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El folklore de Colombia: 3. Chocó y Antioquia

El folklore de Colombia: Chocó y Antioquia

En los departamentos de Chocó y Antioquia existe una gran riqueza folklórica a causa de la coexistencia de las formas indígenas representadas en las tribus de los Kuna, los Andágueda, los Baudó, los Citará, los Embera y los Noanamá; de las formas africanas representadas en tonadas y aires negros; y de las formas hispanas representadas en supervivencias de la música gregoriana en los cantos a capela, muy abundantes y en las danzas cortesanas del siglo XVI que se conservan con sus músicas muy poco adulteradas.

Mitos

Dentro de los mitos se halla en Antioquia el más formidable emporio en el ámbito indígena y en el mestizo. En el ámbito indígena se pueden mencionar al Pulvichi, que se identifica con La Madremonte; a Doataumía, que se identifica con El Hojarasquín del Monte; a Dugurana, similar a El Mohán del Tolima; la creación del hombre, las almas y los brujos y la leyenda de Juancito, todos de los Noanamá. Caragabí y Tutruicá, los Burumiás, Carroplateado, Bibidi Gomia, diálogos de los dioses, Euandama, Icades (ñame), el hijo de la pantorrilla (Geru poto uarra), Tsetsa, la leyenda de Dabeiba, todos de los catíos de Antioquia y Chocó. El de las ranas que pierden el rabo y el de Jeuada, de los Chamí. Takarckuna, de los Kuna de Urabá, y otros más de los Noanamá descritos en el libro de fray Javier Montoya.

Vestuario alusivo a la diosa Dabeiba
Vestuario alusivo a la diosa Dabeiba. El mito narra que cuando el mundo todavía estaba joven vivió entre los catíos, desde el comienzo de los tiempos, una bellísima mujer llamada Dabeiba, que durante muchos años se dedicó a enseñar a su pueblo todas las cosas.

Un mito de los Kuna habla de la Tulivieja; su leyenda dice:

“Cuando los espíritus vivían entre las gentes y no se escondían bajo tierra, uno encarnó en moza muy bella y pura; se enamoró de un pastor y tuvo un hijo, pero por temor al escándalo lo ahogó y con esto se transformó en Tulivieja. Su cara es un colador peludo, tiene garras y cuerpo de gato y patas de venado; vaga gritando por los ríos, reclamando a su hijo. A veces recobra su figura antigua, cuando se baña, pero cualquier ruido la hace transformar de nuevo en Tulivieja”. Este mito se identifica con La Llorona.

En el área mestiza se destacan mitos mayores: La Madremonte, La Patasola, El Patetarro o La Patetarro y El Gritón. Al lado de estos se cuentan otros duendecillos menores del corte de Los Ilusiones. También se mencionan numerosos espantos como La Barbacoa o Guando, que es la aparición de una camilla de guadua llevada por cuatro fantasmas que cargan sobre ella un muerto. Se aparece de madrugada en parajes solitarios y medrosos. Sobre estos mitos y espantos han escrito numerosos autores antioqueños como Carrasquilla, Gutiérrez, Escobar Uribe y Molina Uribe.

Narración y animación del mito del Guando por Hugo León Ortiz Castellanos

Folklore musical

Tonadas y cantos indígenas

La extraordinaria riqueza musical de la tribu de los Kuna del Darién merece destacarse por la importancia que ellos dan a esta manifestación religiosa que se percibe en la existencia de un personaje que comparte la dirección de la tribu con el saila (cacique), el nele (sacerdote) y el jaibaná (brujo médico), y es el cantule maestro músico. De las tonadas y cantos se deben mencionar: Akuanasa Igala, Dada Kurgin Huedí, Hued Ina Húnaedi, Kurgin Igala, Maket Kurgin Hiedi, Hu Igala, Melgan Igala, Nia Igala, Nusa Igala, Serkán Igala, Tiol Igala, Tule Mar Sikitli, Uiboet Namaket y el del niño enfermo, de ensalmo médico.

Amma Tolol Losop, Kalis Igala, Kanil Namaket, Naibe Namaket, Pájaro Wala, Parko Igala, Salu, Us Soedí, de fertilidad y cosecha. Asu Maket Inna, Inna Nuga, Inna Suit, lnna Tamadí, Naboed lnna, Nogaswerke, Puna Iocua Bayai, Sabdur Namaket, Surba Inna, Tisla Igala y Yayganagadi, de iniciación y pubertad. Inna Mutikit y Noga Kope de libación y preparación de bebidas. Machi Tola Kanarkii, Nana Pe Mesoke y Tule Pine Tula, de cuna o arrullo. Masartule y Nalup Nacruz Igala de funebria, y otros de estreno de vivienda, anfitriones, bienvenida e indeterminados.

