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Wolfgang Amadeus Mozart

EL  NIÑO  PRODIGIO


Mozart en Verona (oleo de Saverio dalla Rosa, 1770). Mozart, que murió a la edad de 35 años, es considerado el genio más fecundo de la música, a pesar de su corta vida. Su famoso Requiem, que dejó inconcluso, fue terminado por su discípulo, Sussmayer.

Desde mediados del siglo XVIII, Wolfgang Amadeus Mozart ha sido el patrón con el que se mide el genio musical. Lo que este genio de la música realizó en la infancia (empezó a interesarse por la mú­sica a los tres años) fue igualado y sobrepasado únicamente por lo que consiguió en la edad madura. Desde pequeño, con sólo oír una melodía era capaz de reprodu­cirla sin error. Lo mismo podía identificar las notas y los acordes con los ojos cerrados. Comenzó a escribir música con la misma facilidad con la que aprendió a tocarla. A los cinco años escribió dos minués para clave, que aún se conservan.

Wolfgang Amadeus Mozart nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo, ciudad por entonces situada en territorio bávaro (actualmente en el oeste de Austria) que en esa época era un arzobispado independiente del Sacro Imperio Romano Germánico; tenía una larga tradición musical y en tiempos de Mozart era un activo centro artístico provincial. Fue bautizado como Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart, aunque le conocían por Wolfgang Amadeus. Su padre, Leopold Mozart, era miembro de la capilla arzobispal, de la cual se le nombró más tarde director asistente; era compositor de cierta categoría y reputación y autor de un célebre tratado sobre la ejecución del violín, publicado el año del nacimiento de su hijo. Wolfgang Amadeus Mozart era el séptimo hijo de este matrimonio, pero de sus seis hermanos sólo había sobrevivido una niña, Marianne. Desde su más temprana infancia, Wolfgang demostró un talento musical tan prodigioso que su padre abandonó toda otra ambición para consagrarse a la educación del niño y a exhibir sus habilidades y las de su hermana Marianne (“Nannerl”) en una serie de viajes, que poco a poco les llevó a Francia, Inglaterra, Holanda e Italia, así como, a Viena y a las principales ciudades de Alemania.

A la edad de seis años, Mozart ya era un interprete avanzado de instrumentos de tecla y un eficaz violinista, al mismo tiempo que demostraba una extraordinaria capacidad para la improvisación y la lectura de partituras. Aún hoy en día se interpretan cinco pequeñas piezas para piano que compuso a aquella edad.

Los tres Mozart haciendo música
Los tres Mozart haciendo música: Leopold al violín; Amadeus, de siete años al piano; y Marianne (Nannerl), de once años, cantando con una partitura. Grabado de Jean Baptiste Delafosse basado en una acuarela de aproximadamente 1764 de Louis Carrogis de Carmonetelle.

Gracias a las excelentes enseñanzas de su padre, y más aún a los muchos viajes efectuados durante sus años de formación, el joven Mozart tomó contacto con toda la música que se escribía o escuchaba en la Europa occidental contemporánea. Absorbió todo cuanto congeniase con él con una capacidad asombrosa. Imitaba, pero al hacerlo mejoraba sus modelos; además, las ideas que ejercían influencia sobre él no sólo resonaban en sus producciones inmediatas, sino que seguían creciendo en su mente y a veces daban frutos muchos años más tarde. De esta manera, su obra llegó a ser una síntesis de estilos nacionales, un espejo en el cual se reflejaba la música de toda una época, iluminado por su propio y trascendente genio.

En Viena la emperatriz María Teresa lo mandó a llamar para escuchar a este niño prodigio, y tanto ella como el emperador reconocieron en él al verdadero genio de la música que era. Ante este éxito en la corte imperial, su padre se decidió a llevarlo de gira por toda Alemania; recorrieron París y luego Londres. Regresa­ron a Salzburgo y nuevamente iniciaron una gira hacia Viena, después a Italia y ya en este tiempo Mozart trabajaba febrilmente, cumpliendo todos los compromisos para tocar y para componer la música que le encargaban.

Los años que siguieron a estos triunfos en Italia fueron carentes de interés para Mozart. Ya de regreso en su ciudad natal, Salzburgo, estuvo al servicio del arzobispo Hieronymus von Co­lloredo, que no comprendía ni apreciaba su genio, le pagaba miserablemente y no vacilaba en tratarlo como si fuera un lacayo más.

EXPERIENCIA EN PARIS

En 1777 se dirigió con su madre a París y luego en Mannheim se enamoró de la cantante Aloysia Weber, a la que debió dejar por imposición de su familia, para continuar con su gira musical. Cuando regresó a buscarla, luego de la muerte de su madre, en julio de 1778, Aloysia le dijo que durante su ausencia su amor se había enfriado. Volvió a Salz­burgo, a su antiguo cargo con el arzobispo, hasta el momento en que después de la muerte de la emperatriz María Teresa y luego de una fuerte disputa con el arzobispo, renunció a su cargo.


