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Revolución Rusa: Inicios

Ningún otro acontecimiento ha tenido un efecto tan decisivo en el mundo moderno como la Revolución Rusa de 1917, puesto que dio comienzo a una nueva era en la historia de Rusia: transformó un país subdesarrollado en una superpotencia industrial y militar y alteró fundamentalmente el modelo de relaciones internacionales. Sobre todo, inauguró la era de las revoluciones modernas. Al demostrar que los marxistas podían conquistar el poder y establecer su 'dictadura del proletariado' socialista, los bolcheviques sirvieron de inspiración a los revolucionarios de todo el mundo para emular su victoria. Después de 1917, el mundo nunca volvería a ser el mismo.

La amistad de los pueblos
La pintura "La amistad de los pueblos" simboliza el triunfo del proletariado en la Revolución rusa y muestra distintos representantes del sector popular sosteniedo el símbolo de la revolución.

La Revolución Rusa de 1917 es un acontecimiento histórico de gran trascendencia porque dio paso a la formación y posterior desarrollo de un sistema político-económico que, por ser contrario al de las potencias occidentales, dividió al mundo en dos grandes bloques antagónicos que por espacio de más de cuatro décadas se disputaron el poder hegemónico mundial. La Revolución Rusa tuvo lugar durante la Primera Guerra Mundial y una relación inmediata con ésta; pero el descontento social y político que la hizo estallar obedeció a factores de diversa índole que, no obstante haberse generado en su mayoría desde tiempo atrás, se agravaron durante el periodo comprendido entre finales del siglo XIX y principios del XX.

Los partidos socialistas y comunistas habían toma­do fuerza antes de la Primera Guerra Mundial en los países capitalistas de Europa occidental y cen­tral. Aprovechando el gran desarrollo industrial de estos, preparaban la revolución del proletariado. Aunque después de esa guerra tuvieron breves éxitos en Alemania y otros Estados, la revolución so­cialista marxista vino a triunfar en Rusia, un país débilmente industrializado y donde la burguesía capitalista no había alcanzado el poder.

Autocracia zarista

Campesinos rusos.

Al iniciar el siglo XX, en el enorme territorio ruso se mantenía el sistema absolutista del Antiguo Régimen bajo el gobierno de un Zar o emperador que poseía un poder ilimitado, aunque en la práctica -dada la numerosa población del país- se veía obligado a delegar cierta autoridad en la poderosa burocracia que lo apoyaba. El régimen absolutista de los zares, incapaz de llevar a cabo la modernización política, económica y social de Rusia, se hallaba cada vez más divorciado de la sociedad, en particular de los medios intelectuales y profesionales que para entonces se habían organizado en partidos políticos.

Mientras en el mundo occidental, incluyendo Amé­rica, existían gobiernos constitucionales, la monarquía absoluta del Zar impedía la difusión de las ideas liberales, prohibía la formación de partidos políticos y no concedía ningún tipo de derecho ni libertades a los súbditos. Los nobles propietarios de tierras y el clero de la Iglesia Ortodoxa constituían los sectores privilegiados. A diferencia de los demás países eu­ropeos, en Rusia no se había formado una burguesía de importancia, ni numerosa y la casi totalidad de la población era campesina y sometida todavía a la servidumbre.

La abolición de la servidumbre y la reforma agraria no tuvieron éxito

A mediados del siglo XIX el pueblo del Imperio Ruso sufre atraso y miseria; millones de hombres, mujeres y niños viven en el campo hambrientos desesperados y explotados. La sociedad rusa posee 70 millones de habitantes, la mayoría son campesinos, aun hay pocos obreros urbanos que son explotados por una incipiente burguesía y por la dinastía Romanov con el Zar Alejandro II, a la cabeza, quien subió al trono luego de la muerte de su padre Nicolás I de Rusia.

 Cena de campesinos.