Canto Tule-Kuna. Cantos ceremoniales de los neles de las comunidades Tule-Kuna en el Golfo de Urabá en Colombia.

De los catíos, la danza de la cosecha Acaidaná, el de ensalmo médico Jaijari, el canto de guerra Guaya, canciones de cuna y los de cosecha Sapo y Tigre. De los Embera los de cosecha llamados Adonijaris y Netuara Daité; el de pubertad, Carichipari; los de ensalmo médico Magina y Netuara Joré Daité, así como los indeterminados Omé-omé y Ri-ri-raira. De los Noanamá, los de ensalmo médico Machinkoina y Cantajai; el de pubertad Carichipari, menos auténtico que el de los emberás; el de cosecha llamado Mariposa, el de libación de chicha, la danza Wadana de mujeres solas y el indeterminado E-e-de-dei.

Canto tradicional Embera Katio, comunidad de Cevede, Resguardo Alto Andagueda Chocó, Colombia.

Tonadas y cantos mestizos

En esta zona se encuentra la mayor parte de los que corresponden a la región andina del país por las supervivencias hispanas coloniales que apenas reciben un pequeño aporte ambiental de las culturas colaterales indígena y negra. Se pueden mencionar: bambuco, vueltas antioqueñas, pasillo, danza criolla, torbellino y gallinacitos, a más de las casi extinguidas redovas y candangas.

Entre los eruditos que trabajan la técnica musical pero que a veces utilizan temáticas folklóricas se encuentran: Andrés Martínez Montoya, autor de la Rapsodia colombiana sobre aires populares; Carlos Posada Amador, autor de La coronación del Zipa en Guatavita; Blas Emilio Atehortúa, autor de un Intermezzo y una Cantata sobre motivos colombianos.

Entre los músicos populares antioqueños, más o menos eruditos pero que trabajaron en el ámbito folklórico, se citan como ejemplos: Eusebio Ochoa, autor de El profesor de canto; Carlos Vieco, autor de un sinnúmero de obras folklóricas como los pasillos Al calor de tu afecto y Adiós casita blanca, y el bambuco Campesina; Hipólito Cárdenas, autor del bambuco Adoro niña tus ojos; Manuel Ruiz Blumen, autor de los bambucos Antioqueña y Las hojas de mi selva, con letra de Epifanio Mejía; Pedro León Franco, autor de Antioqueñita, segundo himno de los paisas, Al río y Que a veces sufres, bambucos; Camilo García, autor de los bambucos Bajabas de la montaña, Corónate de flores y Corazón antioqueño; Germán Benítez, autor del bambuco El Nazareno; Pío A. Pérez, autor del pasillo Virginia; Jaime Echeverria, autor de los bambucos Muchacha de mis amores y Serenata de amor; y los del Viejo Caldas como Federico Buitrago, autor de Serenata del campo, bambuco, y del pasillo Un recuerdo de amor; Enrique Figueroa, autor de los bambucos Antioqueñita querida, Besito de fuego, Aguardiente de caña, Vecinita y Rosalinda; José Macias, autor de los bambucos La ruana y Copita de yerbabuena; Joaquín Arias, autor del bambuco Los sauces; Pacho Hernández, autor del torbellino Arre buey; Pacho González, autor del bambuco Morena de la cabaña, y Enrique Villegas, autor del bambuco Lunares.

Bambuco "El Nazareno" de Germán Benítez. Interpretado por el Dueto Tiscayá.

Tonadas y cantos mulatos y negros

En el área del Chocó la inmensa mayoría de las piezas musicales son anónimas; sólo se registran escasos nombres de autores, y de ellos pocos han grabado sus obras. Los aires, tonadas y cantos de esta zona están circunscritos al Chocó en lo que se refiere a música mulata o negra. Currulao, patacoré, berejú, aguabajo, panco, caderona, bámbara negra, juga, bunde y chigualo, en lo de ancestro africano.

En las supervivencias hispanas se enumeran formas casi exclusivamente vocales como alabao, salve, arrullo o arrorró, villancico, romance, calipso chocoano, tamborito chocoano, caramba y pregón. Además, las danzas cortesanas que desde el siglo XVI se conservan con ligeras variantes coreográficas y rítmicas: danza, contradanza, polca, mazurca, jota y makerule.

