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Sociedad del Nuevo Reino de Granada

Sociedad del Nuevo reino de Granada

La sociedad neogranadina de los siglos XVI y XVII tenía un carácter señorial y estaba estratificada de acuerdo a la etnia. Esto dio lugar a la concepción de dos comunidades o “repúblicas”: la dominante, de los españoles dueños de las riquezas, la tierra, y el poder; y la dominada, de los indígenas, negros, mestizos, mulatos y demás mezclas.

La “república” de los españoles

Los hispánicos conformaban el estamento superior de la sociedad colonial. Eran la clase dirigente y privilegiada por ser el pueblo conquistador. Pero entre ellos existían distinciones: los de mayor posición social eran los conquistadores, primeros pobladores, clérigos y funcionarios reales (burocracia). Los estratos medios eran los vecinos, o sea las gentes que llegaron de España más tarde y obtuvieron casa y patrimonio en las ciudades. Por último, estaban los moradores, gentes españolas sencillas que no alcanzaron una posición destacada y se ganaban la vida como pequeños comerciantes, artesanos o campesinos.

Los conquistadores ocuparon el primer rango social por sus triunfos contra los indígenas. Gonzalo Jiménez de Quesada, Sebastián de Benalcázar, Gonzalo Suárez Rendón y otros tuvieron poder social y político hasta después de mediados del siglo XVI. Recibieron como botín repartimientos y encomiendas de indios y, algunos, los títulos de adelantado, gobernador o capitán general. Otros, como Vasco Núñez de Balboa, Jorge Robledo y Gonzalo Suarez Rendón, fueron hidalgos de la baja nobleza española. Entre los comerciantes de la incipiente burguesía estaban Alonso de Ojeda, Rodrigo de Bastidas, Diego de Nicuesa y Juan de la Cosa, y entre los juristas y letrados estaba el licenciado Gonzalo Jiménez de Quesada.

República de los españoles

Para los españoles lo más importante era obtener poder y prestigio. Una manera de obtener ese prestigio para los criollos (hijos de españoles nacidos en América) fue a través de los cabildos, corporaciones municipales creadas por la corona española para la administración de sus ciudades coloniales.

La “república” de los indios

Los indígenas conformaban el estamento inferior, al igual que los negros esclavos y los grupos sociales que surgieron del mestizaje. En las primeras décadas del siglo XVI fue permitida la esclavitud de los indios que presentaban resistencia en la costa Atlántica. Fueron utilizados como servidumbre y despojados de sus riquezas. Luego fueron llevados a las Antillas, territorio que, debido al aniquilamiento de sus nativos, se hallaba prácticamente despoblado.

El grupo superior entre los nativos eran los caciques y sus familias. Tuvieron preeminencia social, educación especial y acceso a las encomiendas. Los hijos de caciques podían estudiar en las escuelas españolas como fue el caso del hijo de la cacica de Turmequé, Diego de Torres, y el de Tibasosa, en el colegio de los Dominicos de Tunja. Los indígenas sufrieron los rigores de las encomiendas, los resguardos y las mitas y se convirtieron en trabajadores de las que antes eran sus tierras. En estas instituciones de producción económica se encuentran los orígenes del campesinado colombiano.

Reyerta de indígenas ante un misionero

Reyerta de indígenas ante un misionero. Escena del Biombo Santafereño pintado por Joseph de Medina. 1738.

Los hábitos neogranadinos

Las costumbres de los encomenderos y la aristocracia terrateniente se identificaban con las de una sociedad ociosa con indios encargados, esclavos, tierras y casas de hacienda. Las mujeres aristócratas dedicaban su tiempo a los tejidos, las costuras, la pintura y las lecturas. Salían solamente para asistir a la misa, a las visitas o a las compras en las tiendas y almacenes que por entonces abrían sus puertas. También pasaban gran parte del tiempo en los balcones, enterándose de lo que ocurría en las calles.

Las gentes de los sectores medios e inferiores se dedicaban a los trabajos manuales, que eran llamados “viles” y por las tardes se reunían en las tertulias de las tiendas, en donde se bebía chicha y se jugaba a los naipes.

Vestimenta de los españoles

Vestimenta de los españoles

Españoles vestidos a la usanza de la época

Los hombres usaban juboncillo ajustado, pantalón corto de seda o terciopelo con acuchillados, medias de seda o lana y capucha con borla y gorra, hecha de la misma tela que el vestido. Las mujeres españolas y criollas utilizaban amplias sayas y faldas de vuelo completo, a menudo con pliegues, enaguas y refajos. Usaban, además, delantales, jubón o corpiño de encajes y chales. Se cubrían la cabeza con mantones de lana para protegerse del frío en las regiones de meseta como Bogotá y Tunja. También utilizaban mantillas, faldas y vestidos de encajes de colores vivos pues los de colores oscuros se fueron acostumbrando más entre las indígenas y mestizas.