El 3 de marzo de 1861, el zar Alejan­dro II decretó la libertad de los siervos, se extiende la libertad de movimiento y la libertad personal a todos los siervos rusos sea cual fuere su categoría, los terratenientes dejan de tener derechos sobre ellos en todo el suelo ruso y cerca de 23 millones de campesinos adquirieron el derecho a la propiedad de la tierra que trabajaban, mediante el pago de una indemnización a los dueños. El Estado anticiparía el pago a los propietarios y cobraría a los campesinos en plazos de varios años. Sin embargo, muchos campesinos no entendieron la ley, se consi­deraron engañados y se sublevaron; la mayoría fue víctima de los oportunistas y nobles que lograron que los propios campesinos les vendieran las tierras que tenían derecho a adquirir. Los fracasos origina­ron movimientos de rebeldía y terrorismo como el de los nihilistas, que se proponía destruir todo el sistema y sobre sus ruinas construir una nueva Rusia.

El 13 de marzo de 1881 asesinan a Alejandro II mediante un atentado de bomba que estalla en las calles de San Petersburgo, la capital del Imperio ruso. El autor es el estudiante Ignatei Grinevitski, miembro de la organización nihilista Naródnaya Volia ("La voluntad del pueblo"), fundado dos años antes, que no duda en usar el terror y el asesinato en su intento de barrer de Rusia el zarismo. Los asesinos de Alejandro II serán arrestados y colgados y se perseguirá a los integrantes del grupo hasta su total eliminación; en venganza al asumir su hijo Alejandro III promueve una progresiva policía para reprimir a los revolucionariosMillares de conspiradores y sospechosos fueron enviados a Siberia. Al mismo tiempo la industrialización aumenta la clase obrera urbana y con ella aumenta los trabajadores explotados, pero en 1894, muere Alejandro III enfermo de un riñón y el 14 de mayo de 1896 (calendario juliano) asume Nicolás II su primogénito. Nicolás II carece de experiencia y capacidad para gobernar un imperio tan vasto, será el último zar.

 
Tras su abdicación, en febrero de 1917, el Zar Nicolas II y su familia viajaron a Crimea, y en julio de 1918 fueron asesinados en Ekaterinburgpo

La industrialización comenzó tardía y débilmen­te, a fines de siglo y por la inversión de capitales franceses. El zar apoyó y estimuló la construcción de vías férreas, siendo la más importante el ferroca­rril transiberiano que unía la capital del imperio Petrogrado (San Petersburgo) con el puerto de Vladivostock en el Pacífico. La industrialización permitió el desa­rrollo de la burguesía, pero sin grandes libertades de actuación, y la formación de un proletariado que si bien no era tan numeroso como el campesinado, estaba en mejores condiciones para organizarse y hacer huelgas, ya que las fábricas formaban verda­deras, concentraciones industriales.

Los procesos que precipitaron la Revolución

Los movimientos socialistas encontraron am­biente favorable en Rusia, donde fundaron diversos partidos que actuaban secretamente porque la ley no los autorizaba. En 1898 se funda en Minsk el Partido Obrero Social-Demócrata Ruso de ideología marxista, cuyos integrantes eran intelectuales y trabajadores de minas y centros industriales. Estos organizaron el Soviet o consejo de delegados de los obreros, que organizó al proletariado y promovió huelgas.

 Vladimir Ilich Uliánov: Lenin

En 1900 regresa de la prisión en Siberia un hombre que sería el más importante del partido obrero socialdemócrata ruso: Vladimir Ilich Uliánov: Lenin (1870-1924). Lenin es un activista nato y publica un periódico propagandístico que se llama Iskra (la chispa) que es publicado en el exterior e introducido clandestinamente a Rusia. Da conferencias, mantiene ardorosas reuniones y discusiones con obreros e intelectuales y dedica un importante tiempo a la escritura de folletos, artículos y libros. Pero ya para 1900 está funcionando también el partido social revolucionario. Tiene el apoyo de campesinos y algunos obreros industriales y compiten con el partido de Lenin por la dirección de las clases subalternas, en sus filas se halla Aleksandr Fiódorovich Kérenski. En 1902 Lenin publica el célebre folleto ¿Qué hacer? Donde expresa cómo llegar a la revolución, para Lenin no hay movimiento revolucionario sin teoría revolucionaria y no hay teoría sin el movimiento de masas. La agitación política está en plena ebullición y a partir del 17 de noviembre de 1903 el partido de Lenin se divide, los mencheviques sostienen que previo al socialismo es necesaria una transición democrática burguesa que industrialice al país. Los bolcheviques creen en la toma del poder luchando contra el zarismo y contra la burguesía liberal. Para los bolcheviques no es necesaria ninguna transición.

