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Arte en Grecia y Roma

Arte en Grecia y Roma

EL ARTE GRIEGO: ARCAÍSMO, CLASICISMO, HELENISMO

Los griegos aportan una nueva concepción del arte derivada de su sentido humanista. A diferencia de persas y mesopotámicos, el arte pierde el colosalismo por considerarse que es un reflejo más de la vida social del hombre. Por ello debe tener dimensiones humanas y no divinas. Nacen unos cánones o tipos de belleza aplicados a todas las artes, con unas dimensiones estándar o normalizadas, que el artista siempre respeta. Este canon varía a lo largo del tiempo, dando más altura y esbeltez a su arte.

Los orígenes más remotos del arte griego los encontramos en las civilizaciones cretense o minoica y micénica. La primera y más rica aporta considerables avances técnicos. La segunda recibe influencias de la primera. Sus únicas aportaciones originarias son la muralla y el megarón (tumba circular), antecedente del templo circular griego. Ejemplo de la primera es la Puerta de los Leones en las murallas de Micenas, hueco megalítico coronado por un escudo trapezoidal en el que está esculpida una columna colocada sobre un pedestal, sobre el que se apoyan las patas de dos leones afrontados que parecen estar dando guardia a la columna.

La Puerta de los Leones
La Puerta de los Leones fue la entrada principal a la ciudadela de Micenas en el sur de Grecia. Es la única pieza de escultura monumental que sobrevive de Micenas.

La invasión doria marca el principio de la civilización helénica. Su aportación al arte más significativa es la introducción del esquematismo abstracto y la línea recta frente a las curvas, espirales, flexibilidad y libertad de movimiento anteriores, lo que se aprecia notablemente en la cerámica; la arquitectura arquitrabada construida sobre piedra y el primero de los órdenes griegos.

Las construcciones fundamentales del arte griego son el templo, lugar de habitación del dios (las oraciones se realizaban a sus puertas), el ágora o plaza porticada donde se realizaban las reuniones ciudadanas y políticas, las acrópolis, los santuarios y el teatro. El templo consta de tres elementos fundamentales: el pedestal, el soporte y la cubierta. Es rectangular con fachadas en los lados más cortos. La techumbre es a dos aguas. La fachada está formada por una fila de columnas que sostienen un entablamiento formado por arquitrabe, friso y cornisa.

La columna griega era de tres tipos u órdenes. El orden dórico, el orden jónico y el orden corintio. En el orden dórico, la columna no tiene basa, va colocada directamente sobre el estilóbato (último escalón de la plataforma que rodea el templo). El fuste es estriado, su diámetro disminuye de abajo arriba. Tiene una ligera curvatura en el centro cuya finalidad es corregir efectos ópticos deformadores. El capitel está formado por un entrante acanalado (collarino), una pieza circular con un borde curvo abierta hacia arriba (equino) y un prisma de poca altura semejante a una loseta (ábaco). El orden jónico nace en Asia Menor. Su columna tiene basa. El fuste es también estriado y su diámetro va disminuyendo. La principal diferencia es el capitel, cuya parte más visible son dos espirales o volutas colocadas sobre una almohadilla a la que desbordan por ambos lados. El orden jónico se distingue sólo del anterior en el capitel, cubierto por una doble fila de hojas de acanto, palmetas y rosetas.

Los tres órdenes clásicos
Los tres órdenes clásicos. Los órdenes son estilos arquitectónicos canónicos con los que, en la arquitectura griega y romana clásica, se intentaba lograr edificios de proporciones armoniosas en todas sus partes.

El arte griego a lo largo de su historia va perfeccionando su técnica y sufriendo una evolución lógica en su estilo. En los siglos VII y VI a.C. se desarrolla el estilo arcaico. El mejor ejemplo de arquitectura arcaica es el templo de Heraión en Olimpia, santuario construido en madera donde se celebraban los juegos. Sólo quedan los cimientos, pero se nota que ya entonces los dorios construían sus templos de acuerdo con lo que sería la planta modelo. Del siglo VI son los templos de Apolo en Corinto, Hera y Poseidón en Pesto, construidos ya en piedra, el desaparecido Hecatompedón en Atenas, el Tesoro de los Atenienses y el Tesoro de los Sifnos en Delfos, y el Templo de Artemisa en Éfeso.

