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Los hombres del Impresionismo

Los franceses -Ravel y Debussy- suscitaron es­cándalos con su música y fueron llamados "irreverentes", por los críticos musicales que rechaza­ban el poco apego a las formas tradicionales. Pero ambos han pasado a la posteridad como los impulsores de las técnicas mo­dernas en el campo musical. Sus vidas fueron también agitadas, muestra inequívoca del genio que en ellos vivía y que los impulsaba hacia formas revolucionarias. Igualmente innovador, aunque de vida reposada en su época creativa, fue el inglés Frederick Delius.

Preludio a la siesta de un fauno 
Portada del programa de "Preludio a la siesta de un fauno", obra de Debussy, inspirada en un poema de Stéphane Mallarme.

La obra y las características musicales de estos músicos apa­recen en las páginas de toda enciclopedia o libro de música contemporánea. Un poco más difícil resulta conocer detalles de sus vidas, las que, no obstante, son determinantes en sus obras.

CLAUDE DEBUSSY (1862-1918)

Nació el 22 de agosto de 1862 en Saint-Germain-en-Laye (Francia). Debussy ingresó al Conserva­torio de París a los 11 años. Allí, con seguridad y gran inquietud, el músico empezó a dar muestras de su disconformidad con los moldes tradicionales, exaspe­rando a los académicos más ortodoxos. Sin embargo, sus do­tes fueron detectadas por los maestros más progresistas, que lo alentaron y premiaron durante los once años que permaneció en el Conservatorio.

Vida en sociedad

 
Debussy fue el iniciador y máximo representante del llamado impresionismo musical, sus innovaciones armónicas abrieron el camino a las nuevas tendencias musicales del siglo XX.

Durante tres años -en la época veraniega- Debussy participó en las tertulias musicales de la dama Nadezhda Filaretovna von Meck, con la que convivió en calidad de acompañante y maestro de sus hijas, tanto en Francia como en Italia y Austria. Esta dama, que había jugado durante muchos años el papel de mecenas de Tchaikovsky, promovió a Debussy en los círculos sociales de Europa. Pero el músico aban­donó muy pronto esta protección para buscar el aliento y apoyo del matrimonio Vasnier, en cuyas tertulias participó durante casi una década. El apego de Debussy a esta familia se derivaba de un declarado amor hacia Madame Vasnier, a la que acompañaba con su piano cuando ésta canta­ba. Sin embargo, el romance siempre se mantuvo en un límite tolerable y se desvaneció irremediablemente después de que en 1884 Claude fue galardonado con el Premio de Roma, por su obra L'Enfant prodigue. El pre­mio significaba, entre otras co­sas, la residencia obligada, du­rante 3 años, en la Villa Medici. Y, aunque Debussy no quería sepa­rarse de Madame Vasnier, ella y su marido lo convencieron de que era indispensable para su forma­ción musical.

De regreso a París en 1887, Debussy comenzó a frecuentar en los cafés a los pintores Manet y Renoir y al poeta Stéphane Mallarmé, impresionistas y simbo­lista respectivamente, y con ellos discutía y estructuró la estética de los nuevos movimientos. El excéntrico músico Erik Satie también influyó en la vida de Debussy. En 1905 casó en segundas nupcias con Emma Bardac, quien a su vez debió divorciarse de un acaudalado banquero.

El más bullado de los escán­dalos profesionales que afectó a Debussy fue su pelea con Maurice Maeterlinck, autor del drama Pelleas y Mélisande, sobre cuyo texto el músico escribió una ópera. Maeterlinck, al compren­der que su esposa Georgette Leblanc no sería la intérprete principal de la ópera, desautorizó al músico, intentó desprestigiarlo e hizo saber a todo el mundo que la ópera no contaba con su patrocinio. Pero el escándalo sólo sirvió para motivar a algunos críticos acerbos del músico, y para dar publicidad a la obra, que se estrenó el 30 de abril de 1902 con record de asistencia y representaciones que se repitieron durante la tempo­rada del año siguiente. Debussy murió el 25 de marzo de 1918.

FREDERICK DELIUS (1862-1934)


Pintura de Ernest Procter del compositor Frederick Delius, en exhibición en la exposición de Alexandra Loske de artefactos Delius en el Royal Albert Hal.

Delius, al igual que De­bussy, tenía desde su infan­cia trazado un destino que lo apartaba de la música: su padre deseaba que fuera como él, un comerciante en lana. El 29 de enero de 1862 nace en Bradford en West Yorkshire, en el Norte de Inglaterra. Hasta los 22 años, y a pesar de su vocación musical, Delius siguió los consejos paternos y estudió negocios. A esa edad, atraído por lecturas que hablaban de Florida, obtuvo de su padre la autorización para viajar a Amé­rica y el regalo de un predio plantado de naranjas para que cultivara y pudiera sobrevivir.

