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Historia de la filosofía: Grecia y Roma

Historia de la filosofía: Grecia y Roma

Desde sus orígenes más remotos la filosofía ha intentado ofrecer una explicación de la existencia y una visión racional de la realidad, por ello puede considerarse como la primera ciencia o el primer conocimiento científico apartado de la magia. El origen de la palabra es griego y significa literalmente amor a la sabiduría (filos, amor; sofía, sabiduría), sin embargo, hoy la definiríamos como método racional de conocimiento que congrega las diversas ramas del saber.

La Filosofía Griega

Los primeros filósofos, conocidos como presocráticos, desarrollaron su actividad en Mileto, la ciudad jonia más importante de Asia Menor. Allí nació la primera escuela de pensadores científico-filósofos interesados en ofrecer una interpretación racional del mundo. Para ello centraron sus estudios en la búsqueda del «arjé» o sustancia común y subyacente a todos los diversos fenómenos y elementos de la realidad, que constituyese su auténtica esencia y que pudiera ser considerada como el principio fundamental de las cosas.

Maqueta del ágora de Mileto y alrededores
Maqueta del ágora de Mileto y alrededores. Modelo hecho en 1968 por H. Schleif y K. Stephanowitz. Museo de Berlín. Los mitos griegos narran que la ciudad fue fundada por un héroe llamado Mileto, que huyó de Creta para evitar ser forzado a convertirse en el erómeno del rey Minos. Sus ruinas se sitúan en la actual provincia de Aydın de Turquía.

Los tres pensadores milesios más importantes fueron Tales (620-550 a.C.), considerado por la tradición como uno de los siete sabios griegos, Anaximandro (610-550 a.C.) y Anaxímenes (590-525 a.C.). Para el primero, el agua, «hygron», era el principio común y esencial de la realidad al ser fuente de vida capaz, además, de adoptar forma sólida, líquida y gaseosa, y, por lo tanto, como principio esencial podía ser considerada eterna. La importancia de su pensamiento es que fue el primero en considerar la idea de origen común.

Anaximandro, sin embargo, consideraba que el arjé no podía ser una sustancia particular (agua), sino que debía de ser una sustancia infinita y diferente a las demás, pero que pudiese dar origen a éstas, a la que denominó «apeiron» (indeterminado o ilimitado). El pensamiento de Anaxímenes supuso un retroceso respecto al anterior, pues si bien consideraba que el arjé debía ser uno e infinito, consideró que debía ser una sustancia concreta. Para él, el principio de la realidad era el aire, «pneuma», aliento o alma y soporte físico de todo lo existente.

Los primeros filósofos entendían la naturaleza como una sustancia permanente y primordial
Los primeros filósofos entendían la naturaleza como una sustancia permanente y primordial que se mantiene a través de los cambios que sufren los seres naturales.

En el siglo VI a.C. y tras producirse la invasión persa de las ciudades jonias, el pensamiento filosófico se trasladó a Sicilia y la magna Grecia. Pitágoras (570-495 a.C.), si bien era originario de Samos, fue en Crotona donde fundó una sociedad de tipo místico y espiritual que llegará a convertirse en un importante movimiento político. Su pensamiento filosófico se relaciona con la tradición religiosa órfica. Introducirá la noción de que el alma posee un origen divino y se encuentra aprisionada al cuerpo. Por otro lado, será el primero en abandonar la búsqueda de una sustancia primera y en proponer un principio ideal, el número, entendido como medida y proporción, que sería la esencia de la realidad y el orden del Cosmos. De esta manera, su universo se encuentra regido por la matemática, que en su forma pura es armonía.

El filósofo y poeta Jenofontes (570-475 a.C.), también de origen jonio, será el primero en criticar las leyendas y mitos (Hesiodo y Homero) que servían de explicación de la realidad. Heráclito de Éfeso (540-470 a.C.) siguiendo la tradición milesia se planteará la definición del arjé, pero convirtiendo el monismo físico de sus predecesores en afirmación del movimiento, del devenir «Panta rei». El Cosmos posee una perpetua dinamicidad, que se manifiesta en la tensión y superación continua de los opuestos. El logos u orden del universo consiste en esta transmutación y contradicción constante que conduce a una armonía cambiante.

Pitágoras  Jenófanes
Pitágoras                                             Jenófanes

En la ciudad de Elea, perteneciente a la magna Grecia, surgirá paralelamente a la escuela pitagórica otro movimiento filosófico cuyo principal representante será Parménides de Elea, enfrentado a Pitágoras y enfocado a separar el mundo espiritual y trascendente, conocido sólo por medio del entendimiento, del universo material y cambiante que conocemos a través de los sentidos, y que será considerado como mera ilusión. Para Parménides existen dos vías posibles de conocimiento: la primera es la verdad (aletheia), guiada por el pensamiento, y la segunda el error u opinión (doxá), regida por lo sentidos.

Empédocles de Agrigento (490-430 a.C), Anaxágoras (500-430 a.C.) y Demócrito (460-370 a.C.) fueron tres pensadores que intentaron establecer un puente entre las ideas de Heráclito y de Parménides. El primero lo hizo mediante la afirmación de cuatro elementos primigenios (fuego, tierra, aire y agua) que formaron todo lo existente. El segundo consideró que los elementos constituyentes de la realidad eran unas partículas mínimas (que Aristóteles llamará homemerías) increadas e infinitas en número, pero no todas iguales entre sí. La fuerza que las mueve y las hace combinarse y formar diferentes cuerpos es el Nous, razón e inteligencia que supone el auténtico principio del Cosmos. Demócrito admite la existencia del vacío en el cual se agitan los átomos, esencia de toda la realidad sensible.

