Parménides (539-480 a.C.)

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Parménides

Natural de Elea, colonia griega del sur de Magna Grecia (Italia). Este pensador convierte en antítesis la contraposición entre Naturaleza y cosas particulares. Establece su dilema entre ser y no ser, pretendiendo que se debe elegir forzosamente uno de los términos de la alternativa.

Escribe un poema sobre la naturaleza, en el que se presenta a sí mismo sentado sobre un carro arrastrado por caballos alados, en busca de la morada de la diosa que guarda la verdad en la casa de la luz, quien lo acoge amablemente y le enumera tres caminos:

El de la verdad: el ser existe y es imposible que no exista, es tan evidente que no necesita demostrarse. El ser tiene por cualidades ser uno, eterno, imperecedero, inmóvil, continuo, homogéneo e indivisible. Los seres particulares son sólo ilusiones y opiniones de los sentidos. Tampoco tienen movimiento, pues no existe distancia entre ellos ni espacio vacío en el cual pudiera realizarse. Así, toda la realidad, tal como la percibe la razón, no es más que un ser único, compacto, finito, limitado e inmóvil.

El del error: El ser no existe y es necesario que no exista.

El de la opinión: El ser existe y no existe a la vez.

Parménides describe una física compuesta por elementos tomados de los pitagóricos. La materia está integrada por dos principios: fuego celeste, de llama tenue, suave, siempre igual a sí misma; y noche oscura, cuerpo denso y pesado (tierra). El universo está constituido por una serie de esferas concéntricas, donde se alternan frías y oscuras, calientes y luminosas. La última, que las envuelve a todas, es sólida, fría y oscura. Debajo de ella está la de las estrellas fijas, caliente y luminosa. En las restantes están colocados los astros, el Sol y la Luna, separados entre sí por la Vía Láctea. En el centro del mundo está la Tierra, esférica, dentro de la cual arde una masa de fuego donde reside la divinidad que lo gobierna todo.

Lo viviente procede de la mezcla de los elementos (tierra y fuego) y de sus cualidades respectivas (frío y calor). Los miembros del cuerpo humano se forman por separado y se unen después. El alma se compone también de tierra y fuego. El fuego es la causa de la vida y la inteligencia. Ésta reside en el pecho, alrededor del corazón. Las sensaciones se producen en virtud de lo semejante, así el elemento cálido conoce lo caliente.

La novedad de Parménides consiste en que coloca frente a frente, en ficticia antítesis irreductible, el ser y el no ser, la unidad y la pluralidad, el conocimiento racional y el sensitivo, la verdad y la opinión, el mundo y las cosas. Aplicando de manera apriorista e implacable el principio de identidad, llega a la negación de toda diversidad cualitativa y cuantitativa, así como de todo movimiento.

Referencia:
Jauregui, B. (2000). Ciencias Sociales y Humanidades. Consultor Estudiantil (Vol 3). ProLibros Ltda.