Juegos de mesa: El mancala

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El mancala

El mancala forma parte de los juegos más extendidos en el mundo, aunque, paradójicamente, es muy poco conocido en Occidente, donde no dejaron de causar sorpresa, en su momento, los descubrimientos de prácticas en las que entraban componentes matemáticos que se dirían propios de civilizaciones mucho más evolucionadas que aquellas en que nacieron.

El mancala se juega en toda África y también en Asia Central y del Sur. Más aún, es el único juego de cálculo popular que hay en África. Cuenta con no menos de mil variedades y se divide en dos grandes categorías: el wari y el solo. El primero se practica en el norte de África, el segundo en el sur. A menudo adopta otros nombres, extraídos de las lenguas vernáculas. Los lingüistas han señalado que muchas veces esos nombres corresponden al árbol cuyas semillas sirven de fichas.

A pesar de la infinita variedad de reglas, el mancala obedece a unos principios básicos sencillos. El material es rudimentario: unos cuantos agujeros y semillas. A modo de semillas, sirven también granos de café, canicas, etc.

En África, los agujeros se hacen en un tablón de madera, o en hoyos de tierra
En África, los agujeros se hacen en un tablón de madera, o en hoyos de tierra, pero también se pueden trazar círculos en un papel para que cumplan la misma función que los agujeros.

El awelé

Las reglas del awelé, que forma parte de los wari, permitirán comprender claramente el funcionamiento del mancala. El tablero está constituido por dos filas con seis agujeros cada una. Cada jugador tiene una fila, la norte o la sur. Se juega con 48 peones. Para iniciar el juego, se colocan cuatro en cada caja. Cuando le llega el turno, un jugador toma las piezas de una casilla suya y las echa de una en una en las casillas siguientes, en sentido inverso a las agujas del reloj. Si el último peón de un hoyo cae en uno del adversario que tenga una o dos fichas, el jugador las coge, y también la suya.

Asimismo, recoge el contenido de las casillas precedentes, en el caso de que contengan el mismo número de fichas (dos o tres al final de su tirada). Las casillas de las que se recogen los granos deben estar seguidas. Todos los peones recogidos lo son definitivamente y constituyen las ganancias del jugador. Gana el juego aquel que haya conseguido recoger, antes que todos los demás, más de la mitad de las fichas.

mancala
Durante los últimos siglos fue el pueblo árabe quien difundió, a lo largo de las vías de comercio, el antiguo juego del awelé dándole el nombre de mancala.

La regla de la generosidad

Un jugador debe dar a su adversario, durante el tiempo que sea posible, los medios para continuar el juego, proporcionándole una parte de sus propios peones. A esta regla se le llama «dar de comer». El jugador que la infringe, manteniendo todas las fichas de su lado, es gravemente penalizado: el contrincante recoge para él todos los peones del tablero y gana.

Esta obligación de generosidad es una de las características más sorprendentes del mancala, pero no la única. La aparente rusticidad del juego esconde un gran refinamiento de raciocinio y de estrategia. La previsión de las subsiguientes jugadas, es extremadamente difícil, ya que cualquiera modifica el contenido de las casillas siguientes y, por tanto, el panorama del tablero. El contenido de las casillas no se controla fácilmente; algunas se llenan a menudo, mientras que otras se vacían. El abanico de situaciones y de posibilidades de respuesta es muy amplio, lo que da gran interés al juego.

Juego de Oware
Juego de Oware, se le denomina en África occidental. En la imagen mujeres de Costa de Marfil con un tablero de oware.

En el mancala no se juega dinero. Se trata de una diversión noble que incluso puede revestir un carácter sagrado: en ciertas tribus africanas no puede jugarse de una manera permanente; la noche se reserva a los juegos de los dioses y «cualquiera que lo tocara después de la puesta del Sol moriría inmediatamente». Se exceptúa el momento en que muere el rey y hay dos pretendientes nuevos al trono. En ese caso, éstos se encierran en una habitación, con testigos, y juegan durante toda la noche. Cuando el Sol se levanta, el ganador elegido por los dioses se convierte en rey.

