo que se reflejó en el culto a la máquina.

Las ciudades

Con la Revolución Industrial el sistema artesanal familiar desapareció y dio paso a las fábricas. Estas se instalaron, primero, en las afueras de las ciudades y atrajeron grandes masas de campesinos desempleados que buscaban mejores oportunidades. Se originó una inmensa capa de miseria y superpoblación urbana la cual dio lugar a graves problemas de salud, de pobreza, de niñez abandonada y de explosión demográfica. En Inglaterra, ciudades como Bristol, Liverpool y Glasgow se convirtieron en centros de producción, comercio y consumo. Por este motivo, sus habitantes sufrieron un cambio más radical en sus costumbres y en el ritmo de su vida diaria, que en las otras ciudades inglesas.

Las clases sociales

Otro de los aspectos característicos que se originó con la Revolución Industrial, fue la aparición de nuevas clases sociales. La población industrial urbana se dividió entre una gran mayoría de obreros y una minoría de empresarios. Las diferencias entre ricos y pobres se acentuaban cada vez más, pero en la mitad de estos dos sectores surgió una tercera clase social, llamada la clase media, pues ni era burguesa ni proletaria. La clase media vivía en parte gracias a la propiedad y en parte gracias a su trabajo, así se atenuó la peligrosa fricción que se daba entre obreros y grandes propietarios.

La formación del Socialismo

Las profundas diferencias sociales que se originaron con la Revolución Industrial, sumadas a las duras condiciones económicas y a la gran injusticia social que ésta generó, dio lugar a un nuevo tipo de pensamiento filosófico y político: el socialismo. Los primeros socialistas eran personas románticas e idealistas, razón por la cual sus ideas recibieron el nombre de socialismo utópico; pero más adelante surgieron ideas que partían del principio que se debía examinar la realidad con criterios científicos para proponer soluciones prácticas, a lo que se le denominó socialismo científico.

Karl Marx y Friedrich Engels, representantes del socialismo utópico

En conclusión, los cambios sociales y económicos, sumados a los adelantos y descubrimientos científicos de la Revolución Industrial, influyeron de manera decisiva en que se impusiera una nueva forma de pensar. Esta se caracterizó por una mentalidad abierta al conocimiento y en la seguridad de que la naturaleza estaba sujeta a leyes que el hombre podía y debía descubrir por medio de la ciencia. En otras palabras, la naturaleza estaba a merced del hombre para que éste la transformara, al contrario de los siglos anteriores, cuando prevalecía la confianza en Dios y las personas estaban sujetas a los fenómenos naturales. La confianza en el dominio de la naturaleza dio lugar a una mentalidad que tendía a abandonar lo espiritual para buscar mayores certezas y seguridades en el poder, en la riqueza y en las comodidades. Es decir, se comenzaron a imponer los valores propios del capitalismo.

Referencias:
Galindo Neira, L. E. (2007). Nuevas Ciencias Sociales 8. Editorial Santillana S.A.
Mijailov, A. (1978). La Revolución Industrial. Panamericana Editorial.
Ramírez, F. (2012). Sociales para Pensar 8. Grupo Editorial Norma.

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