contadores de paginas web

¿Qué es la historia?

La historia como ciencia

Hay dos maneras de entender la historia: como aquello que sucedió en el pasado o como el estudio de aquello que suce­dió en el pasado. Esta última le otorga la categoría de ciencia y un nombre particular para diferenciarla de los sucesos his­tóricos. ¿En qué consiste esta ciencia y cuál es su nombre?

Saturno (tiempo) e historia, Paolo Veronese, fresco 1560-1561.

La historia es la ciencia que estudia los hechos del pasado y la manera como varios de ellos se relacionaron entre sí. Por esta razón, la historia ha sido considerada como la memoria de los pueblos o de la humanidad.

La historia, al estudiar el pasado de la humanidad, permite conocer cómo se organizaron las diferentes sociedades; cómo nacieron y se desarrollaron las instituciones, el lenguaje, el pensamiento, las manifestaciones artísticas y técnicas, y de igual for­ma, cómo fueron las relaciones sociales, afectivas y económicas de los hombres y mujeres que vivieron hace muchísimos años. Permite conocer cómo han cambiado las costumbres, las ideas y los modos de pensar y actuar de los seres humanos.

Los historiadores investigan el quehacer humano en un mo­mento y espacio determinados. Su trabajo no se reduce a un ejercicio descriptivo, ni de emisión de juicios de valor, sino que busca comprender y ofrecer explicaciones acerca de por qué sucedió determinado acontecimiento y cómo afecta la reali­dad presente. Para ello, formulan preguntas sobre el pasado que respondan a inquietudes o necesidades del presente. En este sentido, para la construcción del conocimiento histórico se acude a dos herramientas básicas:

- Los conocimientos previos con los que cuenta el histo­riador, los cuales determinan el enfoque de su investigación. Cuando el historiador o la historiadora se acerca al pasado de una sociedad, lo hace con una serie de intenciones profesionales y personales. Pues él o ella está dentro de un contexto que lo hace ser parte de la época en la que vive, que determina la formación con la que cuenta y los intereses que tiene. Todo ello lo lleva a realizar cierto tipo de preguntas sobre el pasado y tener una forma de interpretarlo. Por eso se afirma que cada época ha planteado preguntas diferentes a la historia.

- Las fuentes que son las huellas o indicios que han dejado las sociedades. Estas se clasifican en:

- Restos materiales que pueden ser de dos tipos, bioló­gicos como huesos y fósiles, y culturales como los arqui­tectónicos (palacios, iglesias, templos, puentes y caminos); artísticos (esculturas, pinturas, música, cerámica y filmes); industriales (manufacturas, armas, alimentos y transportes) y escritos y visuales (documentos oficiales, censos, leyes, diplomas, contratos, mapas, monedas y periódicos).

- Tradiciones y testimonios orales como los cantos, las anécdotas, los reportajes, las leyendas y las narraciones.

El historiador debe analizar el mayor número de fuentes para otorgarle rigurosidad a sus investigaciones. En este sentido, la historia es una ciencia que no tiene conocimientos definitivos, pues la identificación de nuevas fuentes y la manera como se abordan pueden generar nuevas interpretaciones de un he­cho histórico.

¿Cómo se trabajan las fuentes?


Los texos antiguos hacen parte de los restos materiales que permiten la reconstrucción de hechos o procesos históricos.

Los historiadores no pueden reconstruir el pasado tal como sucedió. Por eso la investigación histórica exige fundamentar toda afirmación o descubrimiento. Es así como la historia se escribe con base en:

- Documentos, que requieren ser cuestionados.

- Ideas, sustentadas en un pensamiento analítico, que se vale de teorías para leer las huellas del pasado, elaborar y presentar una visión del mundo.

De forma simultánea, el historiador trabaja interdísciplinariamente con áreas como la filosofía, la geografía y la economía, entre otras, pues sabe que su conocimiento no es absoluto ni definitivo.

La heurística

Los historiadores someten las fuentes a la heurística, que con­siste en hacer:

- Una crítica externa para saber de dónde viene la fuente y si es auténtica.

- Una crítica interna para averiguar qué tan creíble es la fuente, de dónde surge, qué dice entre líneas y qué le falta decir.

El tiempo y la historia


La persistencia de la memoria. Salvador Dalí.

Las sociedades humanas han tenido la necesidad de organizar sus hechos y activida­des en el tiempo, y por eso han establecido diversas formas de medirlo, de acuerdo con sus avances o niveles de desarrollo; por ejemplo, han determinado medidas de tiempo a partir de los ciclos solares, las fases de la luna y los fenómenos de la natu­raleza. De igual forma, han creado instrumentos como los relojes y los calendarios.

La cronología propone dividir, el tiempo en segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, quinquenios (períodos de 5 años), décadas (períodos de 10 años), siglos (períodos de 100 años) y milenios (períodos de 1000 años).

El tiempo histórico

En el centro del trabajo del historiador se encuentra la temporalidad. El historiador maneja niveles de tiempo, de acuerdo con las necesidades de su investigación y lo ordena de manera coherente, estableciendo periodizaciones.

Para el estudio de la historia es posible utilizar diversas dimensiones o ritmos tempo­rales. Así, el tiempo histórico puede dividirse en:

- Tiempo corto: permite reconocer los hechos menudos y cotidianos de los aconte­cimientos, por ejemplo, la fundación de Bogotá el 6 de agosto de 1538.

