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La administración de las colonias en América

Descubrimiento europeo del continente americano

Tras el descubrimiento europeo del continente americano, portugueses y españoles empezaron a colonizar las regiones de América Central y del Sur. Los españoles crearon numerosas colonias de poblamiento que, ya en el siglo XVIII, dieron lugar a una considerable población criolla. Los indígenas, por el contrario, fueron explotados sin miramientos y se boicoteó cualquier iniciativa encaminada a la protección, como la de las “reducciones” de los jesuitas en Paraguay (asentamientos alejados de los centros españoles, y que fueron el resultado de una estrategia de evangelización donde los indígenas vivían de su trabajo de la tierra sin ser sometidos a esclavitud). Las reducciones fueron atacadas con frecuencia porque obstaculizaban los propósitos expansionistas de los europeos, y fueron eliminadas por completo a mediados del siglo XVIII.

Característico de la colonización española fue la creación de la “encomienda”, una institución socioeconómica por la cual la Corona daba un derecho a un súbdito (encomendero) para recibir los tributos e impuestos que los indígenas debían pagar al rey. A cambio, el encomendero debía hacerse cargo de los indígenas y de su adoctrinamiento en la religión cristiana. Aunque cada encomendero observó las reglas según su parecer, en la mayoría de casos la encomienda dio pie a abusos e incluso a un trato esclavista de los indígenas.

Encomendero abusivo, lámina del Códice Kingsborough.
Encomendero abusivo, lámina del Códice Kingsborough.

Las riquezas que provenían de América no consistían solo en oro y plata, ya que también los productos agrícolas (caña de azúcar, café, algodón, tabaco, cacao, etc.) aportaron una fuente notable de ganancias. El cultivo de estos productos se basó en la institución de las plantaciones, amplísimas extensiones de terreno donde se cultivaba un solo producto (monocultivo) y cuya producción no estaba destinada al mercado local, sino exclusivamente a la exportación.

Las primeras plantaciones surgieron en el Brasil ocupado por los portugueses y, con el tiempo, se fueron extendiendo por todo el continente americano. La explotación de las plantaciones requería mucha mano de obra a bajo coste. Diezmadas las poblaciones indígenas, se recurrió a la “importación” masiva de esclavos negros de África. La esclavitud, ampliamente difundida en el mundo árabe y en África, fue utilizada intensamente por los europeos.

Comercio de esclavos
En un primer momento los esclavos eran proporcionados por comerciantes genoveses y alemanes, y más tarde por portugueses y franceses.

Los españoles no practicaron directamente la trata de esclavos, ya que la delegaron en otros con los que estipulaban contratos públicos llamados “asientos”. El más importante fue el estipulado por Felipe IV con Gran Bretaña en 1713 (asiento de negros). Para poder cumplirlo, el gobierno inglés creó la Compañía inglesa de los Mares del Sur, que se enriqueció con el comercio de seres humanos.

Las Compañías de Indias

La presencia europea en Asia (y también en América tras su descubrimiento) fue en aumento en estas décadas, de modo que el comercio entre las metrópolis europeas y sus colonias empezó a organizarse a través de unas compañías que, bajo el nombre de “las Indias”, comerciaban con Oriente siguiendo la ruta del este (hacia la India) o hacia Occidente siguiendo la ruta del oeste (hacia las Américas).

Principales Rutas Comerciales del Imperio Español
Principales Rutas Comerciales del Imperio Español

En el siglo XVI Portugal había fundado numerosos puertos marítimos alrededor del mundo, pero sin penetrar nunca en el territorio, lo que le confirió el rango de mayor potencia naval y comercial del mundo. Sin embargo, la incapacidad de los portugueses de hacer frente a toda la demanda, unido a su alianza con los españoles, empujó a los holandeses a crear su propia Compañía de las Indias Orientales a principios del siglo XVII. Holanda, que disfrutó durante todo este siglo de su apogeo económico, consiguió desplazar a los portugueses de su dominio mundial del mercado de las especias, y suplantarles en la mayoría de sus rutas comerciales de Asia. Los portugueses poco a poco se vieron desplazados hacia Indonesia, lo que marcaría el declive de su fuerza naval.

Sin duda, la potencia naval de los holandeses fue lo que permitió que Ámsterdam se convirtiera en el verdadero centro del sistema económico europeo durante el siglo XVII, ya que le permitió desarrollar un nuevo sistema comercial basado en la intensificación de las rutas comerciales ya existentes y en la creación de nuevas oportunidades de comercio donde antes no las había, puesto que su hegemonía mundial ahora se lo permitía.

Astilleros de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales en Ámsterdam
Astilleros de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales en Ámsterdam

Los astilleros holandeses habían creado un nuevo tipo de buque mercante, el fluit-ship, cuyos costes de producción y explotación eran muy bajos, y su capacidad de carga se vio aumentada gracias a su especialización en el transporte de mercancías. Sus rutas comerciales se expandieron también por todo el mar Mediterráneo, donde entablaron relaciones con el norte de África y también con el Imperio turco. Tras lograr la hegemonía en el comercio europeo, a principios del siglo XVII iniciaron su implacable expansión hacia la conquista del comercio marítimo mundial.

Pronto otros países también empezaron a crear sus propias compañías de comercio con las Indias. A principios del siglo XVII Inglaterra creó la Compañía Británica de las Islas Occidentales, que a partir del siglo XVIII ayudó a los ingleses a reemplazar a los holandeses en el control de las rutas comerciales a nivel mundial, lo que sin duda puso las bases para la posterior creación del Imperio británico. Aunque menos relevantes que las británicas y las holandesas, Francia y Suecia también crearon, en distintos momentos de su historia, sus propias Compañías de las Indias Orientales, y también Occidentales.

Sede de la Compañía Británica de las Indias Orientales, en Londres.
La Casa de las Indias Orientales, sede de la Compañía Británica de las Indias Orientales, en Londres. Acuarela sobre aguafuerte de Thomas Malton, c. 1800.
 
Referencia:
Emse Edapp, S.L. (2016). Edad Moderna I. Siglos XVI y XVII. Bonalletra Alcompás.

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