En cuanto a la escultura, los mejores ejemplos del arte griego arcaico son las Korai y los Kuroi. Figuras de jóvenes de influencia egipcia, pero con dos características propias: el desnudo masculino y la idealización del rostro. Son figuras exentas todavía con una gran frontalidad y hieratismo. El rostro aparece con lo que se conoce como la sonrisa arcaica. Los mejores ejemplos son La Dama de Auxerre y el Apolo de Tenea. A lo largo de los siglos VII y VI esta escultura va evolucionando. Sin llegar a perder la frontalidad, se redondean mejor los costados y la observación anatómica es más justa. El peinado es más suelto, los cabellos recogidos detrás de la nuca vuelven sobre los hombros formando tirabuzones o trenzas y los flequillos forman rizos. Los tres ejemplos más bellos son el Moscóforo, portador de un ternero
para el sacrificio, el Apolo de Strangford y la Hera de Samos.

Moscóforo, Apolo de Strangford y Hera de Samos
Moscóforo, Apolo de Strangford y Hera de Samos

La evolución de la escultura viene marcada por la necesidad de adaptarla a los frontones de los templos que tienen forma triangular. En un principio se colocaban las figuras a diferente escala según estuvieran en los extremos o en el centro, pero pronto se introducen figuras de animales y monstruos, y las figuras se adaptan a la línea descendente sin necesidad de cambiar de escala.

En los siglos V y IV a.C. el arte llega a una madurez, entrando en el período que conocemos como el clasicismo griego. La Atenas de Pericles se convierte en la gran ciudad de Grecia, centro de la riqueza, del bienestar y del arte. La arquitectura logra el equilibrio y alcanza su más alto grado de perfección. Junto al templo se desarrolla la construcción de edificios civiles como el teatro, el stadium, el hipódromo, el odeón (para representaciones musicales), el buleuterio (donde se reunía la Asamblea) y la palestra (donde se hacían ejercicios de lucha). En el año 460 se construye el Zeus de Olimpia, sobre otro anterior destruido por un terremoto. De orden dórico es el templo clásico más antiguo. El conjunto arquitectónico griego mejor conservado y más perfecto es la Acrópolis de Atenas (siglo V a.C), proyectada y construidos todos sus edificios casi al mismo tiempo sobre las ruinas de anteriores templos incendiados por los persas. Los arquitectos fueron Ictinos y Calícrates, y el escultor, Fidias. Fuera de la Acrópolis se encuentra el templo de Apolo Bessel, primero en el que aparece una columna con capitel corintio.

Acrópolis de Atenas
Vista panorámica de la Acrópolis de Atenas

En cuanto a la escultura, sufre un importante avance técnico. En el siglo V la primera gran figura es el escultor Mirón. Su obra más antigua es el Discóbolo, hecha sobre bronce, del que sólo nos han llegado copias en mármol. Representa a un atleta en el momento de lanzar el disco, y en la que todavía se observan influjos arcaizantes en cabellos, rostro, etc. Fidias es considerado como el escultor más destacado. Realizó los frontones del Partenón, el friso en relieve que representa la procesión de las Panateneas, el perdido Zeus Olímpico y una estatua de Atenea Parcenos, diosa de la ciudad. Su estilo avanzado gana en calidad en las representaciones de los cuerpos.

Policleto fue un broncista cuyo tema favorito era el desnudo de los jóvenes atletas. Su Doríforo (portador de la lanza) fue considerado como el canon o modelo matemático de la belleza del cuerpo masculino. En el siglo IV los escultores por excelencia son Praxíteles, el creador de la famosa curva praxiteliana que acentúa la actitud flexible iniciada por Policleto, Scopas y Lisipo, quien marca el tránsito entre el clasicismo y el helenismo. Su Apoxiómenos (atleta quitándose la grasa con que se había untado el cuerpo para la carrera) rompe la frontalidad con sus brazos tendidos hacia un lado. Su perfección anatómica y su diferencia de proporciones con las del Doríforo de Policleto hacen que se considere como un nuevo canon de belleza más esbelto.

Lisipo fue el escultor de Alejandro, al cual retrató en varias ocasiones. El retrato, si bien era conocido en la etapa anterior, es propio del helenismo. Con la conquista de Grecia por Alejandro Magno, el arte recibe influencias orientales, las normas se hacen más flexibles y el arte se vuelca hacia un realismo dramático. La escultura helenística, al contrario que la clásica, pretende resaltar lo característico e individual, lo pintoresco, lo dramático e incluso lo monstruoso y lo deforme, como el Hermafrodita acostado.