En Florida el músico -hasta entonces aficionado- se dedicó por completo al violín que había llevado consigo y, luego, a un piano que adquirió en la zona, dejando que los plantíos de naranjas se pudrieran. Entretanto, recibía lecciones de armonía y contrapunto de parte de Thomas F. Ward, un organista de Brooklyn al que convenció para que le acompañara en Florida. En 1886 volvió a Europa e ingresó al Conservatorio de Leipzig.

En 1887, Eduardo Grieg es­cuchó la suite Florida, compuesta por Delius y quedó tan gratamente impresionado que intercedió por él ante el padre del músico, logrando que le fijara una renta mensual que le permitiera seguir estudiando y componiendo. Durante 8 años vivió en el Barrio Latino de París, época en la que compuso tres óperas, varias canciones, una obra para violín y orquesta y muchas piezas de cámara.

Casado con Jelka Rosen, mujer culta y excelente pintora, Delius se retiró a vivir en la pequeña ciudad francesa de Grez-sur-Loing, consagrando desde en­tonces todo su esfuerzo a la música y llevando una vida de ermitaño. Es en esta época en que nace el gran músico, aunque el conocimiento público no le otorgaba un lugar de mere­cimiento debido a su aislamiento. Durante la Primera Guerra Mun­dial vivió brevemente en Londres, pero más tarde volvió a su refugio francés.

Algunos de sus amigos se dedicaron a promover su obra en Inglaterra y Alemania y en 1929, entre el 12 de octubre y el 1 de noviembre, se realizó en Ingla­terra una serie de conciertos dedicados a su música. Fue un festival al que Delius acudió en silla de ruedas y totalmente cie­go, pero del que disfrutó plena­mente con la satisfacción del éxito que nunca antes había sa­boreado. Murió paralítico y medio ciego el 10 de junio de 1934.

MAURICE RAVEL (1875-1937)

 
Maurice Ravel murió si entender por qué su obra Bolero le dio tanta fama y fortuna.

Ravel nació el 7 de marzo de 1875, cuatro días después del frío estreno de Carmen de Bizet, en Ciboure, Francia. Ravel estuvo en el centro de varios escándalos artísticos que, sin embargo, no opacaron su genio ni su obra. El primero de ellos fue detonado por sus ami­gos, en 1905, después de que fracasó el cuarto intento del mú­sico por obtener el Premio de Roma. Los reclamos, encabeza­dos por el escritor Romain Rolland, quedaron plasmados en periódicos y folletos y el tono acalorado de la discusión rebasó el medio artístico elevándose al ámbito nacional y obligando a renunciar al director del Con­servatorio de París, Theodore Dubois.

Obra polemica

Antes de que los ecos de esta polémica se apagaran por com­pleto, en 1907, la obra de Ravel "Historias naturales", desató la furia de sus detractores que le acusaron de ser un plagiador de Debussy. Sus amigos, sin em­bargo, demostraron pública­mente que aunque la temática de ambos autores era parecida, los estilos diferían claramente: a la virilidad y firmeza de Ravel se oponía el cuidadoso refinamiento de Debussy; a su intelectualismo, la sensualidad de su antecesor; a las estructuras amorfas de De­bussy la simetría y el orden clásico de Ravel.

Las polémicas en torno a su obra y su talento, lejos de opa­carlo lo exaltaron y a los 32 años era ya la figura predominante en la Francia contemporánea. A diferencia de otros compositores, Ravel fue encaminado por la senda de la música desde su infancia y sus estudios parti­culares primero, y los del con­servatorio más tarde, dieron fru­tos a muy temprana edad. En 1899, a los 24 años, nació su primera obra famosa: "Pavane pour une infante défunte".

El bolero

La obra por la cual Ravel es conocido mundialmente es su "Bolero" que fue escrito en 1928 para ser interpretado por la bai­larina Ida Rubinstein. De in­mediato la música arrasó con el público europeo y más tarde fulminó a los norteamericanos que la convirtieron en "su manía". Todas las grandes orquestas norteamericanas lo incluyeron en su repertorio. Salieron 6 grabaciones distintas simultáneamente. Se hicieron adaptaciones para jazz y para distintas combinaciones de ins­trumentos. La radio se apoderó de él. Las revistas musicales y los cabarets utilizaron la música y hasta una compañía cinemato­gráfica le pagó fabulosamente por los derechos para representar el tema. Maurice Ravel murió el 28 de diciembre de 1937, a los 62 años y en estado de coma tras una intervención quirúrgica urgente debida a los síntomas de una enfermedad neurológica, en París sin haber podido com­prender nunca por qué se le pagó tan generosamente por el uso de su música y de una palabra, bolero, que al fin y al cabo era del dominio público.

Referencia:
Los hombres del impresionismo. (s.f.). Icarito, (35), 27-29.