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El cine en Colombia: Inicios y pioneros

Historia del cine en Colombia

El desarrollo de las técnicas y del lenguaje cinematográfico tiene rasgos comunes en todos los países, pero en aquellos como Colombia donde este medio no llegó a ser industria importante, resulta más espinoso reconstruir sus etapas y rescatar sus imágenes. Arduo ha sido el trabajo de los críticos, historiadores y recogedores de estos vestigios. En el cine colombiano es difícil encontrar predecesores, maestros olvidados, o figuras paternas que hayan mostrado el camino.

La Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano estableció que su prioridad era el rescate y la preservación de las imágenes cinematográficas producidas en el país, o de aquellas sobre Colombia hechas en el extranjero. La premisa era que un altísimo porcentaje de esas imágenes, particularmente las más antiguas, se perdieron definitivamente. Esto, hizo urgente centrar la mirada sobre lo poco que había sobrevivido y que estaba en inminente peligro de desaparición y, por supuesto, sobre las imágenes que se siguen produciendo en cine y vídeo, y que, por inconsciencia o descuido, pueden perderse para el futuro.

El duro trabajo de descubrir y coleccionar esos materiales, es un compromiso que se ha visto seriamente impedido por el desconocimiento y la indiferencia general frente a la necesidad de la conservación de las imágenes cinematográficas. Muchas de estas imágenes que se pierden se debe a que quienes las producían y siguen produciéndolas, ven en ellas exclusivamente un negocio de uso inmediato. Una vez que el celuloide cumple su función, como película argumental, noticiero, cuña publicitaria o instrucción didáctica, se piensa que ha dejado de interesar.

Celuloide
Se habla de celuloide porque los primeros filmes se realizaban con película fotográfica hecha de acetato de celulosa convirtiéndose en un sinónimo de cinematografía.

El cine llega a Colombia

Hacia 1895 estaba ya establecida la tecnología que permitió convertir en espectáculo el fenómeno de las imágenes fotográficas en movimiento y comenzar a estructurar su lenguaje. En 1897 el primer aparato primitivo de cine que llegó a Colombia fue el vitascopio de la Edison, sólo poco más de dos años después de las primeras proyecciones de cine en París y Berlín y de que Edison comercializara su kinetoscopio de visión individual.

Colón fue la primera ciudad colombiana (actualmente, Colón es una ciudad de Panamá) a donde llegó el vitascopio. De ahí siguió a Barranquilla y continuó por el Magdalena, por Bucaramanga, hasta la capital del país. En agosto y septiembre de 1897 en el Teatro Municipal se realizaron proyecciones públicas con el vitascopio. En Medellín, el 29 de octubre de 1898 se anunció en la prensa el espectáculo ofrecido por Wilson Gaylord & Co., usando el proyectoscopio de Edison, un proyector desarrollado a partir del famoso kinetoscopio, con el fin de poder competir adecuadamente con el cinematógrafo francés de los hermanos Lumiére. La primera función en la capital de Antioquia tuvo lugar el 1 de noviembre de 1898. Otras funciones se realizaron en Rionegro, Cali y otras ciudades, en 1899.

Vitascopio y Kinetoscopio
El vitascopio emitía sucesiones de imágenes sin intermitencias en una pared o pantalla. El kinetoscopio era de uso individual, fue el precursor del moderno proyector de películas, creaba la ilusión de movimiento transportando una tira de película perforada con imágenes secuenciales.

Para agosto de 1899 se encuentran referencias concretas al cinematógrafo de Lumiére, cuyos camarógrafos ofrecían una amplia selección de imágenes de todas las latitudes. No es difícil imaginar que en estas sesiones se hayan presentado también películas filmadas en Colombia y que estas hayan ido a engrosar el catálogo de las vistas exóticas ofrecidas en otras partes del mundo. Hay también indicios escritos de la presencia de aparatos distintos a los de los Lumiére (incluso versiones criollas del cinematógrafo) y de diversas presentaciones de imágenes locales.

Como tantas otras veces en la historia de Colombia, las guerras civiles retardaron los progresos. La Guerra de los Mil Días inaugura el siglo XX, borra el interés que podía haber surgido en el país por la producción cinematográfica y lo pospone de modo considerable. La guerra concluyó en 1902 y son muy pocos los datos que existen acerca de una actividad cinematográfica en la primera década de este siglo. Se cree que el general Rafael Reyes hizo venir a un camarógrafo francés para que lo filmara y usar las imágenes en las relaciones públicas, pero no sobrevive ninguna de ellas.

Cartel publicitario del cinematógrafo de los hermanos Lumière expuesto en 1896 en Rumanía
Cartel publicitario del cinematógrafo de los hermanos Lumière expuesto en 1896 en Rumanía

Primera década del siglo XX

Los pioneros

La primera década del siglo XX, cuando en todo el mundo se conformó definitivamente el lenguaje y la industria del cine, vio nacer una exhibición colombiana propia y unos escasos pero significativos intentos de producción. En esta y en la siguiente década el pionero es Francesco di Doménico, empresario y productor italiano. En noviembre de 1910, Vicente y Francisco Di Doménico partieron de Conza, provincia de Salerno en Italia, con el fin de buscar fortuna en América con la explotación del espectáculo cinematográfico. Con ellos venía su amigo Benedetto Pugliesi y su equipo consistía en dos proyectores, un generador y películas para ser exhibidas.