Grupo de Alabaos de Cértegui, Chocó. Interpretación de Salve.

Instrumentos indígenas

Los ejemplos que se destacan en la tradición tribal son: entre los Kuna del Darién, los silbatos aehunono, kalpipir, morpep tatu, nulanono, taeki y uaskala; las flautas kamusuara macheret y kamusuara omo; el kamusuit, suaras o tolos macho y hembra, koke o doble flauta, karlbeebil o flauta del hueso del ala del águila y korkikala, del hueso del ala del pelícano; la flauta tetenono, las maracas kos naga y la sonaja tubular niklawala, el kaapolo o chucho, el bastón de sonajas kaapolet, los tubos sonoros o flautas kuli y los capadores kamupurrui.

Entre los catíos de Antioquia y Caldas, la trompeta de balso sirru y el tambor de caucho crudo. Entre los Embera, el chura o mirliton, la flauta dulce, la yapa o canon de percusión, el tambor tondóa, el capador chird y la cinta zumbadora waikokó. Entre los Noanamá, las flautas carisso, pipana y ursidi; la trompa uakuurmía, el disco zumbador y la cinta waikokú, igual a la emberá; la canoa kugiu, el caracol llamado concha, el bombo y el redoblante sin nombre especial y los capadores síri o pepé y meyeskababa.

Instrumentos musicales Emberá
Instrumentos musicales Embera. El primero de los instrumentos, la flauta o chirú, está hecha de bambú y su longitud varía, sobrepasando incluso el metro y medio en algunos casos.

Instrumentos mestizos

Las bandolas de doce, catorce y dieciséis cuerdas, el bombo o tambora, el cacho de toro, el capador castrapuercas o castruera, la carraca, la concha de gurre, las cucharas de palo, la chirimía clásica de Girardota y San Vicente, el chucho alfandoque, el guache de totuma, la guitarra criolla, la hojita de guayabo o naranjo, la maraca turística, la matraca de cajón, la de trinquete y caña, las ocarinas de tierra, la pandereta, los pitos vegetales, la raspa de caña, el redoblante, los silbatos de arcilla, el tiple y el requinto.

La hojita de guayabo o naranjo. Instrumento musical.
La hojita de guayabo o naranjo es una hoja vegetal utilizada como instrumento. La hoja se dobla para aplicarle los labios que le imprimen un soplo vibratorio que resuena en la cavidad bucal, la cual es susceptible de producir variaciones del sonido y la tonalidad para producir melodías diferentes.

Instrumentos mulatos

La marimba de chonta y los tambores cununos macho y hembra que, aunque de origen indígena, hoy sólo son usados por los núcleos negros y mulatos; los bombos y tamboras y el redoblante; los guitarrucos, la guitarra, el carángano, los guasás y los instrumentos que conforman la llamada chirimía chocoana (clarinete, bombardino, platillos, tambores).

Chirimía de flauta de carrizo
Chirimía de flauta de carrizo. La chirimía es un instrumento musical de viento-madera. La palabra chirimía tiene una doble acepción en el folklore colombiano. Por una parte, es un formato musical, con instrumentos nativos hechos en madera, que ya poco se ve, y por otra, es el instrumento musical propiamente dicho.

Folklore coreográfico

Danzas indígenas

Corresponden en su mayoría a las tonadas que se enumeraron en la parte musical.

Danzas mestizas

Bambuco, vueltas antioqueñas, torbellino y gallinacitos, redova y candanga en Santa Fe de Antioquia y Guatapé. En el Chocó, exclusivamente, danza, contradanza, polca, mazurca, jota y makerule. El abozado, que figura como danza del litoral Atlántico del Chocó, no es propiamente mestiza sino más bien zamba.

Danzas mulatas y negras

Currulao, en todas sus variedades (juga, patacoré, berejú, caderona, bámbara negra). El gallinazo está casi desaparecido. Varios bundes como el carpintero, el bambazú, la moña, el quilele, etc., son más bien juegos coreográficos. Volcanes de Cumbal y Chiles, en la provincia de Túquerres.

Vestuario tradicional de currulao
Vestuario tradicional de currulao

Juegos coreográficos

Bundes: puluca, chocolate, florón, jugar con mi tía, trapichito, laurel, adiós tía Cotí, la batea, bambazú y quilele.

Referencia:
Abadía Morales, G. (2007). El folklore de ColombiaGran Enciclopedia de Colombia. Círculo de Lectores.

Historia de Colombia