 Pintura de Demócrito, por Johannes Paulus Moreelse
Pintura de Demócrito, por Johannes Paulus Moreelse. La idea de que “sólo existen los átomos y el vacío, y todo lo demás es opinión” se debe a Demócrito, quien la desarrolló hace unos 2400 años.

En el siglo V a.C. fue Atenas el centro político y cultural griego por excelencia, y allí se desarrollará una importante escuela filosófica, la sofista, y la actividad de Sócrates (469-399 a.C.). El pensamiento de este gran filósofo llega a nosotros a través de los escritos de su discípulo Platón y supone una reacción frente al relativismo de los sofistas. Como ellos, pretende la búsqueda de la areté (virtud), pero niega que su fundamento se encuentre estrictamente en el campo humano y social. Por tanto, es preciso que esa virtud, basada en la razón, responda a una verdad absoluta situada por encima de la contingencia temporal.

Partiendo de sus ideas, Platón (428-347 a.C.) intenta elaborar un sistema completo y coherente inspirado en las concepciones éticas de su maestro por medio de la teoría del conocimiento y de la metafísica. Para él, el mundo fenoménico puede ser conocido a través de los sentidos, pero su esencia, así como ciertos valores (justicia, bien, mal, etc.) y conceptos (matemáticos, etc.), sólo pueden ser concebidos mediante unas esencias eternas e inmutables que denomina Ideas o Formas. Estas Ideas sólo pueden ser conocidas por medio del conocimiento racional, que puede ser discursivo o dialéctico. La finalidad de su ética, al igual que la de su maestro, es la idea del Bien, a la que se llega por medio de la educación, que permite desembarazarse de los errores del conocimiento.

Aristóteles procederá a la división del proceso de pensamiento por medio de la lógica, cuyos elementos fundamentales son el concepto, el juicio y el razonamiento. El elemento fundamental del proceso deductivo es el silogismo, el cual permite a partir de dos premisas o proposiciones verdaderas deducir una tercera. Para él, el ser no es la idea, sino lo concreto tal y como lo conocemos.

La escuela de Atenas, pintura de Rafael Sanzio
La escuela de Atenas, pintura de Rafael Sanzio. Entre 1509 y 1511. La identidad de algunos de los filósofos dentro de la pintura, como Platón y Aristóteles, está clara (son los dos personajes centrales), pero algunos estudiosos no coinciden con la de los otros.

Las filosofías helenísticas están muy influenciadas por las teosofías orientales. La escuela estoica, fundada por Zenón de Citio (335-265 a.C.), era esencialmente materialista y afirmaba que el mundo está regido por un principio universal o pneuma, fundamento ordenador del Cosmos y sometido a un ciclo eterno de destrucción y renacimiento (niegan el azar). El objetivo de la vida elevada es la conformidad con el orden existente o universal que no puede ser cambiado.

La escuela de Epicuro (341-270 a.C.) está inspirada en el atomismo de Demócrito, pero introduciendo un elemento de azar. Los átomos pueden sufrir una desviación fortuita o clinamen. Niegan así el determinismo ordenador del mundo. El escepticismo, fundado por Pirrón de Elis, niega la posibilidad de establecer juicios o afirmaciones universales, ya que consideran que sólo conocemos lo particular.

Filosofía Romana

La escuela dominante en el ámbito romano fue durante mucho tiempo el estoicismo, si bien sus dos principales representantes, Panecio de Rodas (185- 110 a.C.) y Posidonio de Apamea (135-50 a.C.), suavizaron su doctrina alejándose de la rigidez fatalista y austera de la Stoa antigua al identificar el logos estoico con el mundo ideal de Platón. El epicureísmo fue retomado en Roma por Lucrecio (98-54 a.C.), quien recapitulará el pensamiento de Demócrito y Epicuro.

La filosofía estoica
La filosofía estoica es quizá una de las más influyentes en la ideología del actual mundo occidental.

Enesidemo, en el siglo I a.C., será el principal representante del escepticismo y su doctrina va encaminada a atacar el dogma estoico, tendencia dominante en su época. El eclecticismo más que una corriente filosófica es una tendencia o preocupación humanista de algunos pensadores que trataban de elaborar una doctrina práctica basada en el sentido común. Su máximo representante será Cicerón (406- 43 a.C.).

Ya en los dos primeros siglos de nuestra era, el platonismo fue la doctrina filosófica romana más importante, al aunar elementos de otras corrientes como el estoicismo, las ideas de Platón y de Aristóteles. Autores como Numenio, Albino, Plutarco, etc., entendieron que todo el orden universal descendía de un Dios Uno y Trascendente por medio de multiplicación y emanación, y el Bien platónico era considera­do como fuente del mundo. Las ideas procedían de ese Uno creador o pensamiento de Dios.

Surge en este momento también el judaísmo y el gnosticismo, escuela cuyo fin era alcanzar la gnosis (conocimiento) mediante la contemplación directa de la divinidad. Por último, Plotino (205-270) será el fundador de la corriente neoplatónica, doctrina que pese a su origen místico niega la necesidad de una revelación como condición indispensable para poder llegar al conocimiento.

El judaísmo como doctrina filosófica
El judaísmo como doctrina filosófica y como religión emerge en el siglo II con los esenios, ascetas que expresan una influencia órfico-pitagórica. Su primer representante de peso fue Filón, pensador que desarrollo una filosofía de excesiva influencia neoplatónica.

La filosofía romana tiene una enorme herencia griega. La influencia de la doctrina de Platón y Aristóteles se deja sentir especialmente en los dos primeros siglos de nuestra era, en una nueva corriente denominada platonismo. Numerosos pensadores y hombres cultos participan del nuevo pensamiento, entre ellos el propio Plutarco.

Referencia:
Zamora, M. A. (2004). Filosofía. Enciclopedia Global Interactiva. Grupo Cultural S.A.