 El “Hermafrodita durmiendo”
El “Hermafrodita durmiendo” es una copia romana de un original griego del siglo II a.C. Hermafrodita es un personaje de la mitología griega, hijo de Hermes y Afrodita. Hermafrodita es en realidad una combinación de los nombres de ambos padres.

Atenas sigue manteniendo un papel rector, y el retrato helenístico ofrece aquí ejemplos ilustres como el Demóstenes. Surgen numerosas escuelas, como la escuela de Pérgamo cuyas obras más representativas son los relieves del altar de Zeus representando la Gigantomaquia (lucha entre dioses y gigantes) y las estatuas de los galos, entre los cuales es notorio el Galo moribundo (hombre caído en la tierra). La escuela de Alejandría es la creadora de estatuas de pequeño tamaño en terracota representando tipos pintorescos y a veces deformes. A la escuela de Rodas se le atribuyen algunas de las obras más representativas del helenismo, como La Victoria de Samotracia, hoy en el Louvre, El toro de Farnesio y el Laoconte.

Laoconte
Laoconte y sus hijos. Representación del sacerdote de Apolo Timbreo en Troya, con sus hijos, recibiendo el castigo que los dioses le habían impuesto por ofender a Apolo: ser devorado por monstruos marinos.

EL ARTE EN ROMA

El arte romano es, fundamentalmente, una amalgama cultural entre el arte etrusco y el griego, adaptado a su cultura, a sus nuevas necesidades y su sentido práctico y utilitario. Pero a lo largo del milenio en que se desarrolla (siglo V a.C. - siglo V d.C.) funde y asimila múltiples elementos de los pueblos que conquista, incorporándolos a su cultura. A los etruscos les debe el uso de la bóveda, cuya mejor muestra es la Cloaca Máxima, del arco monumental, como la puerta de Augusto en Perugia, y del templo construido sobre un podio, como el de júpiter Capitalino de Roma.

Su escultura estaba hecha en bronce como muestra la Quimera (animal fantástico), la Loba del Capitolio, ambas del siglo V a.C., y el Orador (siglo III a.C.), antecedente claro de las esculturas romanas de cuerpo entero. Lo esencial de su herencia artística lo debe al arte griego, pero el genio político romano lo transformará dándole un sentido utilitario y adaptándolo a sus necesidades centralizadoras y romanizadoras.

En la arquitectura romana resalta su total utilitarismo, su perfección, su gran solidez y su sentido ornamental. En sus construcciones utilizan la sillería (piedra labrada), la mampostería (piedras irregulares) y la argamasa (mezcla de arena, cal y piedra). Con frecuencia los edificios están recubiertos con materiales más ricos o con estuco. Siguen los tres órdenes griegos, con preferencia por el corintio, y crean dos nuevos órdenes: el toscano, que se diferencia del dórico que tiene el fuste liso y en que la curva del equino es un arco de círculo en lugar de ser parabólica, y el compuesto, que modifica sólo el capitel, combinando las hojas de acanto corintias con las volutas del dórico. Es frecuente la utilización en cada piso de un orden diferente.

Esquema del orden toscano          Orden compuesto en el antiguo Palacio de Justicia de Budapest
Esquema del orden toscano (imagen izquierda) y ejemplo de orden compuesto en el antiguo Palacio de Justicia de Budapest (imagen derecha).

El templo romano es una imitación del etrusco, que, a su vez, depende del griego con algunas modificaciones. La principal es la utilización de un podio o pedestal, sobre el que se construye el templo y que sólo tiene escaleras en el frente. El pórtico tiene mayor importancia que en el templo griego en relación a la nave. El teatro, al igual que en Grecia, suele estar construido al pie de un desnivel de terreno aprovechado para la cávea o gradería, pero con frecuencia es una construcción arquitectónica completa. El anfiteatro o teatro doble es una construcción típicamente romana. Es de planta elíptica y estaba dedicado a espectáculos de lucha y destreza.

El circo era el equivalente al estadio griego. Su planta era alargada rematada en semicírculos y estaba dedicado a las carreras de carros. Otra construcción típica romana son las termas o establecimientos para baños públicos. Constaban de baños fríos (frigidarium), templados (tepidarium) y calientes (caldarium), palestras, vestuarios, bibliotecas y jardines. Las basílicas eran de planta rectangular, con techumbre sostenida por dos filas de columnas que dividían el espacio interior en tres naves. Las naves laterales solían ser de menor altura que la central. Estaban destinadas a las transacciones comerciales y a la administración de justicia.

