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La economía

La economía es una ciencia esencialmente social que estudia cómo las personas y la sociedad deciden o escogen racionalmente las formas de utilizar los recursos escasos entre las distintas alternativas que tienen. La economía centra su estudio en el bienestar material de las per­sonas, es decir, en sus necesidades. Sin embargo, la satisfacción de las necesidades humanas se ve limitada por un factor dentro del proceso económico: la escasez. Actualmente, los recursos de los que sufrimos escasez son naturales, como agua, tierras fértiles, clima, petróleo, carbón, entre otros; humanos, como la disponibilidad de personas con adecuados niveles de educación y capacitación; y tecnológicos o de capital, es decir, maquinaria, equipos, instalaciones y medios de transporte.

Si la escasez no existiera, nadie se preocuparía en alcanzar cierta capacidad para seleccionar las mejores formas de utilización de los recursos. No habría por qué economizar. Así, la existencia de la escasez plantea un problema económico: desarrollar la capacidad humana para escoger adecuadamente las alternativas de uso de los recursos escasos que atiendan, en mejor forma, las necesidades de los individuos y de la sociedad en su conjunto.

La palabra "economía" se deriva del griego OIKONOMIKE (oikos = casa con todo lo que uno posee; nomos = administración); en el sentido empleado por los griegos, la palabra venía a significar el acto de administrar pru­dente y sistemáticamente el patrimonio familiar. Sin embargo, Aristóteles, quien se interesaba sobre todo por la obtención de un ingreso para el Estado, usaba con frecuencia la expresión "economía política".

Por ese motivo, al final de la Edad Media, cuando resurgió con gran fuer­za la preocupación por el tema y los estadistas estudiaban el arte de hacer a los pueblos ricos y autosuficientes por medio de reglas jurídicas nacionales, se familiarizó la expresión "economía política". A pesar de los alegatos en favor de otros nombres, tales como economía civil, economía nacional, cataláctica, crematística y plutología, el término "economía política" se prolongó hasta finales del siglo XIX, cuando al publicarse en 1890 el libro de Marshall Principios de Economía, el asunto se resolvió en forma definitiva.

La expresión más breve, economía, se usa todavía. De la simple conside­ración de la economía doméstica en la antigüedad clásica, han surgido la actual diferenciación de la ciencia e innumerables disciplinas. Las expresiones finanzas públicas, economía agrícola, comercio internacional, finanzas coo­perativas, dinero y bancos, transportes y ciclo económico, son sólo unas cuantas entre todas las que, con el tiempo, han puesto en boga los economis­tas en su búsqueda por la verdad.

La economía se puede definir brevemente de muchas maneras; así por ejemplo:

- Es el estudio de la riqueza.

- Es el estudio de los modos de mejorar la sociedad.

- Es el estudio de cómo la humanidad organiza sus actividades de consumo y de producción.

- Es el estudio de la forma en que los hombres eligen la utilización de re­cursos productivos escasos o limitados (tierra, trabajo, bienes de capital), para producir otros bienes y distribuirlos entre los miembros de la socie­dad para su consumo.

¿Cuál es el objeto de estudio de la economía?

Todos los bienes y servicios requeridos para satisfacer las necesidades de las personas son el objeto de la economía. En el fondo, el objeto de estudio de la economía son los servicios, pues los bienes tangibles no son otra cosa que una acumulación de servicios. Por ejemplo: una rebanada de pan en la mesa del comedor es una acumulación de servicios del tendero que la ven­dió, del panadero que la elaboró, del molinero que procesó la harina y del campesino que cultivó el trigo. Cada uno de ellos incorporó al producto final una cuota de esfuerzo y de trabajo. En otros términos, la economía se ocupa de los medios como la sociedad define históri­camente qué, cómo y cuándo producir, y la manera de distribuir socialmente los bienes y servicios.

      
Las necesidades económicas varían dependiendo de las aspiraciones de cada persona. También dependen del lugar, tiempo histórico, estrato social, etc. Los avances científicos y tecnológicos han transformado y sofisticado nuestras necesidades.

Evolución de las ideas económicas

A diario, y casi sin darnos cuenta, utilizamos todas las herramientas de la economía, ya sea en el mundo de los negocios, en el trabajo e incluso cuando vamos a la tienda para proveernos de alimentos, y nos ocupamos de temas como los precios, las alzas y el presupuesto familiar. Durante siglos, la economía existió sólo como una práctica, sin que el ser humano se preo­cupara por encontrar un conjunto sistemático de explicaciones teóricas. Fue a partir de los siglos XVIII y XIX que la economía surgió como ciencia.

Ideas económicas en la antigüedad y en el medievo

Los griegos fueron los primeros en intentar explicaciones teóricas frente a los fenómenos económicos. En este campo, se destacaron tres pensadores Jenofonte, Platón y Aristóteles.

