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La República liberal en Colombia: 1930-1946

La República Liberal en Colombia (1930-1946)

En 1930 se instauró el partido liberal en el poder, iniciando una hegemonía que duró 16 años. Inscritos dentro del liberalismo social, los gobernantes de este período estimularon el progreso y la modernización, abanderando grandes cambios: reforma agraria, legislación obrera, asistencia pública y protección a obreros y campesinos.

Enrique Olaya Herrera y la “Concentración nacional”

En 1930, el liberal Enrique Olaya Herrera venció en las elecciones presidenciales a los candidatos conservadores Guillermo León Valencia y Alfredo Vásquez Cobo. Sus políticas buscaron la unión partidista y un reformismo moderado, dentro de un movimiento denominado “Concentración nacional”. Este movimiento recogió el espíritu conciliatorio del Republicanismo y recibió el apoyo del expresidente conservador Carlos Eugenio Restrepo.

El gobierno de Olaya Herrera fue recibido con optimismo, tras el duro golpe que representó la Gran Depresión. Para regular la economía, fomentó el desarrollo de la industria con capitales nacionales y buscó hacer de ella la base del desarrollismo. Impulsó el desarrollo interno, fortaleciendo el mercado y expandiendo la demanda interna. Con ello generó una conciencia nacionalista y materializó el cambio del librecambismo decimonónico al proteccionismo de la década del treinta. Lo anterior significó también un descenso de las importaciones y la repentina fuga de los capitales extranjeros.

Cartel de la campaña presidencial de Enrique Olaya Herrera en 1929

Cartel de la campaña presidencial de Enrique Olaya Herrera en 1929

En este gobierno se inició la construcción del puerto marítimo de Barranquilla; se adelantó la reconstrucción del puerto de Buenaventura; se culminaron los trabajos de Bocas de Ceniza, y se ejecutaron varias obras en los puertos de las riberas del Magdalena. Asimismo, se construyeron y culminaron varias carreteras para fortalecer las comunicaciones internas. Olaya Herrera gestionó igualmente la construcción y culminación de varias obras en la ciudad de Bogotá, como un nuevo acueducto, el Palacio de Justicia, el Parque Nacional y el Museo Nacional. Su preocupación por la capital hizo que los bogotanos le rindieran un gran homenaje cuando entregó el gobierno. En su administración también se levantaron importantes edificaciones en Medellín, Cali, Tunja, Ibagué y otras ciudades.

Dentro de las reformas laborales, el gobierno de Olaya Herrera estableció la jornada laboral de ocho horas, el derecho a vacaciones, el auxilio en caso de enfermedad, las cesantías para los empleados particulares, la ampliación del seguro de vida obligatorio y la reglamentación de las sociedades corporativas. Adicionalmente, reconoció el derecho de la mujer a administrar sus propios bienes y estableció normas para la separación conyugal. Se permitió el ingreso de las mujeres a la universidad y se dictaron leyes de protección a la infancia. Con el fin de ayudar a los pequeños agricultores, el gobierno fundó la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero y la Caja Colombiana de Ahorros. Para estimular la producción y exportación del café, fortaleció la Federación Nacional de Cafeteros, que ya había sido creada en 1927.

Se generalizó una nueva educación, concebida como un todo e integrada al trabajo en comunidad. Debido a la escasez de docentes familiarizados con los nuevos métodos, se fundaron facultades de educación en Bogotá y Tunja Se consideró importante la profesionalización de los docentes para los niveles medio y superior y se organizó la inspección nacional de instrucción primaria y normalista. Además, con la creación de las granjas experimentales, se fortaleció la escuela rural colombiana.

Alumnas de la Escuela Dental de la Universidad de Antioquia. Fotografía de Francisco Mejía, 1935. Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales, FAES, Medellín.

Alumnas de la Escuela Dental de la Universidad de Antioquia. Fotografía de Francisco Mejía, 1935. Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales, FAES, Medellín.

