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Las invasiones bárbaras

Las invasiones pacíficas

 Reunión de tribus germánicas

La relación de los romanos con los germanos se dio en dos niveles: primero, el de la asimilación y aprendizaje, y en segundo lugar de conflicto y confrontación bélica. En el siglo III el Imperio Romano estaba ya corrompido y decadente, con muchas tierras y pocos soldados. En cambio, los pueblos bárbaros, vigorosos y guerreros, buscaban tierras para ser propietarios.

Desde el gobierno de Octavio Augusto, el límite fronterizo con los pueblos "bárbaros" quedó fijado por los ríos Danubio y Rin. Pero con el tiempo, bandas de bárbaros iban penetrando lentamente; estas fueron las llamadas invasiones pacíficas de los bárbaros. Los ejércitos romanos toleraron estas incursiones y hasta reclutaron soldados entre los invasores. Durante mucho tiempo fue permanente el ingreso de germanos en territorio romano para desempeñarse como gladiadores, esclavos o artesanos.

Como a los romanos les faltaban brazos para la agricultura, los invasores recibieron tierras del imperio, y se convirtieron en colonos romanos aunque conservando sus costumbres y religión. Esta penetración pacífica duró cerca de 200 años, pero la necesidad de más tierras y la presión de los invasores hunos, las hicieron violentas. De forma pacífica en un comienzo, los asentamientos poblacionales permitieron la asimilación de los bárbaros por los romanos. Pueblos como los galos, helvecios, aportaron nuevas costumbres y produjeron cambios en la vida imperial, que sería más importante hacia principios del siglo V, cuando se produjeron las grandes oleadas de tribus germanas.

Guerreros báarbaros Guerreros bárbaros.

Roma le concedió el estatus de estados federados a los pueblos que se establecieron en sus territorios; estos estados federados terminaron formando sus propios ejércitos independientes del ejército imperial, al que, sin embargo, tenían que apoyar. Cuando el Imperio Romano inicia su crisis, las sublevaciones y levantamiento de los pueblos sometidos se harán cada vez más frecuentes; en los estados federados, el poder político pasará de las minorías romanas a las germánicas, dando origen a la conformación de monarquías teocráticas en las que el emperador será jefe político y religioso con el apoyo del cristianismo también triunfante.

Durante siglos los romanos lucharon por contener a los germanos fuera de la frontera del río Danubio. Por ejemplo, el emperador Marios derrotó a los teutones y César venció a los suevos (58 a.C.). Pero así mismo existían largos períodos de paz en los que se realizaban actividades comerciales y se influían mutuamente las culturas. Hasta el siglo III d.C., se dio una progresiva migración de los germanos hacia el sur, que algunos han llamado invasión lenta, pues permitió consolidar nuevos territorios para las comunidades germánicas.

Godos emigrando
Godos emigrando.

En el siglo IV los germanos se instalan sólidamente en el Danubio, con la llegada de los godos, y además establecen relaciones de alianza con el Imperio. Mediante los contratos llamados de "federación", tribus germánicas en la frontera recibieron un sueldo anual a cambio de actividades de protección frente a otros invasores. Así se generaliza la incorporación de germanos en los ejércitos romanos, llegando incluso a posiciones de mando. Estas tribus establecieron muchos nexos con el Imperio, aprendieron el latín y finalmente se cristianizaron.
 
Las grandes invasiones


A diferencia de la "invasión lenta" o migración germana hacia el sur, las grandes invasiones fueron rápidos y masivos desplazamientos de millones de personas, encabezados por ejércitos de ocupación que llegan a territorio del imperio.

Atila y los Hunos

Guerreros hunos
Los guerreros hunos basaban su superioridad en su gran movilidad, pues eran magníficos jinetes, hasta tal punto, que se decía que comían sin bajarse de sus monturas.

