Revolución Rusa: Guerra Civil y Estado Soviético
Guerra Civil e intervención extranjera
Al mismo tiempo que los alemanes procedían a ocupar los territorios cedidos por Rusia en el Tratado de Brest-Litovsk, en marzo de 1918 estallaba en Rusia una revolución en la que se mezclaron dos conflictos distintos: la Guerra Civil propiamente dicha y la intervención de los países occidentales.
En el primer caso, la pérdida de ricas regiones a causa del tratado con Alemania, la falta de abastecimiento de víveres para la población, y las condiciones de inseguridad produjeron revueltas contra el gobierno que fueron aprovechadas por la oposición -desde mencheviques y socialistas revolucionarios hasta partidarios del Antiguo Régimen- para enfrentarse al régimen bolchevique. En segundo lugar, la intervención de Inglaterra y Francia obedecía a varias razones: los trastornos que provocó el acuerdo entre Alemania y Rusia al bloque de los Aliados, pues con ello se suprime el frente oriental contra las Potencias Centrales; el riesgo de que no fueran cubiertos los préstamos hechos a Rusia al empezar la Gran Guerra; por último, los países occidentales temían que la revolución socialista se extendiera por Europa y decidieron aprovechar la coyuntura de los conflictos internos de Rusia para detener al bolchevismo.
Las fuerzas enfrentadas se agruparon en dos bloques: Los generales de la época zarista organizaron el llamado Ejército Blanco, apoyado por Francia e Inglaterra así como por fuerzas expedicionarias de Japón y Estados Unidos que atacaron posiciones rusas en Siberia, y el Ejército Rojo, encabezado por Trotski y formado por campesinos y obreros que tenían la ventaja de luchar en su país motivados por defender las conquistas obtenidas mediante la revolución. Se proclamó el terror rojo contra el "imperialismo internacional y sus cómplices internos". Una ola de violencia, desatada desde el gobierno por la Tcheka (más adelante KGB), exterminó a millares de rusos.
Ejército Rojo.
Las operaciones militares tuvieron dos fases. La primera, cuando la intervención extranjera fue especialmente intensa, abarcó desde enero de 1918 hasta la rendición alemana en noviembre del mismo año; durante este periodo, la familia real encabezada por el ex-zar Nicolás II, la zarina, su hijo e hijas, fueron asesinados (17 de julio de 1918), con la aprobación de Lenin, en la población de Ekaterimburgo, en los Urales donde estaban prisioneros. Fueron ejecutados por los revolucionarios ante el supuesto riesgo de colaboración con las fuerzas extranjeras.
Representación del asesinato del Zar.
Durante la segunda fase, que se extendió hasta el verano de 1920, empezó a debilitarse el frente común contra los bolcheviques. Los ejércitos extranjeros estaban exhaustos y con la desventaja de luchar en un territorio para ellos alejado y desconocido. Además, los líderes de la Entente fueron atenuando los ataques contra los bolcheviques ante el temor de que se produjesen insurrecciones obreras en sus propios países. En agosto, el Ejército Rojo llevó a efecto la contraofensiva en todos los frentes y pudo recuperar parte del territorio cedido en Brest-Litovsk, avanzando hasta el Cáucaso y el mar Caspio, lo que permitió vencer definitivamente a los ejércitos contrarrevolucionarios.
No obstante, hubo momentos en que la Guerra Civil puso en serio peligro al gobierno bolchevique. Bajo estas circunstancias, el gobierno se tomó todavía más represivo y extendió una ola de terror en la que ambos bandos se ensañaban en un afán desesperado por destruirse mutuamente. La difícil situación por la que atravesaba la Rusia soviética, aislada de todo el mundo y sometida a la intervención de sus antiguos aliados, parecía dar la razón a quienes pronosticaban la quiebra total del sistema bolchevique. Sin embargo, Lenin se mantenía en la posición de sostener el poder soviético y consideraba necesario comenzar a impulsar la revolución socialista mundial, a pesar de que no fuera posible desencadenarla en aquellos momentos.
Mapa de la Guerra Civil Rusa.
La confianza de Lenin se fundamentaba en la difusión que la Revolución Rusa había dado al comunismo en los países europeos donde, al terminar la Primera Guerra Mundial y a causa de los problemas sociales derivados de ella, se había retomado la lucha por las reivindicaciones obreras. A fin de contar con el apoyo de una revolución general en la Europa recién salida de la guerra mundial, el partido comunista ruso y 19 partidos comunistas de otros países, organizaron en Moscú la Tercera Internacional el 4 de marzo de 1919 (la segunda se había realizado en París en 1889), ya propuesta por Lenin en sus Tesis de Abril, cuyo propósito era la unificación y organización de los socialistas revolucionarios para extender la lucha del proletariado por todo el mundo. Lenin, el principal líder de la revolución, pensaba que el éxito de ésta no podía ser completo si no se extendía por toda Europa, que por aquellos días enfrentaba un gran caos político y social. Las potencias, temerosas del éxito de la expansión socialista, ayudaron a que fracasaran los movimientos sociales en sus respectivos países. Lenin, al darse cuenta de la estabilidad de las democracias burguesas, se orientó a la consolidación del estado soviético.