Guerra con el Perú

La ocupación sorpresiva del puerto de Leticia por parte del ejército peruano, en 1932, ocasionó la guerra con este país. Tras esta toma, Perú pidió a Colombia que el tratado de límites Lozano-Salomón fuera sometido a arbitraje internacional. La solicitud fue rechazada por Colombia, oficializándose así la contienda. Ante el llamado del gobierno, los colombianos expresaron su patriotismo, llegando incluso a desprenderse de sus joyas para financiar la compra de armas y fortalecer al ejército. Fue nombrado jefe de las tropas el general Alfredo Vásquez Cobo. Las principales acciones fueron las de Tarapacá y Güepi, en 1933. Después de intensos choques, las tropas nacionales se apoderaron de las trincheras peruanas, lo cual motivó su derrota y desmoralización. El 24 de mayo de 1934 se aprobó el Protocolo de Río de Janeiro, por el cual Perú reconoció la soberanía colombiana en Leticia y se declaró la vigencia del Tratado Lozano-Salomón.

Cartel publicitario de la guerra contra Perú

“Colombianos: ¡la Patria nos llama a vencer o morir!”. Cartel publicitario de la guerra contra Perú, con fotomontaje de Jorge Obando. Medellín, 1932.

Alfonso López Pumarejo y la “Revolución en marcha”

Alfonso López Pumarejo gobernó durante el cuatrenio 1934-1938. Se interesó por las reformas sociales, especialmente en beneficio de los campesinos, y expidió leyes sobre las tierras baldías, la función social de la propiedad, la reforma educativa y otras. Su programa fue conocido como la “Revolución en marcha”.

Reforma constitucional de 1936: Esta reforma instituyó el sufragio universal directo, la función social de la propiedad, el trabajo como obligación social, la intervención estatal en la industria, el derecho a la huelga, la libertad de enseñanza, de conciencia y de cultos y la asistencia pública. Asimismo, regularizó las relaciones con la Santa Sede y autorizó al gobierno para realizar reformas al Concordato.

Este gobierno también realizó una reforma tributaria, judicial, universitaria y de política internacional. Buscó la distribución equitativa de las finanzas públicas y los impuestos, gravando a los grandes plutócratas y los excesos de utilidades. Asimismo, organizó de manera más técnica el cobro de los impuestos y se persiguió el fraude.

Se renovó la rama judicial con profesionales jóvenes y actualizados y se reorganizó en busca de su eficiencia e imparcialidad. En la educación, dio autonomía a las universidades, creó la ciudad universitaria en la Universidad Nacional, organizó la escuela normal para la formación del profesorado y fortaleció y creó escuelas rurales y granjas agrícolas experimentales.

Vista aérea de la Universidad Nacional

Vista aérea de la Universidad Nacional. La Ciudad Universitaria de Bogotá quiso albergar en un solo ambiente a todas las facultades y escuelas que formaban la Universidad Nacional de Colombia y que estaban distribuidas por toda la ciudad.

En cuanto a las obras públicas, se construyeron 2.328 kilómetros de carreteras, nuevos tramos en los ferrocarriles, se finalizaron los acueductos de Bogotá, Santa Marta y Riohacha, se facilitó la navegación por el Magdalena, se inauguró el terminal marítimo de Barranquilla y se hicieron mejoras en Bocas de Ceniza. De otra parte, se implantó la cédula como documento de identidad e instrumento de sufragio. Alfonso López Pumarejo se convirtió en el líder de las masas populares, gracias a los programas sociales de la Revolución en marcha.

Eduardo Santos y la “Gran pausa”

Eduardo Santos Montejo ejerció la presidencia entre los años 1938 y 1942. Su mandato fue conocido como la “Gran pausa” ya que estancó las reformas de la “Revolución en marcha”. Gobernó durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que debió afrontar un periodo de crisis internacional y nacional. Esta última se había agravado después de la caída de los precios del café.

Su gobierno fomentó la vivienda campesina y urbana mediante créditos a bajo interés. También impulsó la industria y las obras públicas. Creó instituciones para apoyar empresas de materias primas e industrias básicas y construir infraestructuras de servicios públicos municipales. Igualmente, amplió el ferrocarril de Antioquia hasta el Pacífico, construyó carreteras, puentes y terminales marítimos. Se adelantaron obras en el monumento del Puente de Boyacá y se construyeron instituciones de educación, muchas de ellas de carácter agrícola e industrial.