Mientras en Europa se desenvolvía el Imperio Romano, en Asia se desarrollaba fuerte y vigoroso el Imperio Chino, en medio de su misterioso aislamiento. A fines del siglo IV, comenzaron las oleadas de invasiones violentas. Europa fue invadida por los hunos, pueblo bárbaro de origen tártaro, lo mismo que los turcos, los fineses, los búlgaros, los magiares, los mongoles y los chinos. Los hunos, llamados en China Xionq-Nu, eran tribus de mongoles que no habían podido invadir al imperio Han en China. Fueron expulsados de la China en el año 35 a.C., se habían desplazado hasta el Altai de Mongolia y la Estepa del Hambre (90-170 d.C.).

Los hunos eran temidos desde que iniciaron sus correrías por Europa, partiendo de las estepas septentrionales del mar Negro. Los primeros en ser atacados y sometidos fueron los ostrogodos (375), pueblo godo que había fundado un extenso reino en el sur de la estepa rusa, la actual Rusia europea. Luego fueron sometidos los visigodos, asentados por entonces al norte del Danubio. Tampoco resistieron el empuje de los hunos y pidieron asilo en territorio romano al emperador Valente, lo que les fue concedido. Aquello fue un gran acontecimiento: por primera vez un pueblo entero obtenía autorización para asentarse en el interior de las fronteras del Imperio Romano y vivir en él como nación semindependiente, pues tenía sus propias leyes y gobernantes; este pueblo se ubicó en la región de los Balcanes. La aparición de los hunos en territorio europeo provoca una nueva oleada de invasiones: Germanos y Eslavos huyen aterrorizados ante el empuje y ferocidad de los hunos. Se inicia un período de grandes desplazamientos de pueblos.

Atila
En el siglo V apareció en Europa, capitaneando a los hunos, el famoso Atila. Su poder fue tan grande que trató de formar en el centro de Europa un imperio bárbaro para sustituir al romano. 

Establecidos en las llanuras del Danubio, en los territorios que ocuparon los ostrogodos y los visigodos (germanos del oriente europeo), los hunos fundaron en Europa central un Estado nómada en el 440; tenían por jefe a Atila, quien fundó un vasto Imperio que abarcaba desde el mar Báltico hasta el río Ural, y desde el río Danubio hasta el río Rin. Atila, a pesar de su fama y de su inmenso poder, vivía de una manera muy sencilla: habitaba una construcción de madera y mientras sus segundos comían en vajilla de oro, él lo hacía en platos de madera. Poseía un aspecto feroz que infundía terror entre sus enemigos. Sus soldados, siempre a caballo, no se apeaban ni para comer, pues se alimentaban de carne cruda, que guardaban debajo de las sillas de sus cabalgaduras. Fue tanto el pánico que inspiró Atila entre los cristianos, que fue llamado "El Azote de Dios", incluso se mencionaba que donde él o su caballo pisaban no crecía nunca más la hierba.

Campañas de Atila
Campañas de Atila.

Había recibido del gobierno romano de Oriente el título de Jefe de las Milicias y un tributo disimuladamente llamado sueldo. Al negarse en el 450 el Emperador a seguirle pagando, Atila resolvió en represalia tomarse las Galias. Aterrorizados, los ejércitos romanos huyeron sin presentar batalla.

Atila avanzó rápidamente: el 7 de abril de 451 ocupó Mettis (Metz), después de haber arrasado Colonia, Maguncia y Worms, y acto seguido sitió la ciudad de Aureliani (Orleáns), punto estratégico de las comunicaciones del noroccidente de las Galias; pero el empuje de Aecio le obligó a levantar el cerco y a dirigirse al norte, hacia los Campos Cataláunicos, a una localidad llamada “Maurica”, más cerca de Troyés que de Chalons-sur-Marne, en la actual región de Champaña–Ardenas (Francia). El día 20 de junio del 451, al rayar el alba, estaban los dos ejércitos frente a frente. Atila no pudo obtener la victoria, puesto que el ejército romano, bajo el mando del general romano Aecio, se alió con otros bárbaros, los godos, los alanos, los burgundios y los francos, que hicieron retroceder y alejarse a Atila de Europa.

Batalla de los campos Cataláunicos
Batalla de los campos Cataláunicos.