Mural de Diego Rivera - La Tercera Internacional.
Con un saldo de varios millones de muertos, el ejército rojo había triunfado sobre los blancos, consolidándose el régimen soviético. La victoria se debió a la férrea organización que Trotski dio al nuevo ejército, formado por millones de campesinos y con oficiales del desaparecido imperio, que se pasaron a la revolución. La lucha consolidó también el poder del comunismo ruso frente a los demás partidos de izquierda, que discrepaban del gobierno y fueron definitivamente excluidos, imponiéndose el partido único y oficial del Estado: el Partido Comunista.
La Guerra Civil terminó dejando al país seriamente dañado y con un resultado político que quizá no vislumbraron los bolcheviques en los momentos del triunfo de la Revolución de Octubre, como fue el abandono definitivo de la democracia para instaurar un régimen de partido único, el Partido Comunista, que de ahí en adelante gobernaría al pueblo ruso dictatorialmente. En 1921 se consolidaba la dictadura del Partido Comunista con el decreto que prohibía todo tipo de oposición dentro de ese organismo, y al año siguiente se transformaba a la Tcheka (policía política revolucionaria creada en 1918) en administración política del Estado, nombrando a Stalin secretario general con la misión de limpiar al partido de elementos de la oposición y de colocar en puestos clave a personas de confianza.
Partido Comunista.
Comunismo de guerra
Se llamó comunismo de guerra al sistema político-económico establecido por Lenin desde el triunfo bolchevique en octubre de 1917, pero puesto en práctica durante la Guerra Civil cuando se volvió urgente restablecer la economía de Rusia, dañada por los conflictos armados. Se trataba de un proyecto que debería apoyarse en una férrea dictadura justificada por la necesidad imperiosa de proporcionar víveres a la población y equipo militar al ejército. Exigía el aumento de la producción mediante los siguientes aspectos: la nacionalización de la industria, que incluía la prestación de cinco horas de trabajo gratuito (sábados comunistas); la nacionalización de los bancos; la prohibición del comercio privado; la eliminación de la moneda en algunas de las relaciones laborales; las requisas estatales a fin de pagar en especie los salarios, y un control estrecho de la producción agrícola.
En esta foto tomada en octubre de 1921, los niños afectados por el hambre de refugiados se ven en Rusia durante la Guerra Civil de Rusia.
Pero el comunismo de guerra no dio los resultados esperados. La producción bajó hasta el grado de impedir una distribución de bienes completa para la población, pues aunque los campesinos podían disponer de tierra, la situación de Guerra Civil no les permitía adquirir lo más indispensable para la explotación agrícola. Además, la realidad económica de Rusia -con una industria apenas en formación y dañada por las guerras, y con una agricultura de tecnología rudimentaria que atravesaba por grandes dificultades agravadas por el crudo invierno de 1920- hacía imposible la aplicación de ese sistema, aparte de que la población no podía soportar mayores sacrificios. En aquellos difíciles momentos para Rusia, la socialización de todos los medios de producción bajo el control del Estado había llevado a una fuerte crisis de subsistencia que obligaría a Lenin a cambiar su política económica.
Nueva Política Económica (NEP) y Constitución del Estado soviético
La Nueva Política Económica
Ante el fracaso del comunismo de guerra y los graves problemas sociales y políticos que alcanzaron proporciones alarmantes, Lenin se vio obligado a dar un viraje en su programa de reconstrucción. Así, en 1921, estableció un nuevo programa, la Nueva Política Económica (NEP, de acuerdo con las siglas en ruso) que implicaba una economía mixta (estatal y privada) en la que el sector estatal manejaba la industria pesada, los transportes, la banca y el comercio exterior, ramas que representaban el 90% del total de la economía. En tanto que el sector privado se restringía a pequeños y medianos propietarios agrícolas y a pequeñas industrias y comercios. Se trataba en resumen, de lo que Trotski había calificado como capitalismo de Estado, y fue planificado por el gobierno soviético bajo el supuesto de que el incentivo de la ganancia impulsaría la producción.
La libertad de explotación del suelo y el abandono del trabajo obligatorio permitió a los agricultores trabajar para los kulaks (miembros de la clase media). Se propició la llegada del capital extranjero y la industria comenzó a recuperarse; en 1927, la producción alcanzó los niveles de 1914 y comenzaron a resurgir los empresarios industriales. De todas maneras, se continuaba con el impulso a la colectivización del campo mediante la creación de cooperativas agrarias -koljoz- y granjas estatales -sovjoz-. En resumen, la NEP fue una vuelta parcial y estratégica a una economía de mercado mixta que se mantendría vigente hasta 1927.
Desalojo de una familia 'kulak' de un pueblo de la República Socialista Soviética de Ucrania, 1930.
