Imperio acadio

Categoría: Edad Antigua

Imperio acadio

Entre los años 2600 y 2000 a.C., los sumerios empezaron a perder poder y territorio como consecuencia del empuje del reino acádico, fundado por el rey Sargón I “el Grande”. El imperio creado por Sargón, considerado el primero de la historia, se extendía desde Elam (al suroeste del actual Irán) hasta el mar Mediterráneo, e incluía la región de los ríos Tigris y Éufrates, parte de las modernas Irán y Siria, y posiblemente algunas zonas de la actual Turquía. Su capital fue Akkad, conocida también como Agadé.

Ascenso, hegemonía y caída

La denominación de “acadios” introducida por los historiadores modernos, proviene de la ciudad de Akkad, centro del imperio creado por el rey Sargón, “Señor de las cuatro partes del mundo”, que llevó a la primacía política y cultural a las poblaciones semíticas que hasta entonces habían permanecido a la sombra de la cultura sumeria.

Máscara de Sargón I

Las representaciones que se hacen de Sargón I, se deben a una máscara fundida en bronce, encontrada en el templo de Ishtar, de la antigua ciudad de Nínive, cerca de la actual Mosul (Irak), que data del año 2250 a.C. Algunos investigadores aseguran que se trata de un molde del rostro de Sargón I, mientras otros suponen que pertenece a su nieto Naram-Sin.

Se cree que los primeros acadios eran nómadas semitas, pueblos originarios de la península Arábiga, que comenzaron a desplazarse hacia el Creciente Fértil coincidiendo con la prosperidad de las primeras ciudades estado mesopotámicas.

Durante el período protodinástico II y III (2750-2600 y 2600-2350 a.C., respectivamente) fueron habituales las guerras de frontera entre las dos civilizaciones, la sumeria y la acadia, en un intento de construir hegemonías regionales a imagen y semejanza de los vastos dominios conseguidos por el rey de Uruk, Lugalzagesi, quien llegó a someter a las poblaciones de Ur, Umma, Nippur y Lagash.

Carro de guerra acadio

Los sumerios, acostumbrados a la lucha cuerpo a cuerpo con espadas, lanzas y escudos, no consiguieron hacer frente a los poderosos arcos de los semitas, que además estaban mejor entrenados y tenían mejores carros de batalla.

La figura de Sargón de Akkad, también llamado el Grande, se convirtió en legendaria tras conseguir derrotar a Lugalzagesi, quien pasó a la historia como el último rey de los sumerios. Fue así como se inició la dominación de la dinastía de Akkad sobre los sumerios, y en poco tiempo Sargón logró conquistar toda la región del Tigris. El rey acadio reunió bajo su dominio la Mesopotamia meridional y fundó (hacia el año 2350 a.C.) el primer imperio del que haya quedado memoria escrita en la historia. La fusión entre la civilización acadia, de origen semita, y la sumeria dio lugar a un vasto reino que además de Mesopotamia incluía una parte de Irán y Siria, y que con el tiempo sería la cuna de la civilización babilonia.

Restos de la ciudad de Marad

Restos de la ciudad de Marad, incorporada al Imperio acadio después de su conquista por el emperador Sargón.

Tras haber consolidado sus dominios, Sargón impuso la lengua acadia, de origen semítico y de escritura cuneiforme, no solo en su reino sino también entre las poblaciones conquistadas. A Sargón le sucedió su nieto Naram­-Sin, que conservó el título de “Señor de las cuatro partes del mundo” como muestra de la dimensión internacional de la hegemonía acadia. Naram-Sin continuó la política expansionista de su abuelo, y llegó a destruir el poderoso reino de Ebla.

La dinastía sargónida duró cuatro generaciones, y constituyó el primer ejemplo de un imperio organizado con una burocracia centralizada. Pero la amplitud del reino fue a su vez la causa de su fragilidad: los dominios se vieron expuestos a las invasiones desde diferentes frentes. Los amorreos, los elamitas y, sobre todo, los guri, un pueblo nómada de las montañas iranís, consiguieron derrotar a los acadios.

Relieve de Naram-Sim

Relieve de Naram-Sim, conmemora la victoria del monarca acadio contra el pueblo de los lullubi de los montes Zagros.

Referencia:
Emse Edapp, S.L. (2016). El Antiguo Egipto y las Primeras Civilizaciones. Bonalletra Alcompás.