Retrato de la familia de Mozart hacia 1870. Obra de Johann Nepomuk Della Croce. De izquierda a derecha Nannerl, Wolfgang y Leopold. El retrato de la pared es de Anna María, la madre de Mozart, que falleció en 1778.

Se trasladó a Viena, donde no pudo triunfar debido a los obs­táculos que le puso a su obra Antonio Salieri, otro de los mú­sicos que triunfaban en la corte. En este tiempo se casó con Constanze Weber, hermana de Aloysia, el 4 de agosto de 1782.

Cuando compuso "Las bodas de Fígaro", pensó que el éxito había llegado en forma absoluta a su vida, pero Salieri se encargó de que el estreno de la obra, que fue aplaudido y vitoreado, se olvidara pronto, al poner en escena otra ópera de su propia autoría. Le nozze di Figaro fue compuesta entre 1785 y 1786 y estrenada en Viena el 1 de mayo de 1786 bajo la dirección del mismo compositor.

La Sinfonía n.º 38 de Mozart es conocida como "Praga" porque la primera ejecución pública tuvo lugar en Praga el 19 de enero de 1787 en el Teatro de la Ópera de Praga, en una sala abarrotada y con la calurosa acogida que Mozart obtenía siempre de los praguenses. La sinfonía supone un avance enorme en la técnica de Mozart y anticipa a Beethoven. Es la primera sinfonía romántica de la historia. Mozart pasa del clasicismo al romanticismo con esta genial composición.

Mozart compuso la ópera "Don Juan" que estrenó el 29 de octubre de 1787 en el Teatro Estatal de Praga y conquistó a la ciudad. A pesar de la petición de todos para que permaneciera en esta ciudad, regresó a Viena, quería triunfar allí y en esta ciudad ser aclamado como el mejor. Pero no lo logró. Siguió recibiendo míseros salarios y viviendo pobremente. Cuando ya aparecía como irremediable­mente perdido por la gran cantidad de deudas, enfermedad y soledad, un empresario de un teatro, Emanuel Schikaneder, le pidió que escribiera una ópera alemana, "La flauta mágica". Mientras Mozart trabajaba en esta obra, un extranjero se acercó a él para ofrecerle una gran cantidad de dinero a cambio de que escri­biera un réquiem.

Después del estreno de "La flauta mágica" en el Freihaus-Theater auf der Wieden de Viena, el 30 de septiembre de 1791 bajo la dirección de Mozart, se entregó a escribir este réquiem, que desde el comienzo lo vinculó con su propia muerte. El 4 de diciembre pidió que lo sentaran en la cama, la que no abando­naba desde hacía tiempo. Llamó a sus amigos y les entregó el manuscrito del Lacrymosa de su réquiem para que lo cantaran con él.

Esa misma noche recibió la extremaunción y después de despedirse de su familia, falleció. Era el 5 de diciembre de 1791. Fue enterrado en el cementerio de San Marcos, en un día lluvioso y frío y con un funeral de tercera clase. Su mujer, agobiada por el dolor, no fue capaz de acompa­ñarlo hasta su última morada, donde fue depositado en una fosa común. Años más tarde, cuando Constanze fue a San Marcos, no pudo encontrar el lugar donde había sido enterrado su marido.

Monumento de Mozart
Monumento de Wolfgang Amadeus Mozart en el jardín de Burggarten en Viena, Austria.

SU MUSICA

El Réquiem, K. 626, la última obra de Mozart, fue encargada por un rico noble, el conde Walsegg, en julio de 1791. Pero Mozart estaba muy ocupado con La Clemenza di Tito y La flauta mágica, y hasta el otoño hizo pocos progresos en la obra, que quedó inacabada a su muerte y fue completada por su alumno y colaborador Franz Xaver Süssmayr (1766-1803), quien añadió algunas partes instrumentales al borrador de Mozart y compuso el Sanctus, el Benedictus y el Agnus Dei, en parte repitiendo la música que éste había compuesto para una sección anterior. El estreno de la obra completa, La Misa de Réquiem en re menor, K. 626, se produjo póstumamente, en Viena el 2 de enero de 1793, en un concierto en beneficio de la viuda del músico austríaco.

Aparte de las obras ya nom­bradas, sobresalen la ópera El rapto en el Serrallo, opera estrenada en Austria el 16 de julio de 1782; la Sinfonía N° 39, en Mi Bemol Mayor; la Sinfonía N° 40 en Sol Menor, terminada el 25 de julio de 1788; la Sinfonía N° 41, en Do Mayor, Júpiter; Conciertos en Re Menor, Kegel 466; en Do Menor Kegel 491; La Mayor Kegel 488; Concierto N° 5, en La Mayor Kegel 219; Sonata en La Mayor Kegel 331; Fantasía y Sonata en Do Menor Kegel 475 y 457 y Sonata en Re Mayor Kegel 448 para dos pianos.

Referencias:
Grout, D. J y Palisca, C. (1996). Historia de la música occidental, 2. Alianza Editorial.
Wolfgang Amadeus Mozart. (s.f.). Icarito, (35), 13-14.