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La Geografía en la Antigüedad

Desde los primeros siglos de la Edad Antigua, los pueblos egipcio, babilónico, cretense y fenicio registraron en tabletas elaboradas con arcilla sus primeras observaciones acerca de la superficie terrestre. Sus descripciones sobre la forma como estaban suspendidas las estrellas o la manera como estaba sostenido el universo tuvieron un carácter fantástico.

El
El "mapa del mundo" de Babilonia, que se encuentra en el Museo Británico de Londres, es considerado el mapa más antiguo que se conserva. La tableta de arcilla contiene un dibujo y una descripción textual del cosmos babilónico y está orientada hacia el noroeste.

Los griegos

Los griegos inventaron el término geografía (de geos, Tierra; graphos, descripción), cuyo significado literal era escritura acerca de la Tierra. Debido a la pequeña porción del planeta que ellos conocían, no sorprende que quisieran averiguar qué había más lejos. Para ello se basaron en inferencias del mundo conocido. De esta manera, la sabiduría popular griega tomó percepción del ecúmene o mundo habitable.

En ese entonces las actividades más dinámicas eran el comercio, la expansión militar y la guerra. Para realizar estas tareas aumentó el número de hombres que se aventuraban por mar o por tierra para llegar a tierras lejanas. A su regreso contaban relatos sobre los seres misteriosos que imaginaban, dando lugar a epopeyas, mitos y leyendas.

Algunas de estas narraciones han llegado hasta el presente. Así, por ejemplo, Homero, cantor épico por excelencia y quien vivió aproximadamente hacia el 850 a.C., tomó algunos elementos de ese folclor del mundo antiguo y los plasmó para siempre en La odisea. En esta obra se pueden identificar los conceptos que tenían los griegos del Universo que, a semejanza de un plato rodeado por un gran océano, tenía por centro el mar Egeo.

Vista satelital del mar Egeo
Vista satelital del mar Egeo, espacio geográfico del mundo griego. La geografía siempre se ha interesado por la diferenciación del espacio en la superficie terrestre y su relación con el hombre.

Anaximandro de Mileto (611-546 a. C.), elaboró el primer mapa del mundo conocido. Pero su interés por explicar todo lo existente lo llevó a cometer errores en la cartografía. No obstante, su mapa fue un documento indispensable para los viajeros más audaces de la época. Herodoto de Halicarnaso (485-425 a.C.) recorrió los confines del mundo antiguo, con la misión de informar a Pericles sobre los enfrentamientos bélicos entre los griegos y los persas durante las Guerras Médicas. En su obra, que abarca varios volúmenes, pueden encontrarse noticias sobre la organización política y los rasgos de los hombres que poblaban las regiones bárbaras.

El análisis actual de la obra de Heródoto permite deducir que este hombre compiló una nutrida información geográfica de gran valor por su exactitud, de las tierras y gentes que habitaban desde Sudán hasta las estepas de la actual Ucrania y desde el estrecho de Gibraltar hasta la India. Infortunadamente, Heródoto no pudo ir más allá del Mediterráneo occidental porque los pasos para atravesarlo estaban controlados por los cartagineses, y ese hecho político-militar le impidió investigar directamente las áreas bajo esa dominación.

Reconstrucción del mapa de la ecúmene de Heródoto, circa 450 a. C.
Reconstrucción del mapa de la ecúmene de Heródoto, circa 450 a. C.

Los viajes de Heródoto y sus investigaciones sirven para confirmar que el conocimiento geográfico siempre ha constituido un recurso de gran valor estratégico para controlar y manejar el poder político. Durante el periodo de la Grecia clásica continuó el interés por la Tierra como morada del hombre. Muchos sabios hicieron grandes descubrimientos matemáticos que se aplicaron a la astronomía y a la geografía. Un ejemplo claro fueron los trabajos realizados por Eratóstenes, Dicearco, Hiparco y Ptolomeo. Algunos de los conocimientos desarrollados durante el periodo clásico griego se retomaron durante el Renacimiento (siglo XV).

Eratóstenes (siglo III a.C.) calculó con gran exactitud el perímetro terrestre. Para ello utilizó el método de la observación directa, que le permitió establecer las variaciones diarias de la posición cenital del Sol y medir los correspondientes ángulos de sombra y de luz. Dicearco trazó la primera red de meridianos y paralelos. Hiparco (siglo II a.C.) aportó al conocimiento geográfico el trazado de una red de meridianos y paralelos a los que incorporó el concepto de zonas climáticas, aventurándose a afirmar que en algunos lugares de la Tierra las temperaturas deberían ser muy elevadas, mientras que en otras habría frío intenso y que por tanto en estas zonas era poco probable que el hombre habitara de forma permanente.

Hiparco diferenció entre el año sidéreo y el año trópico
Hiparco diferenció entre el año sidéreo y el año trópico y estableció su duración en 365 d 6h 10m y 365 d 5h 55m, respectivamente, con errores de 1 hora y 6 minutos 15 segundos, respectivamente.