Restos de una antigua basílica romana en Leptis Magna (Libia)
Una característica de la basílica romana es el ábside o saliente rectangular o semicircular que corresponde a la nave central, lugar aprovechado para la administración de justicia. Restos de una antigua basílica romana en Leptis Magna (Libia).

Las construcciones más típicas romanas son los monumentos conmemorativos. Eran de dos tipos: la columna, cuyos antecedentes son los obeliscos egipcios, y el arco de triunfo, continuación de las puertas monumentales etruscas adornadas con esculturas. Son de uno, tres o incluso de cinco huecos (pocas veces de dos). Están formados por pedestales, grandes pilares que sostienen bóvedas de medio punto y el ático o gran cuerpo donde se coloca la inscripción conmemorativa.

Existían dos tipos de casas: la domus, habitada por familias ricas y organizada en torno al atrium o fogón etrusco, y la ínsula o casa de pisos en donde vivían los demás ciudadanos. Junto a los edificios aislados, la arquitectura romana se distingue por la creación de conjuntos urbanos. En las ciudades de nueva creación las calles estaban trazadas en ángulo recto en torno a dos ejes, el cardo (de norte a sur) y la decumana (de este a oeste). En el cruce de ambas se situaba el foro o plaza pública en el que se encuentran la curia (sede del gobierno de la ciudad), la basílica y el templo.

Foro romano
Foro romano

Principales edificaciones del foro romano:

  1. Curia: lugar oficial donde se reunía el Senado romano. La Curia Julia fue inaugurado por Julius Cesar para reemplazar la antigua Curia Hostilio, destruido por un incendio en el año 52 a.C.
  2. Templo de Saturno: construido a principios de la República, en 497 a.C. aproximadamente. Aún se pueden ver ocho columnas señoriales.
  3. Templo de Vespasiano: templo dedicado al emperador Vespasiano, venerado como un dios después de su muerte. La fachada del templo tenía seis columnas, pero hoy sólo quedan tres.
  4. Templo de Concordia: Furio Camilo, cónsul en el año 366 a.C. construyó el templo de la Concordia, diosa de la armonía.
  5. Arco de Septimius Severus: uno de los monumentos mejor conservados del Foro, construido por el emperador Septimio Severo en 203, para celebrar sus logros en Roma.
  6. Templo de Castor y Pollux: construido en 484 a.C. Actualmente, sólo hay tres columnas de mármol.
  7. Basílica Emilia (179 a.C.): el edificio donde se llevó a cabo las principales actividades del Foro, jurídico, político y económico. Se divide en tres alas, para albergar cada una de sus diferentes actividades.
  8. Basílica Giulia (49 a.C.): sede de cortes importantes. Fue construido por Julius Cesar.
  9. Regia (509 a.C.): la residencia original de los reyes etruscos, se situó entre el templo de Vesta y el templo de Antonino y Faustina. La proximidad de la Regia y los templos formó un centro político y religioso de la ciudad.
  10. Templo de Vesta: probablemente construido por Numa Pompilio, segundo rey de Roma. El templo está situado en el centro del Foro Romano y protegía el fuego sagrado.
  11. Casa de las Vestales Vírgenes: residencia lujosa y amplia de las vestales, sacerdotisas de la diosa Vesta.
  12. Templo de Rómulo: pequeño templo de techo abovedado, fue construido en honor del hijo de Majencio, Romulus, en 309.
  13. Templo de Antonino y Faustina: construido en 141 por Antonius Pius en honor a su esposa, Faustina, que había muerto y había sido canonizado ese año.

En cuanto a la escultura podemos distinguir tres especialidades fundamentales. La escultura de imitación griega, realizada por artistas griegos que trabajaban en Roma o importada de países helénicos. El retrato, con antecedentes etruscos y helenísticos, pero que aquí adquiere características propias como la búsqueda en la representación de la individualidad, la majestuosidad y la grandeza del personaje y, por último, el relieve histórico, considerado como la principal creación de la escultura romana. En él se relata un suceso importante, y suelen estar ubicados en las columnas y arcos triunfales.

Representación del saqueo de Jerusalén en el interior del Arco de Tito. Ejemplo del relieve histórico
Representación del saqueo de Jerusalén en el interior del Arco de Tito. Ejemplo del relieve histórico.