La isla francesa de Guadalupe, Trinidad, la costa venezolana y posteriormente Barranquilla, Ciénaga y Santa Marta, fueron las primeras etapas de esta empresa aventurera en épocas de viajes difíciles y en lugares de lengua extraña. Después de haber roto con Pugliesi, los Di Doménico subieron a Bogotá, donde muy pronto pudieron llevar a cabo sus primeras exhibiciones en el Bazar Veracruz. Las buenas perspectivas de la empresa movieron a los jóvenes italianos a hacer venir de Italia a otros miembros de la familia: Giovanni y Donato Di Doménico y los cuñados Peppino y Erminio Di Ruggiero.

Francisco y Donato Di Doménico con Peppino Di Ruggiero. Barranquilla, ca. 1917. Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. Bogotá.
Francisco y Donato Di Doménico con Peppino Di Ruggiero. Barranquilla, ca. 1917. Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. Bogotá.

El éxito fue tal que muy pronto se dio un paso importantísimo, de las exhibiciones más o menos de barraca de los comienzos, se quiso pasar al establecimiento de un teatro verdadero y propio, un palacio al estilo de los que por entonces comenzaron a surgir en todas las grandes ciudades, alentados por las enormes ganancias de la industria en aquella época dorada del cine.

Era 1912 y el gran teatro fue el Salón Olympia. Los realizadores fueron: Di Doménico Hermanos el célebre Nemesio Camacho y otros caballeros de empresa de Bogotá. La inauguración tuvo lugar el 8 de diciembre de 1912 con la película italiana “Il romanzo d'un giovane povero” (La novela de un joven pobre), adaptación de una novela que el cine italiano llevaría a la pantalla en más de una ocasión. La sala tenía una capacidad de 3.000 espectadores. El telón, de acuerdo con un esquema empleado entonces, estaba en el centro. Los que estaban en la parte de atrás (y que pagaban menos), veían los títulos escritos al revés y debían leerlos con un espejo, o con la ayuda de espectadores especialistas en leer de atrás hacia adelante, En Medellín, el llamado Circo de España, fundado en 1910, tenía el mismo esquema.

Gran salón Olympia, Bogotá, 1914. Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. Bogotá.
Gran salón Olympia, Bogotá, 1914. Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. Bogotá.

La exhibición fue el fuerte del cine en Colombia, superando y a veces bloqueando los escasos intentos de producción. El primer intento de hacer cine nacional de modo organizado tuvo lugar en 1913 con la creación de la Sociedad Industrial Cinematográfica Latinoamericana (SICLA). La exhibición había comenzado a conformarse como competencia despiadada en la que resultaba difícil sobrevivir (una característica de la década de 1910 en todo el mundo). Como en otros países, en Colombia la producción de películas propias se planteó como alternativa para superar competidores.

La producción de películas en la época del cine mudo era relativamente más simple que en el cine sonoro y obviamente, las imágenes de registro documental eran más fáciles de hacer que las historias de ficción. Francisco Di Doménico filmaba en las calles su “Diario colombiano”, cuyas imágenes de actualidad procesaba con el fin de que pudieran ser exhibidas al día siguiente. La Bogotá de 150.000 habitantes no tenía exceso de hechos sensacionales, pero los actos sociales y las procesiones religiosas eran motivos bienvenidos. Sin embargo, el cine de ficción era reclamado por el público y varias películas argumentales fueron realizadas con temas locales y patrióticos: “Una notabilidad rural”, “La hija del Tequendama”, “Nobles corazones”, “Ricaurte en San Mateo”.

Publicidad de la Sociedad Industrial Cinematográfica Latinoamericana (SICLA) y los hermanos Di Doménico en 1915.
Publicidad de la Sociedad Industrial Cinematográfica Latinoamericana (SICLA) y los hermanos Di Doménico en 1915.

Primer impacto político y social del cine colombiano

Una de esas primeras películas resulta apasionante hoy por su tema y por su forma y es una verdadera lástima que no haya sobrevivido (como no sobrevivió ninguna otra de este grupo de producciones): “El drama del 15 de octubre”. Se trataba de una cinta del género de actualidades reconstruidas, entre documental y ficción, sobre el asesinato del general Rafael Uribe Uribe. Los asesinos estaban purgando su pena en el panóptico de Bogotá y los Di Doménico lograron llegar hasta ellos y convencerlos de que, por un honorario de cinco mil pesos, se prestaran a recrear su crimen.

Esta entrevista muda y el pago produjeron un gran escándalo, que movió a un fiscal a ordenar la confiscación del dinero pagado, y a la familia de Uribe Uribe a solicitar censura para una cinta que consideraban ofensiva de la memoria de su pariente y una exaltación del delito. Se trata de la primera ocasión (y tal vez la última, hasta “Rodrigo D. No futuro”, décadas más tarde) en que una película colombiana se convierte en un hecho político o moviliza opinión amplia. Son los mismos años en que “El nacimiento de una nación”, del norteamericano David Wark Griffith (1875-1948), establece definitivamente el cine como medio masivo de candente incidencia política.

Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal, asesinos de Rafael Uribe Uribe, en el filme “El drama del 15 de octubre”, de los hermanos Di Doménico.
Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal, asesinos de Rafael Uribe Uribe, en el filme “El drama del 15 de octubre”, de los hermanos Di Doménico.
Referencia:
Álvarez, L. A.(2007). Arte 2. Gran Enciclopedia de Colombia. Círculo de Lectores.

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