Herodoto: Considerado como el “Padre de la historia” este cronista griego nació en el seno de una ilustre familia de Halicarnaso que se vio obligada a exiliarse en Samos por oponerse al tirano Ligdamis, quien era a su vez vasallo de los persas. Luego de regresar a su tierra natal, en donde participó en la expulsión de Ligdamis, Herodoto emprendió una serie de grandes y ambiciosos viajes que lo llevaron a Asia, África y Europa.

Hacia 446 a.C. se estableció en Atenas, en donde trabó amistad con personalidades de la talla de Pericles y Sófocles. La muerte lo sorprendió en Turios, 26 años después, sin haber terminado su obra. Respecto a esta última, compilada en nueve libros bajo el nombre de “Historias”, a partir del siglo I a.C., es considerada como la fuente principal para el estudio de las Guerras Médicas, así como de otros tantos episodios trascendentales del mundo antiguo.

El valor de la obra de Herodoto reside fundamentalmente en su imparcialidad y en un esfuerzo investigativo como pocos, producto sin duda de su insaciable curiosidad de griego, ávido de comprenderlo todo, la cual estuvo acompañada de un auténtico interés por los asuntos humanos.

La escuela de Alejandría

Claudio Ptolomeo de Alejandría
Claudio Ptolomeo de Alejandría. La visión de Ptolomeo, del mundo conocido, estaba sesgada; pero en el siglo XVI su libro Geografía tuvo tanta aceptación que fue por mucho tiempo la obra principal en la materia.

Claudio Ptolomeo de Alejandría (90-168 d.C.) fue sin duda uno de los astrónomos y geógrafos más destacados de la Antigüedad. Hoy se conoce la evolución del pensamiento geográfico de la Antigüedad, debido a sus manuscritos. Dentro de los trabajos realizados por Ptolomeo se encuentra la obra titulada Guía de geografía, en ocho volúmenes acompañados por un mapa del mundo y veintiséis mapas regionales. Estos manuscritos, originalmente en lengua griega, fueron copiados muchas veces. Una de las copias fue llevada por los árabes, en los albores del siglo XV, desde la capital del Imperio bizantino, Constantinopla, hasta Florencia.

La obra de Ptolomeo fue traducida al latín por Jacobo d'Angelo hacia 1409; en los doscientos años siguientes se hicieron múltiples copias con títulos como Cosmografía o Geografía. Es muy probable que los manuscritos originales hayan sufrido alteraciones a manos de los escribanos, pues hacia 1513 Martín Waldseemuller, quien revisó y preparó la edición de Estrasburgo, anotó las inconsistencias entre el texto original y los mapas.

Esquema del mapamundi diseñado por Claudio Ptolomeo
Esquema del mapamundi diseñado por Claudio Ptolomeo

Sin embargo, los navegantes renacentistas admiraron la obra de Ptolomeo y la declararon como documento fundamental. Dada la difusión de la obra, los historiadores consideran probable que Cristóbal Colón haya recibido su influencia, ya que los mapas del antiguo cartógrafo de Alejandría representaban en forma exagerada la masa continental de Eurasia y, por tanto, obligaba a pensar a Colón que si navegaba hacia el Occidente llegaría a Asia.

Ptolomeo también diseñó un trazado de los meridianos y paralelos, a la vez que ubicó cerca de ochocientos lugares sobre el mapa; pero, dada la escasez de cálculos matemáticos propia de la época, la ubicación de estos lugares es inexacta. También a Ptolomeo le cabe la gloria de haber diseñado una proyección cónica en la que representó, sobre un plano, una sección curva de la superficie terrestre.

A Ptolomeo se debe, además, la teoría geocéntrica del Universo, en la que se afirma que la Tierra es una esfera inmóvil y a su alrededor giran el Sol, la Luna y las estrellas en órbitas separadas. Los manuscritos de Ptolomeo se olvidaron como consecuencia de la decadencia de Grecia y el ascenso de Roma al poder, pues hay que recordar que el pueblo romano era eminentemente práctico y desarrolló sus mapas, a la manera de rutas, para facilitar su expansión y dominación. No obstante, algunos viajeros al servicio del Estado, como Plinio, hicieron excelentes anotaciones de carácter geográfico.

La doctrina de Ptolomeo sostenía que la Tierra está exactamente en el centro del universo
La doctrina de Ptolomeo sostenía que la Tierra está exactamente en el centro del universo como un punto geométrico, así que el horizonte biseca el ecuador y la eclíptica en dos partes iguales.

El último geógrafo de la Antigüedad fue Estrabón (64 a. C.-21 d. C.) y aunque vivió antes que Ptolomeo, su obra, condensada en 17 volúmenes escritos en griego, sólo se conoció en el siglo XVI. La importancia de Estrabón radica en la descripción de los lugares y pueblos que se extendían desde Armenia hasta el mar Tirreno y desde el mar Negro hasta Etiopía. El trabajo de Estrabón, que presenta una descripción detallada de los aspectos físicos y de las características humanas y económicas, confirma que desde la Edad Antigua la geografía se podía concebir desde dos perspectivas distintas: una de índole matemática y la otra de carácter descriptivo regional.

Referencia:
Baquero, C. (2006). Geografía. Enciclopedia Temática Ilustrada Explorer. Grupo Editorial Norma.