El desprestigio internacional de Rusia. Desde mediados del siglo XIX, Rusia quedó aislada diplomáticamente. Recordemos que Francia y Gran Bretaña, primero, y luego todas las potencias en cabezadas por Alemania impidieron que Rusia des­membrara el Imperio Turco y lograra posiciones en el Mediterráneo.

Su expansión neocolonialista en Asia Central y China fue vista con recelo por las potencias euro­peas. En 1904, se desató la guerra entre Rusia y Japón por la ambición de ambas sobre Manchuria. El 5 de septiembre de 1905, en EE.UU. se firma el "Tratado de Portsmouth" que pone fin a la guerra ruso-japonesa, que se salda con la derrota de Moscú, Japón consolida su expansionismo con la obtención de territorios en Corea, Manchuria, la península de Liao-tung y la mitad de la isla de Sajalín. La derrota naval y terrestre de Rusia a manos de Japón, un país oriental que cincuenta años antes vivía en el mayor atraso industrial, desacreditó al Imperio Ruso en el exterior. Pero el efecto fue peor en el interior, pues el pueblo y hasta los soldados perdieron la imagen que tenían de su zar. Incluso hubo una sublevación de la armada rusa.

El nacionalismo de las diversas poblaciones del Imperio Ruso. Países como Polonia y Finlandia  aspiraban a independizarse; diversas regiones, como las del Cáucaso y Ucrania, rechazaban el rígido centralismo de la monarquía y aspiraban a un siste­ma federal autónomo. El desarrollo industrial se aceleró a comienzos del siglo XX, lo cual aumentó el número de obreros y la problemática social. Los burgueses capitalistas se sintieron también fuertes para reclamar un go­bierno constitucional de bases liberales, al estilo de Gran Bretaña y Francia. La débil monarquía se fue quedando sola frente a la burguesía, los campesinos y los trabajadores de fábricas. Cada vez más desa­creditada por el influjo en la corte del misterioso y discutido monje Rasputín.

1905, la primera revolución

En 1905, el zar tuvo que conceder un régimen constitucional. A partir de la derrota en la guerra ruso-japonesa se agudizó la crisis económica y so­cial. El 9 de enero de 1905 jul. en Petrogrado unas cien mil personas en cabezadas por el sacerdote Gueorgui Gapón, marchan para entregar al zar una petición de mejoras laborales. Es una marcha obrera y campesina que no responde a consignas políticas pero son salvajemente reprimidos por la guardia imperial, cuando se dirigian al Palacio de Invierno, y dispersó a balazos la pacífica manifesta­ción de miles de obreros y niños en una jornada que pasa a ser conocida como “domingo sangriento”. Aunque el zar no estaba en palacio, el pueblo le atribuyó la matanza y perdió la devoción y confianza que le tenía. En respuesta se producen huelgas masivas en Petrogrado y en el campo los trabajadores saquean talan bosques y ocupan tierras. El 14 de junio de 1905 jul. la tripulación del acorazado Potemkin anclado en el puerto de Odesa se subleva contra sus oficiales. Las insurrecciones son firmemente reprimidas y llega un tiempo de paz.

Para evitar la guerra civil, Nicolás II se vio obligado a conceder libertades individuales, de prensa y reu­nión, así como la creación de una asamblea consultiva: la Duma Estatal o asamblea legislativa. La Duma resulta un organismo elegido por la burguesía y con sus facultades cercenadas por el mismo zar, el proceso de democratización no avanzó, porque frecuentemente el zar impuso su criterio a la Duma y llegó a disolverla varias veces pero al mismo tiempo, los socialistas fueron creando el surgimiento del primer Soviet: consejo o junta forma de organización o combate de la clase obrera y los revolucionarios rusos. Es el germen del futuro comunismo, nu­merosos soviets, no sólo de obreros y campesinos, sino hasta de soldados.