Durante la República, es el templo el monumento más característico. Algunos ejemplos son el de la Fortuna Viril en Roma, construido sobre un podio de orden jónico y pseudodíptero, y el de la diosa hogar Vesta en Tíboli, primero de los templos circulares. De esta época también son abundantes esculturas de retratos, esto se debe a la costumbre de los patricios romanos de guardar en sus casas las cabezas esculpidas de sus antepasados como recuerdo funerario.

La Roma imperial está dividida en dos etapas, la de esplendor (los dos primeros siglos de nuestra era) y la de decadencia, a partir del siglo III. Destacable del primer momento son las bellas esculturas del emperador Augusto, el pequeño templo Ara Pacis, el Panteón (casa de los dioses), edificio de planta circular cubierto por una bóveda semiesférica, la Domus Aurea o palacio de Nerón, el Arco de Tito, el Coliseo, anfiteatro construido en tiempos de Tito, el Arco de Trajano en Beneveto con un solo hueco y abundante ornamentación de relieves históricos, y la Columna Trajana en Roma que conmemora la conquista de la Dacia, construida sobre un pedestal.

 El Arco de Tito en Roma
El arco de triunfo es el edificio conmemorativo más característico romano. Está formado por un hueco de medio punto encuadrado por dos macizos que soportan un ático arquitrabado. El Arco de Tito en Roma es uno de los más bellos.

De Marco Aurelio se conserva su estatua ecuestre, única en su género llegada hasta nuestros días y de gran influencia en el Renacimiento. Las termas más importantes son las de Caracalla, en las que se introduce una innovación técnica, la bóveda de aristas sostenida por columnas adosadas, y las de Diocleciano. Por último, en la etapa de decadencia los monumentos fundamentales son de la época de Constantino. La Basílica de Majencia es una gran nave con una bóveda de cañón contrarrestada por cortas naves transversales. El Arco de Constantino, de tres arcos, en sus relieves nos muestra la decadencia técnica y un cambio de objetivos estéticos antecedente del mundo bizantino. Esta misma decadencia se observa en la estatua del emperador, de la que se conserva la cabeza.

El arte en Hispania

En la Hispania romana, la arquitectura destaca por su monumentalidad y brillantez técnica, especialmente en lo que se refiere a las obras públicas. Estas grandes construcciones, costeadas por las ciudades, contribuyeron a su desarrollo y a la elevación de la calidad de vida de sus habitantes. Los principales monumentos romanos de España datan de la época imperial. Esto es debido a la resistencia a la dominación. Para contrarrestar la tenacidad defensiva, los romanos crearon una importante red de comunicaciones o calzadas, entre las que destacan la Vía Hercúlea o Augusta, que iba de Levante a Cádiz, y la Vía de la Plata, que iba de Cádiz a Galicia.

Calzada romana Vía de la Plata
Calzada romana Vía de la Plata. Las primeras noticias documentadas como camino oficial datan del 139 a.C. cuando el cónsul Quinto Servilio Caepio funda el campamento de Castra Servilia, a pocos kilómetros del actual Cáceres.

Lo accidentado del terreno español requirió la construcción de importantes puentes, como los de Salamanca, Alcántara, Mérida, etc. En cuanto a las obras hidráulicas los acueductos merecen mención especial (Segovia, Mérida, Tarragona, Zaragoza, etc.) así como el llamado embalse de Proserpina (Mérida) que tiene casi 5 km de perímetro.

Mérida es la ciudad romana mejor conservada de España, en ella se encuentran los templos de Marte y de Diana, el teatro, un gran anfiteatro y un circo. Además, posee un Museo Nacional de Arte Romano que reúne las principales piezas descubiertas en las excavaciones arqueológicas. En cuanto a los arcos conmemorativos destacan el de Capera en Cáceres, el de Barf en Tarragona, de una sola puerta, y el de Medinaceli, único que posee tres vanos.

Vista del acueducto romano de “Los Milagros” en Mérida España
Vista del acueducto romano de “Los Milagros” en Mérida España

Las ciencias y la literatura también fueron cultivadas con brillantez en la España romana. Destacan naturalistas como Turranius Gracilis y Moderato Columela, geógrafos como Pomponio Mela, literatos como Lucano y Marcial, y filósofos como Lucio Anneo Séneca, figura cumbre de la cultura hispano-romana.

Referencia:
Zamora, M. A. (2004). Arte. Enciclopedia Global Interactiva. Grupo Cultural S.A.