En el 452, Atila resolvió invadir una vez más a Italia, pero la intervención del Papa San León Magno, quien logró disuadirlo, salvó nuevamente a Roma. Atila se replegó hacia Hungría, donde murió al año siguiente, sin haber fundado ni realizado ninguna obra estable que sirviera para que la posteridad recordara su nombre positivamente. De los hunos sólo quedó el recuerdo de sus crueldades y espíritu sanguinario y de las ruinas que dejaron a su paso. Una vez derrotado su jefe, los hunos fueron fácilmente dominados y desaparecieron como pueblo invasor para ser asimilados por otros grupos bárbaros.

Pasado el peligro asiático, otros pueblos germanos entraron al Imperio. Anglos, Jutos y Sajones invadieron a Inglaterra. Francos y Burgundios se radicaron en las Galias. Los Vándalos saquearon a Roma y el trono fue juguete de ministros y generales germanos.

Mapa de las invasiones bárbaras
Mapa de las invasiones bárbaras.

Primera oleada. Los visigodos, huyendo de los hunos, cruzan el río Danubio y buscan refugio en la provincia romana de Mesia, donde se les otorgaron tierras. A pesar de ello, los visigodos emprendieron luchas contra los romanos por descontentos con las tierras recibidas, se sublevaron y vencieron al ejército en la batalla de Adrianópolis (9 de agosto de 378) y derrotan al emperador Valente. Los visigodos se instalan primero en los Balcanes y el Peloponeso. Con el ejército romano destruido y el emperador Valente muerto, los visigodos podrían haber conquistado fácilmente el Imperio oriental y no habría existido una Bizancio que sirviera como bastión contra las incursiones posteriores de árabes y turcos. En lugar de ello, bajo el mando de su rey Alarico pasaron a Italia, sacudiendo al mundo civilizado con el saqueo de Roma, la 'Ciudad Eterna', en el 410. La ciudad que había permanecido intacta por lo menos durante ocho siglos, iba a ser saqueada en dos ocasiones más durante los siguientes 50 años, y de un modo más salvaje por los vándalos en el 455. Los descendientes de Alarico fundaron luego el reino visigodo deToulouse (Tolosa), en la frontera de lo que hoy es Francia y España. Llegan hasta Aquitania en el 418.

Ante la imposibilidad de sacarlos, el emperador de Occidente pactó con ellos, a cambio de que combatieran a los suevos, alanos y vándalos que habían cruzado el Rin (406) y habían devastado las Galias hasta llegar a España. Suevos y alanos fueron reducidos por los visigodos, pero los vándalos se trasladaron al norte de África y las islas del Mediterráneo occidental, en el 429. Allí establecieron un reino en torno a la gran ciudad romana de Cartago.
 
Segunda oleada. Mortalmente debilitada por el asalto visigodo, la periferia del imperio pronto se rindió ante otros invasores. Mientras los visigodos continuaban su emigración hacia Francia y España, los ostrogodos se instalaban en Italia. Lo peor quedaba por venir. El 31 de diciembre de 406, los vándalos, suevos y alanos, bajo presión de los godos, al encontrar el Rin congelado y la frontera desguarnecida de tropas, cruzaron hacia Galia romana y comenzaron una campaña intensiva de saqueo, pasando a través de España. En el 409, se establecen allí como "federados". Siguiendo esa brecha los burgundios se instalan en la Galia y los alemanes en Alsacia, (actual frontera entre Francia y Alemania).

Guerreros burgundios siglo IV Guerreros burgundios siglo IV.