Sesión de la Duma.

El 12 de mayo de 1905 estalla en Ivánovo-Vosnesensk una huelga de obreros textiles al día siguiente se organiza una asamblea de huelguistas a la cual asiste 30 mil obreros, los obreros eligen un consejo o soviet de 110 delegados para negociar con los patronos y autoridades, son tal vez los primeros verdaderos representantes del pueblo. Los soviets se propagan a las ciudades y el campo, en Moscú y Siberia se convocan los primeros soviets de soldados y en poco tiempo el soviet de Petrogrado representa a no menos de 250 mil obreros de distintos sindicatos y presenta a la duma local una serie de reivindicaciones. La burguesía de la duma le teme al pueblo politizado. El 26 de noviembre es detenido el presidente del soviet de Petrogrado y lo reemplaza Lev Davidovich Bronstein conocido como León Trotski. Trotski es un intelectual marxista que a pesar de haber mantenido algunas diferencias con Lenin colabora con él.

La sociedad en la Rusia anterior a 1914

En los primeros años del siglo XX, Rusia tenía una estructura demográfica y social caracterizada por:

1. Un acelerado desarrollo demográfico ocurrido entre 1887 y 1914, periodo en que el número de pobladores pasó de 125.5 millones a 174 millones de los cuales una tercera parte eran menores de 21 años. Se trataba de una población predominantemente rural ya que sólo el 15.5% habitaba en ciudades.

2. Una estructura social con grandes desigualdades. Antes de 1914, el 74% de la población eran campesinos, el 13% obreros industriales, y un 9% se situaba entre las clases dirigentes (un 3% lo constituía la nobleza y los militares, e16% las clases medias).

3. Una composición multinacional. En el inmenso territorio ruso que se extendía por dos continentes (Europa y Asia), convivían diversos grupos étnicos que hablaban múltiples lenguas y profesaban distintas religiones. El grupo eslavo era el mayor de todos y a él pertenecían las dos terceras partes de la población; estaba dividido en grandes rusos, pequeños rusos, rusos blancos o bielorrusos, y polacos. En las regiones periféricas vivían pueblos inmigrados o absorbidos en el proceso de expansión imperial. Los mayores problemas de asimilación se planteaban con los musulmanes que poblaban las regiones meridionales, y con los judíos, a quienes se sometió a crueles pogromos (persecuciones) Ante la dificultad de mantener bajo control ese mosaico de pueblos, el régimen zarista puso en práctica un programa de rusificación forzada, el cual consistía en la implantación de la lengua rusa y de la religión ortodoxa. Estas medidas tuvieron poco éxito y, al contrario de lo esperado, provocaron entre las minorías étnicas el surgimiento de tendencias separatistas.

Expansión territorial del Imperio ruso

Situación económica y crisis social

A principios del siglo XX Rusia presentaba significativos avances en materia económica: las estadísticas demuestran que entre 1900 y 1910 la superficie dedicada al trigo y la patata se duplicó, y que en ese periodo la producción industrial creció en 40%. Sin embargo, este crecimiento no repercutía en el ingreso real de la población, el cual incluso se reducía significativamente en los momentos de crisis. Entre 1900 y 1904, el desempleo y el hambre provocaron el aumento de revueltas campesinas y de huelgas en los centros urbanos; las protestas alcanzaron un punto crítico al producirse la derrota rusa en la guerra con Japón (1905), cuando la incapacidad bélica del ejército zarista demostró lo inútil de los enormes sacrificios del pueblo, obligado a enviar sus jóvenes a una guerra que terminó en fracaso.