En Surinam, durante el día que precede al entierro de un difunto, sus parientes juegan al wari para proteger su alma, aún no arrebatada. Cuando llega la noche, cesa el juego, con el fin de que los demonios no la atrapen. Entre los dogon (grupo étnico de la región central de Malí) el juego del walya asegura una posibilidad de control sobre el funcionamiento del mundo, y el desplazamiento de los guijarros en el juego ilustra el del dios creador Amma.

figura elaborada específicamente para este juego en madera

Para jugar al mancala hacen falta pocas cosas. La imagen de arriba muestra una figura elaborada específicamente para este juego en madera. Las conchas de cauri que la acompañan las buscan los aficionados para utilizarlas a modo de peones. Pero este delicado material suele ser sustituido por otros más sencillos y más disponibles. Los jugadores hacen incluso hoyos en la arena o en la tierra y reemplazan las conchas por semillas, que proceden frecuentemente de un arbusto africano denominado «Caeseipine crista». El mancala es el único juego antiguo para el que existen piezas trabajadas, que se transmitían con gran cuidado de generación en generación.

Origen del mancala y sus características

Numerosos etnólogos atribuyen su paternidad a los egipcios o a los árabes. Pero quizá no se pueda ser tan categórico. Las antiguas civilizaciones africanas no utilizaban la escritura y es probable que jugaran al mancala antes que los árabes, aunque no dejaran huellas escritas de ello.

Entre el mancala y otros juegos de cálculo hay una diferencia de estructura. El tablero del mancala se reparte entre los jugadores; cada uno tiene su propio campo, pero los peones son indiferentes. En juegos como las damas o el ajedrez, el tablero es común, pero cada jugador manipula sus propios peones.

Diferencia entre el wari y el solo

El wari se desarrolla en tableros que tienen dos filas de casillas, mientras que en el solo tienen cuatro. Generalmente, las reglas del solo son más complicadas que las del wari. Las tiradas son más complejas y pueden implicar a varias casillas. Por otra parte, algunas de estas casillas poseen funciones y significados particulares. La frontera que separa la zona del wari de la del solo coincide casi exactamente con la frontera lingüística bantú. Los bantúes son recalcitrantes a cualquier juego de cálculo que no sea el solo; sin embargo, los aficionados al wari tienen generalmente una actitud mucho más tolerante.

Nombres que recibe el mancala

En las planicies de Atakora, en Benin, niños y adultos juegan aún hoy al adji-adji, nombre regional del awelé
En las planicies de Atakora, en Benin, niños y adultos juegan aún hoy al adji-adji, nombre regional del awelé.

Son numerosos los calificativos con que se denomina este juego a lo largo y ancho del continente africano. Cerca del desierto de Nubia, se le llama mancala; en el Zaire, mangola; en Guinea, manga; entre los niams-niams, abanga. Los mandingas le dicen mana gbegelé; los baulés, awelé, y en otros sitios se le denomina wuré, mweso, wuri, wuli, lela, walya y también lisoja, igisoro, choro. En el océano Indico, el djonglak, el papandakon, el tchanka, el marany, el daku. En Asia Central, el toguz-xorgol, el tap-urdy.

En otro tiempo, la práctica del mancala estaba reservada exclusivamente a los hombres. Las escasas mujeres que jugaban no podían hacerlo más que entre ellas y siguiendo reglas muy simplificadas. Cuando se daba el caso de que una mujer se convertía en una buena jugadora, los hombres rehusaban jugar con ella, por no correr el riesgo de quedar en ridículo siendo batidos por una mujer. Actualmente, en las sociedades africanas modernas, el mancala se está abandonando progresivamente, en provecho de los juegos occidentales.

El hus

Un juego proximo al wari es el hus, que se practica principalmente en África del Sur y del Este. Hay una variante muy parecida en Zanzibar. Igual que en el wari, el terreno de juego, a veces, es el mismo suelo. De todas formas, hay tableros de madera hechos a mano refinadamente. Las reglas son prácticamente iguales que las del wari, pero se juega a siete manos sobre un tablero que se compone de cuatro filas y 32 casillas.

El hus

Este juego de cuatro filas de agujeros complica el tradicional mancala de dos filas. Las piedras permanecen en el tablero durante toda la partida. Los desplazamientos se efectúan en el sentido de las agujas del reloj. El jugador sólo mueve sus fichas en las filas a él reservadas, pero tiene la posibilidad de capturar las de su adversario, dependiendo del lugar en que estén colocadas las suyas.

REFERENCIA:
BERLOQUIN, P. (2000). Enciclopedia temática “La clave del saber”. Editorial Printer Colombiana.