Tercera oleada. Los Vándalos siguieron hacia la península Ibérica y se establecieron en la región que tomó de ellos el nombre de Vandalucía (hoy Andalucía). Después de veinte años, fueron expulsados por los Visigodos y se vieron obligados a pasar a África, donde fundaron un reino en el norte e islas del Mediterráneo, que duró un siglo. En el 455, con su rey Genserico a la cabeza, atravesaron el Mediterráneo y se tomaron por segunda vez a Roma: a la que sometieron a pillaje durante catorce días, durante los cuales llegarán a secuestrar a romanos adinerados para exigir por ellos un fuerte rescate. Según relata Próspero, cronista de la época, tras la llegada de los vándalos, el Papa León I el Magnoimplora a Genserico para que no destruyan la ciudad ni maten a sus habitantes, a lo que Genserico accede. Todavía hoy se toma el nombre de Vándalo como sinónimo de destructor. Los suevos llegan hasta el nordeste de España y se establecen definitivamente donde ahora queda Galicia y parte de Portugal. Los Borgoñones, lograron que Honorio les permitiera establecerse en la cuenca del río Ródano y del río Saona (Francia).

Cuarta oleada. Los ostrogodos, que habían sido sometidos por los hunos, se liberan después de la muerte de Atila. Los ejércitos ostrogodos saquean los Balcanes y migran hacia Italia. Derrotan al rey Odoacro, el germano que había tomado Roma desde el 476 y establecen el reino ostrogodo. Britania, la más lejana de las provincias romanas, fue atacada por saqueadores marítimos en el siglo III. Posteriormente se da la invasión de los anglos, jutos y sajones. En la costa este dominaron los anglos, mientras que en el sur los sajones hacían los mayores progresos. Estos dos pueblos, además de los jutos que se establecieron principalmente en Kent, cruzaron el mar del Norte desde Jutlandia y las zonas aledañas a Alemania del norte, navegando por los ríos y estuarios en sus botes de remos y fondo plano. A medida que los pueblos germánicos empujaban a los britanos libres hacia el oeste, comenzaron a formarse nuevos reinos en el este, que iban a juntarse formando en los siglos posteriores una nueva Inglaterra unificada. Los francos del rey Clodoveo conquistan la Galia y expulsan a los visigodos hacia España.
 
Consecuencias de las invasiones

Grandes cambios se operaron en el mundo con la invasión y dominio de los germanos. Antes sólo existía un imperio dominador: Roma; ahora las antiguas provincias romanas se iban declarando reinos bárbaros independientes, de los cuales surgieron más tarde las actuales naciones europeas: España, Francia, Italia, Inglaterra y Alemania entre otras. Entre las consecuencias más importantes de estas invasiones tenemos:
 
1. Desaparición de la unidad política y jurídica. El Imperio Romano de Occidente desapareció y en su reemplazo se conformaron varios reinos independientes controlados por germanos: el de los visigodos en España, los francos en las Galias, los reinos anglosajones en Inglaterra y los ostrogodos en Italia, Suiza, Austria. Esto contrastó con la unidad que se había mantenido durante todos los siglos en los que Roma ejerció como el centro regulador de la vida del mundo antiguo.
 
2. Desaparición de la unidad lingüística. Las lenguas germánicas remplazaron el latín, sobre todo en regiones fronterizas del Rin y Britania. Por el contrario, en Hispania e Italia, se conservó la lengua latina aunque mezclada con las de los pueblos germanos, generando lo que posteriormente se conoció como lenguas romances.
 
3. Decadencia económica. Las ciudades decayeron, los campos se empobrecieron y se profundizó la ruina del comercio marítimo, pues los germanos no contaban con suficiente experiencia en el arte de navegar. En este sentido, los vándalos, por ejemplo, se convirtieron en piratas que asolaban la parte occidental del mar Mediterráneo. Se desorganizó el comercio del imperio por la inseguridad de las rutas y el descenso de la producción.
 
4. Ruralización. Las ciudades se despoblaron, muchos habitantes de las ciudades migraron hacia el campo, donde además, se habían establecido la mayor parte de los germanos. Estos tenían experiencia agrícola y ganadera, no vivían en ciudades sino en aldeas, razón por la cual, prefirieron los entornos rurales para asentarse. La civilización urbana fue reemplazada por la rural.
 