Jenofonte, quien abordó temas como los ingresos fiscales de Atenas, aseguró que la agricultura era una actividad económica fundamental, sobre la que se apoyan todas las demás actividades. Esta idea fue retomada siglos des­pués por los fisiócratas. También fue el primero en hablar sobre la división del trabajo, al descubrir sus ventajas y el efecto sobre el creci­miento del tamaño de los mercados.

Platón, hizo algunas referencias sobre el dinero como patrón de medida y de numerario; apoyó las ideas de la división del trabajo, expuestas por Jenofonte, y llegó a proponer una minuciosa diferenciación de funciones entre las clases sociales.

Aristóteles, por su parte, hizo una gran contribución al desarrollar la teoría del valor. Fue el primero en establecer la diferencia entre el valor de uso, dado por la satisfacción de una necesidad, y el valor de cambio o precio de un bien.

Con los romanos se dieron pocos aportes al desarrollo de las ideas económicas, pues su mayor interés se centró en las cuestiones agrarias, dada la extraordinaria expansión de la clase terrateniente.

Durante la Edad Media, el dominio de la Iglesia Católica marcó el rumbo de las ideas económicas. Dentro de las obras sobre moral, se destacan algunas reflexiones econó­micas de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. El primero, reivindicó el trabajo físico, menospreciado siglos atrás por el pensamiento esclavista dando, de ésta manera, un impor­tante apoyo a la actividad agrícola. Por otro lado, estuvo en contra de la propiedad privada porque, según él, genera contrariedad entre las personas.

Santo Tomás de Aquino defendió la propiedad privada del señor feudal, porque consideraba que éste gobernaba sus riquezas pensando en el bien común. Habló del "justo pre­cio". De acuerdo con esta idea, los precios se deben fijar según la situación social del comprador, es decir, que hay un precio justo para el artesano, otro para el campesino y otro para el terrateniente.

Ideas económicas en la Edad Moderna

Hacia los siglos XIV y XV el sistema feudal entró en crisis, se gestaron los estados-naciones y el desa­rrollo del capital comercial europeo pasó a desempeñar un papel importante en el sistema económico. En este ambiente, surgieron nuevas ideas económicas, como el mercantilis­mo y la fisiocracia.

El mercantilismo es una doctrina económica que predominó en Europa entre los siglos XV y XVII. Se preocupó principal­mente por el comercio, el dinero y el movimiento comercial. Para el mercantilismo la riqueza de un país radica en la acumulación de metales preciosos, como el oro y la plata. Por esta razón, planteó la necesidad de que el Estado incre­mentara las exportaciones y limitara las importaciones, de manera que tuviera la mayor cantidad posible de oro y plata.

 
“El cambista y su mujer”, es una obra clásica de Quentin Massys que representa el espíritu del mercantilismo.

La fisiocracia, contrario al mercantilismo, consideró que la fuente de riqueza de una nación está en el producto neto de la agricultura. Según esta doctrina, la agricultura es la única actividad productiva, porque solamente ella produce valor. En consecuencia, la industria y el comercio son actividades estériles que se sostienen por el producto de la agricultura. En esta doctrina se destacó el francés François Quesnay (1694-1774).

Nace la ciencia económica

Hacia el siglo XVIII, en el marco de la Revolución Industrial, que permitió una acelerada concentración de capital, sur­gen pensadores como Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill, que sientan las bases del actual sistema econó­mico capitalista. Crean la llamada Escuela Clásica de Eco­nomía, fundamentan el liberalismo económico, defendiendo la propiedad privada de los factores de producción, la liber­tad de acción y la defensa de la obtención de beneficio o ganancia. Se inicia, de esta manera, una época de oro para la economía como ciencia.

Contrario a la escuela clásica, surge el socialismo científico, creado por Karl Marx (1818-1883). Según él, los clási­cos representan los intereses de la burguesía, mientras que el socialismo respalda los objetivos de la clase obrera. Contribuyó al enriquecimiento de la ciencia económica con sus tratados sobre la teoría del valor del trabajo, la teoría sobre salarios y sus estudios acerca de la reproducción del capital.

En el siglo XX se destacan Alfred Marshall (1842-1924) y John Maynard Keynes (1883-1946). El primero desarrolló la teoría de la oferta y la demanda, y creyó en la posibilidad de un desarrollo sostenido de la economía. Sin embargo, con la crisis económica de 1929, sus predicciones resultaron poco reales. Entonces, Keynes, una de las figuras más importantes de las nuevas corrientes económicas del siglo XX, replanteó algunas ideas de los clásicos. Propuso la nece­sidad de que el Estado mediara en la economía, dándole un gran papel como generador de empleo y una mayor intervención en la actividad particular con su política tributaria y de gasto público.

Estas son algunas de las principales ideas de la economía que se han desarrollado a través de la historia. Todas de alguna manera, buscan responder al problema esencial de la economía: la utilización adecuada de los recursos escasos para la satisfacción de las necesidades humanas.

Referencias:
Pachón Orjuela, E. (2000). Economía y Política 10. Grupo Editorial Norma.
Quiceno Machado, W. (2011). Sociales para Pensar 10. Grupo Editorial Norma.