- Tiempo coyuntural: permite reconocer los hechos y procesos que se presentan en períodos entre cinco o diez años o períodos de medio siglo, teniendo en cuenta los cambios cíclicos o seriales. Por ejemplo, la colonización antioqueña en el siglo XIX.

- Tiempo largo: permite reconocer los hechos o procesos que abarcan uno o varios siglos pues se concentran en las estructuras. Es decir, describe una historia muy lenta. Por ejemplo: el poblamiento del país desde la colonización hasta nuestros días.

Los períodos en la historia

Los sucesos históricos también pueden ser organizados en períodos o fases que se establecen de acuerdo con el fenómeno a estudiar. Para la historia de Colombia del siglo XIX, el historiador David Bushnell propuso la siguiente periodización.

- De 1819 a 1830: el experimento grancolombiano.

- De 1830 a 1849: la Nueva Granada independiente.

- De 1849 a 1885: la revolución liberal.

- De 1885 a 1904: la Regeneración y su secuela.

Un mismo momento histórico puede tener diversas periodizaciones según sea el énfasis: político, económico, social, religioso, militar o cultural, entre otros.

Periodización de la historia

No existe una periodización que abarque la historia de la totalidad del mundo, por esto los diferentes continentes o regiones tienen períodos históricos propios. Dentro de las periodizaciones europeas se destaca la siguiente:

- Prehistoria: va desde la aparición del ser humano hasta el IV milenio a. C.

- Edad antigua: entre el IV milenio a. C., y el año 476 d. C.

- Edad media: entre los siglos V y XVI.

- Edad moderna: entre los siglos XVII hasta mediados del XIX.

- Edad contemporánea: comprende desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la actualidad.

La historia de la historia

La diferencia entre la historia como lo sucedido y la historia como ciencia. La historia como ciencia recibe el nombre de historiografía que literalmente significa escritura de la historia. La manera cómo se ha hecho historiografía y la naturaleza del trabajo del historiador han variado con el transcurso del tiempo.
 
Historiografía antigua: a partir del siglo VI a. C., se empieza a configurar la his­toria como un género autónomo caracterizado por su forma narrativa, su pretensión de veracidad y su función educativa o moralizante.
 
Historiografía medieval: la historia era vista como la realización del plan de salvación de Dios, y por lo general, los historiadores eran personas consagradas a Dios. Durante la Edad Media se reconstruyó la historia eclesiástica a partir de los hechos de los apóstoles.
 
Historiografía renacentista y moderna: se pretendió dar cuenta de la realidad en la forma más verídica posible, exponiendo los hechos de una manera lógica, ordenada y coherente que permitiera ver su causalidad y extraer leyes. Para lograrlo el historiador se apoyaba en la crítica a los vestigios del pasado, que empezaba a ser sistematizada. También se escribieron muchas crónicas sobre los reinos que surgieron en esa época.
 
Historiografía del siglo XIX: se le atribuyó a la historia un sentido. El historiador debía "reconstruir el pasado como realmente sucedió" sin afanes moralizadores, con objetividad y neutralidad. Se difundió el método crítico de los documentos y la historia se convirtió en una disciplina con rigor científico.
 
Historiografía de los siglos XX y XXI: se amplían los temas y los sujetos de investigación. La historia se abre al trabajo conjunto con otras disciplinas como la arqueología, la sociología y la antropología e incorpora nuevos métodos de estudio, como el cuantitativo y se aceptan nuevas fuentes como la tradición oral. Se recono­ce la subjetividad, es decir, el papel que juega el historiador en la investigación y se otorga importancia a la escritura de la historia para que pueda ser accesible a todos.

Marc Bloch y Lucien Febvre a principios del siglo XX crearon la revista Anales de la historia económica y social, a partir de la cual se consolida la Escuela de los anales que permite el desarrollo de dos tendencias: nueva historia e historia de las menta­lidades que abordaban en sus análisis elementos como la familia, la alimentación, la vivienda y el vestido que permitieron hacer otras reinterpretaciones teniendo en cuenta fenómenos culturales y sociales.

Ámbitos de la historia


Los archivos son una fuente de investigación básica para los historiadores, pues a través de estos pueden seguile la pista al tema que han escogido investigar.

El historiador cuenta con varios ámbitos de investigación; algunos de ellos son:

Ámbito político: estudia las relaciones de poder en una sociedad. Así como las actitudes y los determinan­tes políticos que tienen incidencia en los individuos y los grupos sociales. Por ejemplo, la evolución de los partidos políticos.

Ámbito social: estudia las sociedades o los grupos que se dan en el interior de éstas, la forma como se relacionan en­tre sí y los roles que ejercen. Por ejemplo, los movimientos obreros.

Ámbito económico: estudia la evolución de las relaciones y actividades económicas. Por ejemplo, los precios, la produc­ción o el consumo de una sociedad.

Ámbito religioso: estudia las diferentes manifestaciones espirituales de los pueblos y cómo han evolucionado en el tiempo. Por ejemplo, la historia del islam.

Ámbito cultural: estudia las diferentes expresiones mate­riales e inmateriales que han desarrollado los seres humanos y responden a los contextos en los que se han desarrollado. Por ejemplo, la pintura en la época colonial representaba el ambiente religioso de la época.

Referencia:
Luna Botía, R. (2011). Sociales para Pensar 7. Editorial Norma S.A.