5. Pérdida de las tierras. Los ricos propietarios romanos perdieron gran parte de sus tierras porque tuvieron que ceder a los pueblos germanos un tercio de ellas. Algunos pueblos como los visigodos, burgundios y vándalos exigieron más cantidad de tierras, razón por la cual se desataron algunos conflictos. Finalmente, este reparto de tierra entre germanos y romanos hizo que años más tarde se conformara una sola clase social de poderosos terratenientes.
 
6. La mayoría de los bárbaros se hicieron cristianos, mezclando sin embargo muchas de sus creencias y prácticas culturales originales. La Iglesia católica estableció su dominio como religión predominante y oficial en los nuevos reinos, aliada al poder de los reyes.

Si bien es cierto que los bárbaros aprendieron mucho de los romanos, estos a su vez asimilaron de los invasores, técnicas agrícolas y maneras de aprovechar la tierra, especialmente de los godos, quienes estaban avanzados en este aspecto. La consecuencia más importante fue la nueva forma como se empezó a organizar la propiedad de la tierra y las relaciones entre gobernantes y gobernados. Como había tanta tierra y tan poca gente que la trabajara, los nobles reyes y militares bárbaros recibieron o se apropiaron de enormes extensiones. Ellos, a su vez, dieron tierras a sus subalternos, campesinos y aún a los esclavos. Estos, a cambio de la tierra y la protección, pagaban tributos y rendían lealtad al noble.
 
Fin del Imperio Romano de Occidente
 
Tras el asentamiento de los pueblos germánicos dentro del Imperio de Occidente, la autoridad imperial fue reduciéndose: francos y burgundios ocuparon la Galias; anglos y sajones, el territorio de Britania. Los generales romanos y germanos destituían y proclamaban emperadores, los cuales, a su vez, se apoyaban en grupos germanos para defenderse.
 
Hacia el final de todo este largo proceso, el continente europeo quedó dividido en dos bloques. Al occidente los reinos bárbaros que seguirían dividiéndose aún más hasta producir la estructura feudal. Al oriente el Imperio Bizantino, que sobrevivió hasta el siglo XV, es decir casi diez siglos.

División del Imperio romano
La división del imperio en oriente y occidente fue un intento para superar las crisis y resistir las presiones externas e internas, pero no fue eficaz.

En el año 476, el Imperio Romano de Occidente ya no era más que una sombra, su ocaso era total. El título de Emperador había recaído en un adolescente de quince años, Rómulo Augústulo, quien fue depuesto por el jefe de una Tribu Bárbara: Odoacro, quien se proclamó rey de Italia y envió las insignias imperiales a Constantinopla, reconociendo así la autoridad del emperador de Oriente. Este hecho significó el fin del Imperio romano de occidente. Pero éste, para librarse de los ostrogodos, los envió a Italia con pactos de federación. Teodorico, rey ostrogodo, venció a Odoacro y ocupó toda la península (493). Con este triste episodio, desapareció definitivamente uno de los más grandes Imperios de la Antigüedad: el Romano.

El fin del dominio romano en Europa continental estuvo marcado, en consecuencia, no por una súbita crisis, sino por un cambio gradual, siendo solo la culminación de procesos internos que venían desarrollándose por varias centurias. La economía siguió un patrón similar de cambio y transformaci6n. El Imperio romano había estado en decadencia económica desde por lo menos el siglo III y los intentos de reformas y renovación en el siglo IV habían tenido pocos efectos duraderos. Las ciudades del Imperio occidental languidecieron lentamente, la economía basada en el dinero se contrajo y el comercio y la industria decayeron. Estos procesos fueron acelerados, más que iniciados, por la ruptura política causada por la ascensión germánica al poder.

Referencias:
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GARCIA ORTIZ, F. (1991). Ciencias Sociales Integradas 7, tomo 2. Editorial Voluntad S.A.
GUERRERO VILLAGRAN, M. (2000). Horizontes Sociales 7. Pearson Educación.
MALDONADO ZAMUDIO, C. (2009). Hipertexto Sociales 7. Editorial Santillana S.A.
MONTENEGRO GONZÁLES, A. (1994). Civilización 7. Editorial Norma S.A.