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Juegos de naipes: El tarot

Juegos de naipes: El tarot

Cuando se hace referencia al juego del tarot, difícilmente se puede limitar a usar el singular, ya que este juego contiene gran cantidad de reglas y opciones diferentes. Contrario a todos los demás juegos de naipes cuya práctica es corriente, el tarot no hace uso de una baraja compuesta por los cuatro palos habituales (tréboles, corazones, diamantes y espadas), sino que utiliza una modalidad, mucho más cercana a la baraja española de cartas de bastos, copas, espadas y oros. Asimismo, en lugar de presentar 13 cartas en cada palo, tiene 14, entre las que se encuentran las cuatro figuras: la sota, el caballo, la reina y el rey.

En las últimas décadas del siglo XX, el tarot volvió a estar en boga en Occidente. No se utiliza la baraja tradicional, sino otra compuesta con los palos de la baraja europea, de 14 cartas, y 22 tarots, las cuales, numeradas del 0 al 21, sirven para hacer las bazas. De los 22 tarots, hay tres (las puntas) que tienen un valor especial: el 1, el 21 y el 0, denominadas respectivamente el cubiletero, el mundo y el loco. El cubiletero posee una particular significación: al jugador que lo lleve y consiga mantenerlo hasta la última baza le corresponden 10 puntos por cada adversario. El orden de las cartas sitúa al rey en la cumbre de la jerarquía y el as en último lugar.

Tarot

Cada carta tiene su puntuación y, naturalmente, lo que cuenta en el juego no es tanto el número de bazas realizadas sino el total de puntos que sumen.

El cubiletero, el mundo y el loco valen 5 puntos, igual que el rey; la reina, 4; el caballo, 3; la sota, 2, y las demás cartas, 1/2 punto. En el recuento, se juntan las cartas de dos en dos y sólo se cuenta la mayor. Una partida de tarot se compone de las seis fases siguientes: el reparto de cartas y las apuestas, a la que siguen el aumento de las apuestas, el descarte, los anuncios, las jugadas y, finalmente, como colofón de la partida, el recuento de las ganancias que haya obtenido cada jugador.

Las diversas etapas del juego

El que da, reparte las cartas de tres en tres. En la distribución, aparta seis cartas para hacer el resto. Entonces comienzan las apuestas, cuya finalidad consiste en determinar qué jugador, conducirá la partida. Este ganará si consigue cumplir lo convenido. Para ganar hay que formar, como mínimo, una de las combinaciones siguientes: las tres cartas especiales y 36 puntos, dos de ellas y 41 puntos, una y 51 puntos o ninguna y 56 puntos. El contrato se establece mediante un turno de palabra. Se puede “pasar”, es decir, no comprometerse a nada, o “entrar”.

Franceses jugando al tarot

Franceses jugando al tarot en el mercado de pulgas de Saint-Ouen, cerca de París. El tarot se practica generalmente con cuatro jugadores, aunque existen variantes desde dos hasta ocho jugadores.

Comprometerse a “una pequeña” constituye un contrato débil: pocos riesgos y pocos puntos. Un jugador puede querer el capote pequeño o el grande. En el primer caso, se compromete a hacer todas las bazas menos dos; en el segundo, todas. Existen aún otros tres tipos de arreglos entre los capotes y la subasta débil: si un jugador puja, aumenta la apuesta manteniendo las mismas condiciones; si hace un relance, la apuesta es mayor que la procedente, y si hace un relance sin descarte, el jugador dice que no recurrirá a las cartas del resto.

El tarot no favorece al jugador que desde el principio lleva un mal juego. En efecto, cuantas menos puntas tenga, mayor es la puntuación exigida. A diferencia del bridge, lo que importa no es el número de bazas conseguidas, sino que lo que logra cumplir con lo convenido son los puntos contenidos en ellas. Únicamente las figuras y las puntas proporcionan esos puntos.

Las cartas de tarot más antiguas

Las cartas de tarot más antiguas que sobreviven son las del llamado Tarot Cary-Yale, creado en 1442-1447 por un pintor anónimo para los Visconti-Sforza, familia dominante de Milán. Actualmente se encuentran en la Biblioteca de la Universidad de Yale, EE.UU.

El descarte

El jugador que se ha llevado la subasta, pero que no se ha comprometido a jugar sin descartarse, toma las cartas separadas en el reparto. Las hace ver a sus adversarios y las coloca en su mano. De las cartas que tiene elige las seis que considera menos útiles y las deja en la mesa, boca abajo. Este descarte no debe contener ni puntas ni reyes. La puntuación de esas cartas se sumará al total, al finalizar ya la partida.

La compra

Una vez que aquel jugador se ha descartado, tiene la posibilidad de comprar una carta que pertenezca a uno de sus oponentes; carta que no debe ser ninguna especial. El poseedor de la carta está obligado a realizar la transacción, a cambio de 10 puntos y una carta que le dará quien pidió la suya.

Los anuncios

Después del descarte y la eventual compra, acciones que efectúa el subastador, los jugadores pueden decir si en el juego que tienen poseen o no una configuración susceptible de su valor en puntos. Las combinaciones a las que corresponden los puntos por parte de cada uno de los adversarios, son: puñada, compuesta de 13 cartas especiales, vale 10 puntos; doble puñada, de 15 y 20 puntos; triple puñada, con las 22 especiales, 30 puntos; sin especiales 10 puntos; miseria, sin figuras ni puntas, 10 puntos; y por último, miseria dorada, que asocia miseria y puñada, 20 puntos. Cada jugador debe mostrar la combinación que anuncia. En contrapartida a todo esto, los anuncios no tienen carácter obligatorio.

Pintura “Jugadores de Tarocchi”

Pintura “Jugadores de Tarocchi” (Tarot). La primera mención que se tiene de este juego data de 1392 al indicarse en la contabilidad de la corte de Carlos VI de Francia el encargo de un juego para distraer al rey.

Desarrollo del juego

Juega la primera carta el vecino de la derecha del que ha hecho la subasta. Los demás están obligados a seguir esa carta. Por ejemplo, si se trata de una espada, deberán echar espadas, y, si pueden, una que valga más que la precedente. En las bazas siguientes pueden jugar al mismo palo, o a otro en el caso de que el jugador al que le toque no tenga ni tarot ni el palo solicitado.

Cuando se han hecho las 24 bazas, el que ha subastado cuenta los puntos que tiene. Si alcanza o sobrepasa los puntos correspondientes recoge todo lo apostado y los puntos que le son debidos: la diferencia entre los puntos que ha logrado en sus bazas y los que se habían establecido.

El tarot esotérico

La primera evidencia histórica que se encuentra sobre las cartas del tarot empleándose para la cartomancia, proviene de un manuscrito anónimo redactado alrededor de 1750, en el cual se documentan diversos significados adivinatorios para las cartas boloñesas. Su popularización, sin embargo, comenzó en París en la década de 1780, cuando Jean-Baptiste Alliette, utilizaba el Tarot de Marsella para la adivinación.

lectura del tarot

La lectura del tarot se enmarca en la creencia de que las cartas pueden ser usadas para comprender situaciones actuales y futuras de la persona consultante.

REFERENCIA:
BERLOQUIN, P. (2000). Enciclopedia temática “La clave del saber”. Editorial Printer Colombiana.
 

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