En el gobierno de Eduardo Santos se fundó el Instituto Caro y Cuervo y el Instituto nacional de etnología. Se recibió en el país a grandes pensadores y científicos “transterrados” de Europa, como Paul Rivet, Ernesto Guhl, Gerhard Masur y muchos otros. Ellos fueron acogidos en la Escuela Normal Superior de Colombia, bajo la dirección del maestro José Francisco Socarrás. Eduardo Santos pretendió verse a si mismo como un verdadero “mecenas de la cultura nacional”.

Biblioteca José Manuel Rivas Sacconi

Biblioteca José Manuel Rivas Sacconi del Instituto Caro y Cuervo, centro de estudios en literatura, filología y lingüística del idioma español y las lenguas nativas de Colombia, orientado a la investigación y a la divulgación de la cultura del libro y la lectura.

En el campo social, creó el Ministerio del Trabajo, concedió el derecho al descanso dominical remunerado y organizó la carrera administrativa, para asegurar la estabilidad y eficiencia de los funcionarios públicos. También fortaleció el sector agropecuario, mejorando la producción de café e introduciendo nuevos tipos de ganado vacuno. Declaró inicialmente la neutralidad del país frente a la contienda mundial, aun cuando mantuvo una estrecha relación con Estados Unidos. Después del ataque de los japoneses a Pearl Harbor, Colombia suspendió sus relaciones con las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) y manifestó su solidaridad con las fuerzas aliadas.

Segunda presidencia de López Pumarejo

Alfonso López Pumarejo fue elegido presidente por segunda vez para el período 1942-1946. Al contrario del primero, su nuevo gobierno tuvo una tendencia contrarrevolucionaria. Afrontó una fuerte oposición del conservatismo y de un grupo de izquierda del liberalismo. En julio de 1944 ocurrió el cuartelazo de Pasto, encabezado por el coronel Diógenes Gil. López fue detenido por los militares, quienes le exigieron su renuncia. Sin embargo, con la acción del designado Darío Echandía y el apoyo de las gentes de Nariño y Colombia, se salvó la situación.

Como consecuencia de la crisis generada por la Segunda Guerra Mundial, la inflación se desató y se generalizó el déficit. El gobierno emitió bonos de deuda pública, recargó los impuestos sobre la renta y complementarios, y estableció el control de precios sobre los artículos de primera necesidad. Reglamentó asimismo la bolsa de valores, con lo cual se manifestó el intervencionismo estatal en la economía. En esta época, Colombia fortaleció su unidad con los Estados americanos, mediante el acta de Chapultepec.

Alfonso López Pumarejo

Alfonso López Pumarejo (1886-1959). La crisis nacional, reflejo de la situación mundial, y los constantes ataques y debates de la oposición, motivaron la renuncia de López Pumarejo el 19 de julio de 1945.

Presidencia de Alberto Lleras Camargo

Alberto Lleras Camargo ocupó la Presidencia entre 1945 y 1946. Su gobierno fue de conciliación nacional, por lo que dio participación en el gabinete a tres miembros del conservatismo. Le correspondió la creación y conformación de la Flota Mercante Gran Colombiana, con la participación de Colombia, Venezuela y Ecuador. Se preocupó por recuperar la normalidad en la economía nacional, después de la Segunda Guerra Mundial. Le correspondió afrontar la huelga de los sindicatos de la Federación Nacional de Trabajadores y del Transporte Aéreo, Marítimo, Fluvial y Portuario. El gobierno de Lleras Camargo se destacó por su imparcialidad política, y fue considerado uno de los más grandes y pulcros del siglo XX.

Alberto Lleras Camargo y Bertha Puga

Alberto Lleras Camargo y Bertha Puga de Lleras salen del Capitolio Nacional, después de la toma de posesión, 7 de agosto de 1945.

Referencia:
Nuestra Historia. (2012). Casa Editorial El Tiempo.
 

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