El establecimiento de la NEP significó una pausa necesaria en el proceso hacia el socialismo, una vez que la realidad socioeconómica demostró a los dirigentes bolcheviques lo imposible de poner en práctica la revolución socialista sin haber reforzado antes la infraestructura económica. En relación con esta nueva política, se impuso además otra pausa en la revolución socialista en lo que se refiere al proyecto de Lenin de extender la revolución al resto del mundo, empezando por los países europeos. Para aplicar la NEP, Lenin buscó atraer el capital extranjero a participar en la reconstrucción de Rusia, aunque siempre bajo control del Estado, y envió representantes a las conferencias internacionales celebradas en Europa. En razón de esa necesidad económica, unida a los fracasos que sufrieron los movimientos socialistas en Alemania, Polonia, e incluso en Hungría -único país en el que pudo instalarse un gobierno socialista que duraría poco tiempo-, Lenin tuvo que aplazar la revolución mundial para concretarse a consolidar el "socialismo en un solo país".
Formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
Con la Guerra Civil se había producido una alianza militar entre las diversas repúblicas del vasto territorio ruso. Esta alianza resultó en la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), cuya Constitución fue creada en julio de 1923. De acuerdo con la nueva legislación, el Estado soviético estaría regido por tres órganos supremos:
a) El Congreso de los Soviets que, convocado anualmente, reunía a representantes de los soviets urbanos y de los soviets de las vólost (grandes organizaciones agrícolas y fabriles).
b) El Comité Central o Soviet Supremo, equivalente a los parlamentos occidentales, configurado por dos cámaras: el Consejo de la Unión y el Congreso de las Nacionalidades, y que reunía la representación de las diferentes repúblicas federadas y de las repúblicas y territorios autónomos.
c) El Presidium o Consejo de Comisarios del Pueblo, equivalente a un gobierno, dirigido por un presidente que ejercía las funciones de jefe de Estado. Los miembros de este Consejo cumplían diferentes funciones y categorías; la jurisdicción de los Comisarios de la Unión se extendía a toda la URSS, y los Comisarios de las Repúblicas Federadas se ocupaban de la economía y los asuntos laborales de su demarcación respectiva.
En realidad, en el Estado soviético no existía una separación de poderes. El poder lo retenía en exclusiva el Partido Comunista de la Unión Soviética (pcus) -el único permitido-, y a su vez se concentraba en una sola persona: Lenin, quien hasta su muerte en 1924 siguió siendo la primera figura del comunismo soviético que ningún otro jefe político o militar llegara a competir con él o a restarle prestigio.
Desde 1919, la organización interna del pcus estableció para su dirección dos órganos colegiados: el Politburó, que definía la línea política general, y el Orgburó, que vigilaba el cumplimiento de esa política. Así, el partido comunista soviético era una institución sólida, cerrada, sostenida bajo una rígida disciplina que mantenía a sus integrantes bajo constante amenaza de persecución y purga. En política exterior, la Tercera Internacional Socialista o Komintern, creada por Lenin, se convirtió en una prolongación del pcus en los países occidentales.
La pugna por el poder tras la muerte de Lenin
Josef Stalin, Vladimir Lenin, Mijaíl Kalinin, en el VIII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, en marzo de 1919.
Desde 1922, Lenin se había mantenido alejado de la política activa, aquejado por una enfermedad que al fin le produjo la muerte el 21 de enero de 1924. En esos dos últimos años de vida del líder revolucionario comenzó una lucha por la sucesión entre sus más cercanos colaboradores, Trotski y Stalin. El primero parecía ser el más capacitado para suceder a Lenin, pues gozaba de gran prestigio por su participación en la lucha revolucionaria desde 1905 y por su labor al frente del Soviet de Petrogrado; en cuanto a sus ideales, Trotski sostenía un marxismo radical que se oponía a la Nueva Política Económica ya que fuera aplazada la revolución socialista mundial. Por otra parte, Stalin había estado muy cerca de Lenin en los últimos años, y en 1922 había alcanzado el puesto de Secretario General del Partido Comunista; consideraba necesario el fortalecimiento del "socialismo en un solo país" pues tenía como prioridad la defensa del Estado soviético antes de exportar la revolución proletaria a otras naciones.
Stalin dirige la URSS.
En ese enfrentamiento, Stalin resultó victorioso y Trotski fue desterrado del país en 1928 junto con otros líderes opositores a Stalin, quien pudo entonces consolidar su poder y presentarse como el sucesor del primer jefe revolucionario. La primera y turbulenta etapa de la Revolución Rusa había llegado a su fin. Con Stalin daba comienzo una nueva era de aparente paz y desarrollo interno, lo cual fue conseguido a fuerza del terror sembrado por una de las más crueles dictaduras con el afán de imponer un sistema que se habría de mantener vigente durante cerca de setenta años, pero que al fin habría de desmoronarse tras evidenciar claramente su fracaso.
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