Las ideologías políticas y sociales

En el panorama político ruso de principios del siglo XX destaca la influencia de las ideologías que dieron lugar a la formación de partidos políticos opuestos al régimen zarista:

Partidos políticos

Populismo. En los años sesenta del siglo XIX, coincidiendo con la abolición de la servidumbre, se organizó el llamado movimiento populista, del que inicialmente formó parte Mijaíl Bakunin, el cual sería el germen de los partidos revolucionarios surgidos a principios del siglo XX. El populismo rechazaba el desarrollo de la economía industrial por considerarla socialmente nociva, y pretendía fomentar la comunidad agrícola tradicional (el mir) como célula de la futura sociedad que se crearía después de ser suprimida la propiedad privada de la tierra. Este movimiento se dividió posteriormente en varias tendencias, entre ellas la denominada Tierra y Libertad surgida en las zonas rurales y que retomaba las ideas anarquistas de organización comunal. Algunos grupos radicales de este movimiento respondieron a la represión zarista con una serie de atentados contra funcionarios y miembros de la burocracia, que culminaron con la muerte del zar Alejandro II en 1881.

En 1901, un grupo surgido del populismo fundó el Partido Social Revolucionario cuyas siglas, S.R., darían lugar a que sus miembros fueran conocidos como los eserristas. Su objetivo fundamental consistía en derribar la autocracia zarista para proceder luego a efectuar una reforma agraria que permitiera la redistribución de la propiedad de la tierra entre los campesinos. Pero el carácter agrario de su programa político evitó su Implantación a gran escala en los núcleos urbanos e industriales, donde era mayor la conciencia de clase.

Marxismo. Las ideas de Karl Marx se difundieron entre los activistas rusos que se mantenían en el exilio. En 1898, uno de los primeros marxistas rusos, Gueorgui V. Plejanov, participó en la organización del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. En el segundo Congreso de este partido, celebrado en Londres en 1903 Vladimir Ilich Uliánov, Lenin (también exiliado de Rusia por razones políticas), expuso sus ideas acerca de efectuar una adaptación del marxismo a las circunstancias particulares de Rusia. Aunque Marx había postulado que la revolución proletaria se produciría en un país como Gran Bretaña, que había alcanzado un mayor grado de desarrollo capitalista, para Lenin era posible que la revolución proletaria se diera en Rusia sin necesidad de esperar el progreso del capitalismo; suponía que en un país escasamente industrializado, como Rusia, el éxito de la revolución debía ser el resultado de la acción combinada de obreros y campesinos. Para lograr esa alianza, era preciso formar un partido de "revolucionarios profesionales" disciplinados que se convirtieran en la vanguardia proletaria capaz de dirigir a los trabajadores.

En oposición a Lenin se encontraban Plejanov, L. Mártov y otros dirigentes socialistas de diversas tendencias, quienes proponían admitir a todo aquel que simpatizara en general con los objetivos del partido sin tomar en cuenta su participación activa. En este punto concreto el Congreso apoyó el segundo planteamiento, pero favoreció a Lenin en otros asuntos y en la votación final para elegir al secretario del partido. El sector dirigido por Lenin fue desde entonces denominado bolchevique (del ruso bolshevik: mayoritario) y al sector opositor se le llamó menchevique (del ruso menshevik: minoritario). Esos nombres subsistieron aunque los bolcheviques no siempre fueron el grupo dominante en el movimiento revolucionario ruso.

Partidos políticos

Liberalismo. En Rusia el liberalismo no fue tanto de origen burgués como en los países de Europa occidental, sino de origen profesional e intelectual. Se concretó en 1905 al fundarse el Partido Constitucional Demócrata, reconocido por las siglas KD., sus miembros fueron llamados kadetes, el cual estuvo integrado por propietarios rurales de mediana importancia, profesionales y técnicos. Este partido proponía el establecimiento de un Estado constitucional, la realización de la reforma agraria, y la consideración de derechos sociales y económicos básicos para los trabajadores.

Referencia:
Delgado de Cantú, G. M. (2006). El mundo moderno y contemporáneo II. Del siglo XX a los albores del siglo XXI. Pearson Educación.
 

Edad Contemporánea