Vestimenta indígena

Los chibchas continuaron utilizando sus faldas de tela de algodón listado, que ajustaban a la cintura con el chumbe o cinturón. Esta especie de anaco era utilizado hasta la rodilla por los hombres y hasta el tobillo por las mujeres, al igual que el chircate y la líquira (mantillas rectangulares). La mayoría de la población indígena lucía los pies descalzos; los españoles les enseñaron a utilizar las alpargatas, de origen árabe. Las ruanas también eran muy utilizadas por ellos. Estas prendas se hacían en los telares imitando los ponchos indígenas y los capotes españoles.

vestimenta muisca

Indígenas muiscas representados con la indumentaria que usaban en el siglo VXI.

La comida típica colonial

Los españoles introdujeron en nuestra alimentación el trigo, la cebada, el arroz, el plátano, la caña de azúcar, el café, los cítricos (limones naranjas y mandarinas) y las carnes de vaca, oveja, cabra y gallina. Los indígenas legaron el maíz, la papa, la yuca, el tomate, el fríjol, el ají, el aguacate, la ahuyama, la guayaba, la piña, la papaya, la curuba y los cubios. De esta forma, platos típicos como el ajiaco, el puchero, el sancocho, la mazamorra y el cuchuco son una mezcla de elementos de la comida europea y la indígena.

La abundancia de platos y bebidas en las comidas era una costumbre muy española. La chicha, hecha de maíz fermentado y cocido, se convirtió en la bebida más representativa de los estratos bajos de la sociedad. Asimismo, se fue generalizando el guarapo de caña de azúcar, traída por los españoles, como estímulo al trabajo.

La chicha, hecha de maíz fermentado

La chicha, tradicional bebida indígena, se convirtió en un icono de la naciente Bogotá durante el tiempo de la Colonia. Las llamadas chicherías, donde se vendía este derivado del maíz, servían como lugar de esparcimiento.

Las fiestas religiosas y públicas

La monotonía de la vida cotidiana colonial era alterada por las fiestas religiosas, públicas y privadas. Las más importantes eran la Navidad, la Semana Santa y las romerías a los santuarios de la Virgen, Cristo y los santos patronos. El Corpus Christi era la fiesta que se celebraba con mayor solemnidad: para ella se erigían altares en las esquinas de las plazas en los que se escenificaban pasajes bíblicos del Cristo vencedor de la muerte, el pecado y el infierno, representados en seres mitológicos, monstruos y gigantes.

También eran importantes la fiesta de Santiago patrono de España, y las fiestas civiles conmemorativas de sucesos importantes de la metrópoli. Ciertas fiestas populares se hacían en homenaje a los reyes de España y, en los días de regocijo, del Imperio español. A algunas de ellas llegaban los indios con sus danzas y disfraces al son de chirimías, cajas, trompetas y pífanos. Se encendían faroles en las puertas de las casas importantes y se arrojaban cohetes como símbolo de la alegría de los pueblos. Diversiones populares eran también las corridas de toros, las riñas de gallos, los combates de cañas, las representaciones teatrales y los sainetes.

Celebración de indígenas de la montaña

Celebración de indígenas de la montaña. Álbum del Obispo Baltasar Jaime Martínez. 1791.

La música y los bailes españoles

En los bailes de los salones fueron comunes danzas españolas como la morisca, el saltarello, la folía, los andariegos, la sevillana, la pavana, la zarabanda, la chacona, el pasacalle y el zambapalo. En el siglo XVII se popularizaron las danzas de grupo, en las que se presentaban alegorías pastoriles a la usanza de España. Eran organizadas por las cofradías, asociaciones piadosas de laicos y otros grupos que usaban trajes especiales con mucho brillo. También eran populares la danza de los palillos -conocida hoy como la danza de la trenza- la danza de los seises, la danza de las espadas y las danzas de animales (oso, vaca, conejo, zorra). En las fiestas privadas había convite, juegos de sociedad y parcos bailes de conjunto.

Fiesta privada de la aristocracia colonial

Fiesta privada de la aristocracia colonial

Referencia:
Nuestra Historia. (2012). Casa Editorial El Tiempo.
 

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